jueves, 18 de noviembre de 2010

Estación limbo 2: zambullida


No se pierde, en ningún segundo, la cara de perfecto extraño al que se le caen las monedas bajo el escritorio, y siguiéndolas, baja al tercer mundo de los escritorios y va descubriendo, gozoso, la variación de colores en los distintos lodos de donde provienen, se levantan y amanecen los fashion.
Hay manchas de la tierra roja que se encuentra en la 21 de octubre, hay barro de las faldas del Picacho, arenilla disuelta por los charcos de La Laguna. Los fashion Cruzan las piernas cuidando no mostrar las suelas. La construcción del vestuario necesita de grúas invisibles que deben encontrarse en algún rincón del baño.
Bajo los escritorios, se acumula la broza de los malos acentos. Hay sacapuntas que le van sacando filo al good morning y a la expression cool. Afuera suena una alarma aérea lejana. La misma alarma que extiende los hilos por toda la ciudad, a partir de las 5:30 am.
Los fashion corren hacia sus autos o a los taxis y procuran entorpecerse lo más puntuales en las aceras. No admiten más sol del que roza las azoteas a esa hora. Cuando ya han logrado llegar a las recepciones, el mundo desaparece. Las calles proyectan el cierre de una cremallera en slow motion. Sin prisas. Sin nadie.

F.E.

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