lunes, 7 de agosto de 2017

Hugo Rivella - Argentina

Fotografía: La Voz, Argentina.


LA PALABRA DESBORDA LO QUE TOCA


Tengo en mi corazón los restos del naufragio cuando la palabra era un ave de cenizas 
¿De qué materia es esta tristura?
 ¿Esta doliente ausencia? ¿Esta rama sin árbol?
Al costado del hombre supura la herida que eternamente muestra Jesucristo,
la lleva en la mollera el que fraguó la noche y el robador de sueños la escondió entre los párpados,
o quizás,
hace siglos,
con el tiempo quebrado como un reloj de mica,
dios, lo mismo que una madre,
parió salvajemente al mundo y sus harapos,
y la herida fue un río destrenzando la noche.
Regreso al corazón,
al ave de cenizas,
la tomo entre mis manos,
respiro su secreto, el vuelo detenido sobre el mundo que arde su demencia,
la palabra,
entonces,
sale a buscar al hombre en los escombros de la guerra y sus guanos.



RONDA DE LA PALABRA  MISTERIO


Toma esta palabra.
Sostén su corazón para que no se hunda.
Cuando los años pasen y el recuerdo sea un arabesco indescifrable, ella vendrá a besarte los labios y dejar en ellos el secreto guardado.
Toma esta palabra.
Protégela de la lluvia, del sismo, de la creciente que en el río es pura desmesura y limo y miedo y peces y el miedo retumbando en las piedras como tigres heridos.
Toma esta palabra.
Acaricia su vientre, su luz embarazada, el latido que viene de toda la comarca,
 que viene de la ronda de la luna en donde sigue estando el burrito de orejas inmensas que mi abuela decía ¿Lo ves? Eso que parece una mancha son sus patas.
Toma esta palabra, libera su música.
Pon la oreja en el atardecer a donde van las aves a soñar con la noche, donde danza la muchacha enamorando remolinos, y la canción arrulla lo que fuimos.
Toma esta palabra.
Imagina que adentro vuelan colibríes, que hay un dios pisoteado por la roca del tiempo, que es de fuego el silencio del muerto que la goza.
Toma esta palabra,
limpia sus bolsillos, restriégale los pliegues de la falda, lava los magullones que tiene en las costillas, toma un trago con ella, hazle el amor
si puedes.
Toma esta palabra que se parece al Hombre



ESPEJISMO
Espejismo es la traición de los sentidos por la fragua y el miedo.
Caminar por la noche entre los árboles del parque,
su silencio y el corazón saliendo por la boca.
Encontrar en un charco el rumor del espejo
es un espejismo,
también son un espejismo las lágrimas del traidor,
Príapo diluyendo su sexo entre doncellas,
la oración
que en la boca entierra laberintos,

en definitiva
espejismo
es creer que la Poesía se metió en tu cama
y eres el único con el que hace el amor.



EL MUNDO
a Juan Forn

Pasó el mundo ante mí… y yo era el mundo cavado por la furia,
la flor que despertaba su esqueleto y la marca del fuego en el pecho de dios.
Fui la canción de cuna que la madre cantaba mientras mecía a su hijo,
el templo de la plaza solitaria del pueblo,
la ciudad con sus calles cansadas,
somnolientas,
la mañana que aturde los barrios pobres y el sol despanzurrado entre gatos y alcobas.
Iba ardiendo la noche su fracaso,
corría por el pescuezo de un caballo de mármol,
le mojaba las piernas a la niña violada y era un soplo sin alma en los ausentes.
Yo era el mundo,
su apenas,
su siemprevivo siendo,
el poema que estorba,
el mar agazapado entre rosas y peces,
la consigna que grita el olvidado,
la máscara de trapo que oculta lo que digo,
la oración que despide al muerto que lo ignora.

Yo era el Hombre y el mundo una extraña metáfora que lo desdibujaba.

Yo era el mundo pasando.



YEGUAS DE DESAPARECIDOS

a Julio César Rojo Luque
Cuando el trampero llora la fuga de los pájaros,
hay que rodear al mar que es fuego,
                                                           niebla del aire y de la trampa.
No mentiré mi amor, ni escribiré palabras con mi sangre,
suficiente saber que en la penumbra tiembla también la voz del asesino. Tiembla porque mi madre lo busca en los escombros como busca la hendija  el presidiario.

Hay rosas de papel con los nombres del muerto en cada página.
¿Dónde pondré mi corazón cuando se desgaje mi esqueleto?
¿De qué me servirán estos papeles o los poemas sueltos a mi patria?
¿Qué parte de mí ha olvidado vivir, y qué voy a hacer con la muchacha
que amé en secreto hasta la madrugada?
¿Su cintura?
¿La línea de su cuerpo y de sus ojos vendados en mi lengua?

Las yeguas vienen a mí,
a golpear con sus patas mi nostalgia.
Llenarme de estallar con las rosas que tienen las espinas de la noche.

Hay que rodear la sombra de la muerte con pequeños fueguitos de colores.
No dejarla que bufe.
Amordazarla.

Hay que yeguar el cielo de galopes hasta que caiga pisoteado.



SED

El mar, la inmensidad.
Otra vez la constante secuencia del crepúsculo,
el vocerío del pueblo y el miedo repartiendo los ojos por el cielo.
El mar llega, se asoma, ensaya una pirueta chaplinesca,
un gallináceo persigue un haz de luz y la playa lo mira enamorada.
El mar vuelve por mí,
por las ollas tiznadas que mi madre restriega con ceniza,
por el cangrejo que azula la bahía y la tijereta cortando la distancia,
por el poema que grita el desahuciado.
El mar, al fondo,  respira a bocanadas,
se agazapa como un guerrero que acecha a la galaxia,
cabalga con sus huestes de sonámbula forma.
El  mar es esta rosa derrumbada en la muerte,
la vida, los restos del delfín en la arena,
la marimba y la noche en una fiesta negra,
una pantera danzando entre muchachas de ébano.
El mar acuna la ciudad,
la arrulla con un tenue zarpazo que los hombres ignoran,
En el mercado luce su cintura de pez,
se curva en el banano,
se azucara en el coco, crepita en el aceite de la cocina pobre.

Si el mar sólo fuera el tiempo que me falta vivir.

Si el mar supiera de mi sed.



MENSAJE URGENTE A LA MUJER QUE AMO                                           

No puedo esperar otro minuto, ni un segundo, no más, nada,
La espera es una quietud que no le sirve ni siquiera a un muerto.
Te necesito, ya, en este instante,
mi corazón de tierra se reseca, mis manos de ilusión desaparecen,
el poema amenaza fragmentarse.
Te necesito ahora entre mis cosas,
en la sina sina florecida, en la cama inexacta de la aurora,
en la pereza del domingo, en los ríos sin ausencias de la noche.
Te necesito ya,
en este instante,

no vaya a ser que a dios le de por reinventar el mundo sin ti.



RESPONSO POR LA MUERTE DE ROSARIO CASTELLANOS

Estuve en las flores de sal de tu mortaja y en la fila de deudos lacrimosos.
Entre las cartas de tarot con el sueño de Arimán
pálido,
solo.
Pude ver tus ojazos casi grises de tantos caracoles y cigarras,
el vendaval del trópico golpeando tu escritura,
el dulzor de tu sangre.
Vi el gato de alabastro sobre el piano que en soledad apenas desbordabas,
los papeles del viento sollozando,
el laberinto de tu calendario con la rosa caída a un precipicio y el otoño mellando sus espadas.
Te vi dulce y en ascuas destellando la risa de la suerte,
el jardín con la sombra del pasado y el balbuceo de Saint-John Perse en tu lengua.
Caía la lluvia,
se cansó de caer,
se fue por la fosa que aguardaba a tu cuerpo,
el remezón del pez de un mar sin tiempo y la llama inconclusa del fuego de los días.
Partirás en el carruaje repleto de flores insoportablemente lilas.
Las huellas del rosario recordarán las guirnaldas de Comitán,
el musgo que sopla tu hermosura hacia un país ajeno a tanta luz.
El rosario en tus manos es un alacrán dormido y solitario
Tu cuerpo será de otros paisajes,
lo llorarán los perros que incendian los crepúsculos,
lo besará el Eterno mientras raja sus huesos y lo vuelve olvidos de seda intencionada.
Me reiré del que pasa con sus árboles tristes,
los libros apenas hojeados,
el ciempiés que guardabas en un frasco de vidrio.
El corazón de dios atado a tu pañuelo.

Los cascos de la noche retumban en mis dientes,
Descascaran mi risa.

Porque el olvido traspasa los días,
es que espero,
apenas esa pátina del sol que aguarda en cada rosa,
los sitios que he caminado como un fantasma sin tramas ni relojes.

Me he sacado los ojos y un animal sin nombre engulle mi mirada.



 Nació en Rosario de la Frontera, Salta, Argentina, en 1948. Tiene una extensa obra poética literaria y musical. Ha dado numerosos Recitales poéticos y musicales en Argentina y ha compuesto canciones con Carmen Guzmán, Alberto Oviedo, Chato Díaz, Rubén Cruz, Mario Díaz, Ernesto Romero. Ha obtenido premios a nivel nacional e internacional, entre ellos el Primer Premio de Poesía Juegos Florales Hispanoamericanos y de Panamá, Quetzaltenango, Guatemala, 1985; el Segundo Premio de Poesía, Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires 2001; el Primer Premio de Poesía Ilustrada Jorge Barón Biza, Córdoba 2001. Como compositor de música folklórica también ha obtenido importantes reconocimientos.


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