viernes, 26 de noviembre de 2010

Estación limbo 4: succionar on line

La maquinaria se alimenta obsenamente. Su mejor nutriente: sangre del que resiste. En los frigoríficos se almacenan ojos de aquellos que miraron y miraron el enorme caudal de billetes sin poseerlo. Cajeras de Burger King, cajeras de Credomatic, cajeros del On the Run, bomberos de gasolineras, ejecutivas firmantes de contratos, cajeros de Western Union, todos ellos y ellas con sus ojos ardientes e inflamados, perdidos y cosechados.

Las mangueras succionan sin prisa. La nube feliz chupada hasta el tuétano. Las mangueras no escupen nada. Bilis y lágrimas en el mejor coctel de temporada. San Nicolás se aferra al tren de los niños y cae, destrozándose las piernas. San Nicolás iba mojado para el norte y los niños querían mimarlo.

Al hormiguero le rociaron manzana raspada y no desperdician ni una caloría. Engordan, sudan... y las mangueras succionan sin prisa. Sigue sonando el delicioso fru fru de los billetes. Las oficinas se hinchan por la tarde y luego sueltan a medio mundo. Llovió. Llovió y se alcanzó a ver algo parecido a la lluvia. Todos sabían que llovía, pero era como en sueños.

F.E.

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