miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ramón Rosa tuvo su momento rockstar

Transcrito de la Revista La Lectura, Revista Semanal Ilustrada de Letras, Ciencias y Artes. Director: Rómulo E. Durón, Administrador Guillermo E. Durón.
Comayaguela 8 de diciembre de 1917
República de Honduras, América Central, No. 4


Francisco Morazán - Su centenario.

el 3 de octubre de 1892, Centenario del nacimiento del ex-Presidente de Centro-América, fue celebrado espléndida y solemnemente es esta ciudad, que se ufana y se enorgullece de haber sido su cuna.

A pesar de que el Gobierno de don Ponciano Leiva había trasladado de hecho la capital a Comayagua, y no obstante que nos encontrábamos en plena revolución pues hacía pocos días que se había librado la célebre batalla de El Corpus, entre los revolucionarios liberales y las fuerzas del Gobierno comandadas por el General Domingo Vásquez, las fiestas fueron suntuosas, fueron magníficas.

La Municipalidad por una parte, y el Comité de Tegucigalpa, fundado especialmente para organizar todo lo relativo a la conmemoración del Centenario, de cuyo Comité fue presidente el honorabilísimo don Abelardo Zelaya, por otra, se empeñaron en dar el mayor esplendor posible a todos los actos dedicados a rendir homenaje de admiración y gratitud al primero, al más grande de los centroamericanos.

La bandera de la antigua Federación amaneció en aquella fecha, a media asta y enlutada en la casa en que nació el héroe -que es la que ocupa din Próspero Inestroza- en señal de duelo por la desaparición de nuestra perdida y soñada GRAN PATRIA; y en todos los lugares más públicos de esta ciudad y Comayaguela se leían unos hermosos carteles, elegantemente impresos, saludando a la efeméride inmortal y cantando las glorias inmarcesibles del Apóstol de la Unidad Nacional. Esos carteles que al decir de alguien, contenían un bellísimo y pequeño poema, los escribió Ramón Rosa, el Príncipe de nuestros ingenios, quien se esforzó, como el que más, en la celebración del Centenario y a cuya iniciativa, y a cuyo impulso y cooperación, se debió el éxito obtenido.

En la mañana del 3 recorrió las calles de ambas poblaciones un hermoso carro alegórico, representando a Centro-América rodeada de las cinco Repúblicas, bellas y distinguidas señoritas de esta ciudad: Paquita Rosa, Raquelita Gutiérrez, Elena Romero, Hortensia Zelaya, Mercedes Vijil y Luisita Lardizábal formaban el grupo encantador, vestida cada una de ellas con los colores simbólicos del país que representaban, y llevando en la mano el pabellón respectivo.

A la 1 de la tarde hubo un acto imponente en el Parque Morazán, al pie de la estatua del héroe-: discursos elocuentísimos, bellas poesías y hermosos himnos; Ramón Rosa, inspiradísimo como siempre cantó con sublime lirismo las hazañas legendarias, el heroísmo sin ejemplo del Mártir; y fueron dignamente representados el Comité, la Municipalidad, el Cuerpo Militar y las escuelas de Tegucigalpa.

Pero el acto más importante y grandioso de las fiestas, fue la gran velada lírico-literaria, que tuvo lugar en el Salón de Retratos del Palacio Nacional la noche de la memorable fecha: la abrió Ramón Rosa, el primero de nuestros literatos, quien por habérsele roto un pie hacía poco tiempo fue conducido al salón en camilla, en hombros de sus admiradores, que en gran grupo se disputaron tal honor.

Concha Saénz y Emma Gutiérrez recitaron bellas poesías con entonación inspiradísima; las canciones de Kate de Bernhard y Chabela Lardizábal fueron admirables: Durón, Guardiola y Gutiérrez, eleocuentísimos; Juan María Cuellar, que fue aclamado para que ocupara la tribuna, improvisó una conversación literaria, oportuna, chispeante e ingeniosísima que hizo las delicias del auditorio; y hubo derroche de elocuencia y hubo ebriedad de entusiasmo, y fue "noche de luz, perfumes y armonías".

Las piezas literarias leídas en aquella inolvidable noche, no fueron publicadas; casi todas quedaron inéditas. Por ser hoy el aniversario glorioso de aquella memorable fecha, es de oportunidad publicar el programa de las fiestas, la invitación y programa de la velada y el discurso que aparecen en el presente número.

MANRIQUE
3 de octubre de 1907


Nota: Le agradezco a Ludwig Varela por darme a conocer -una vez más- sus archivos antiguos ¡impresionantes!

1 comentario:

Harold dijo...

Que buena crónica compa, eran los tiempos en que se podía deambualar por allí entre los sueños de un país que se ha convertido muchas veces en pesadilla! Grande Honduras.