martes, 3 de enero de 2012

El fuego del cielo, César Vidal

 Desconocía sobre el milagro de la lluvia, o sobre el fenómeno del Rayo, como lo llamaron los legionarios de la XII Legio Fulminata. Sucedió durante el imperio de Marco Aurelio, en el 174 d.C., en algún punto de Panonia. La Legio, durante la persecución de los cuados y marcomanos, sufrió de una grave escasez de agua y de un agotamiento terrible dado las temperaturas altas de la zona. Esto fue aprovechado por los cuados quienes emboscaron y mantuvieron hostigamiento contra los romanos. La situación auguraba la aniquilación de la Legio XII, al punto que, en la desesperación, se rogó a los dioses por ayuda en ceremonia ritual. De pronto cayó el ignis ex caelis, el fuego del cielo que destruyó el ataque de los cuados con mucha lluvia e inundación y por supuesto, con rayos. La Legio XII pasó a llamarse Fulminata a partir de entonces.

A partir de ese hecho, Marco Aurelio, emperador-filósofo además, tuvo a bien informarse a fondo sobre los ritos propiciatorios que se llevaron a cabo, y dio con dos versiones: la del rito llevado a cabo por el sacerdote egipcio Arnuphis, quien iba con las cohortes (según lo afirma el historiador Casio Dión), y los rezos de legionarios cristianos que estaban en primera fila. Las pesquisas impresionaron a Marco Aurelio y suavizaron sus posiciones en cuanto a la persecución cristiana, lo que demuestra que sí tuvo cierta inclinación a creer en la intervención del dios cristiano en el fenómeno que fue aceptado como milagro.

No obstante, la religión romana también dio su versión gracias a la cual el milagro fue invocado por Juliano el Teurgo, hijo de un famoso mago (Juliano el Caldeo) quien se sumó a las invocaciones de soldados romanos a Júpiter Tonante.
 Este hecho quedó registrado en la Columna de Marco Aurelio (erigida en el 180 d.C.), que sigue en pie en Roma, cosa que la tradición cristiana es muy parca en reconocer, tal vez porque estuvo implicada la participación de un sacerdote de Isis que pueda disputarle preponderancia, aunque el santoral católico señala a San Lucio como el auténtico gestor del rayo. De todas formas, en la columna, la imagen que representa el milagro es la del dios romano Júpiter pluvius.
En la imagen se puede ver a Júpiter pluvius extendiendo los brazos y provocando la destrucción de los cuados y sarmatas. Esquina inferior derecha.

¿Y el libro de César Vidal? Pues le agradezco al autor traerme este dato interesantísimo. No puedo decir que la novela sea recomendable más por esto, y lo afirmo desde la opinión de un lector que ya ha trasegado información sobre la vida cotidiana de Roma, y por ese mismo hecho no me sorprende. Su lectura es sumamente fácil y a veces pareciera que quiere impresionar con datos sobreentendidos encarnados en sus personajes principales. Una larga presentación de los personajes aminora la intensidad que pudo tener, además, el recurso de que los partos hagan prisioneros a legionarios ya ha sido más que utilizado y expresado mejor en la novela de Manfredi, El imperio de los dragones... sin embargo puede ser de mucha ayuda para quienes entran por primera vez al mundo de la novela histórica sobre Roma.

Vale.
F.E.


1 comentario:

Jose V. dijo...

Por falta de tiempo tuve que escucharla en audio de El fuego del cielo, buena novela planteada en la antigua Roma.