viernes, 20 de abril de 2018

Jaime Ignacio Magnan - Chile






Foto: Fabricio Estrada


Geografía de la vida

Me has enseñado a pintar banderas,
trazar límites en mapas ciegos y mudos
distinguir el norte y el sur,
elegir entre oriente y occidente;
pero nunca hablas sobre la vida
y ahora que la enfrento,
no sé que color ni que frontera ocupar...
ni que punto cardinal escoger.






Husos horarios


El lugar que habito
es el primer punto
donde nace el sol.

Si viajara al oeste,
en tu huso horario,
predeciría tu futuro,
pero si lo hiciera,
borraría mi pasado
y la historia de mi vida
sería un poema incompleto.
Si no te importa
prefiero llamarte por cobro revertido.





En la otra orilla

Mujeres vestidas de religión
condenan a quienes contemplamos
la lengua acuosa que viaja hacia el mar.
Ellas lanzan piedras, salpican maldiciones,
nos acarician con escupitajos,
nos amenazan con su dios
y prohíben bañarnos en su río
porque no somos dignos…

Para cuando venga la crecida
todos seremos peces del mismo redil.









Censura v/s autocensura

Era más fácil esconder los textos,
confesar que eras analfabeto,
que nunca habías leído a Neruda,
que jamás te interesaste por la poesía;
y reprimir tus ataques creativos
contemplando una hoja en blanco
mientras los cinco sentidos luchaban
por escribir versos de mala muerte…

Lo peor de vivir bajo la censura
era eso: condenarse a la autocensura…





Olvido

El olvido habita silencioso
un rincón perdido bajo el mantel
junto con migas de pan
y rancios aromas de libertad.

Ahí, quitecito, se ríe burlón de la memoria
y escribe en delicioso arameo
el mamotreto de nuestras existencias,
cuyo volumen no ocupa ningún lugar…

A veces, cuando nadie me ve,
atisbo bajo el mantel
pero nunca encuentro nada…





Estatuas de sal

Mujeres convertidas en estatuas de sal,
seducidas por la sedienta lengua del mar.

La arena corrompida manufactura
largas sayas de áspera arenisca,
que el viento lujurioso arremolina
con el fin de constatar sus prietas formas.

Un agudo grito de dignidad se enmudece
con el chasquido salado de los besos del mar.

Una vez fueron libres, pero nadie les advirtió
sobre las consecuencias de mirar hacia atrás…






Desfiladeros


Cada vez que pronuncias mi nombre,
tu voz se convierte en un desfiladero
interminable, estrecho, profundo
y consciente, me extravío en él,
entonces, aguardo en silencio
la luz que irradia tu pecho
guío mis pasos perdidos
hasta alcanzar tu próxima palabra…
un nuevo desfiladero
interminable,
      estrecho
                     y profundo.


Nadadores


Me han contado
que a mi padre lo vieron
nadando en las sucias aguas del Mapocho
y es de extrañar,
porque él amaba la pulcritud
y no sabía bracear…

En esta primavera sin destino
he tenido que reconocer su cuerpo,
desfigurado por marcas de viruela
que olían a pólvora de metralla,
aquel no es el envase que contenía su alma.

Hombres vestidos de blanco
que cubren su piel verde oliva,
reptiles de pantanos ponzoñosos,
me han convencido que se trata de él
y sólo de él…

Firmé un papel en blanco
donde no cabían las miles de preguntas que formulé. 
En esta necrópolis, donde los muertos
son más afortunados que los desaparecidos,
es preciso callar,
guardar las lágrimas
y dar vuelta la hoja de vida
para decir que todo está bien
que mi padre y otros tantos
se lo buscaron,
que si hubo nadadores
pocos fueron…

No cuestiono la historia oficial
pero…
¿es posible nadar con las manos atadas?



Diseñadores


Los nuevos inquilinos de Palmira
han decidido teñir de rojo sus ruinas
en una especie de crepúsculo permanente,
había que poner la ciudad a tono
con las nuevas tendencias.
Seguro, los diseñadores han copiado ideas
de alguna revista de decoración,
de esas que abundan en nuestra historia.

Revisando algunas, encuentro las clásicas:
nazis, con papel judío tapizado a rayas,
soviéticas, con impoluto blanco siberiano,
también las exóticas:
turcas, con púrpura armenio,
hutus, en tono azabache subtropical
por decir algunas,
sin olvidar el popurrí serbio croata bosnio
porque en Los Balcanes hay mucho donde elegir.

Según me entero en Internet,
“El mundo al instante”
(otrora debía esperar meses, años
o simplemente no saberlo)
que han sido necesarias
más de cuatrocientas personas
hombres y mujeres,
viejos, jóvenes y niños
para tal extravagante remodelación

¿Cuántas vidas más se necesitarán
para dejar satisfechos a los diseñadores?

Buscaré respuestas en el Corán.



La propia geografía

Construyo mi propia geografía,
con manos desnudas,
cinceles esquivos
que dibujan curvas de nivel
siguiendo el manual de la Capilla Sextina.

Modelo con torpeza
mis propios accidentes geográficos,
una suerte de muestrario escolar
del imaginario desconocido,
calcados de viejas revistas de moda
y descoloridas postales sin remitente.

Derrito mil doscientos cubos de hielo
y genero cuerpos desnudos de agua,
escorrentías violentas…

Y ahí, donde la sed se ha colmado
olvido parajes de extensos desiertos.

La ventaja de construir la propia geografía
radica en alcanzar el infinito…

Pero es un ejercicio infructuoso:
pronto los topónimos se extinguen
en vil acto genocida.


 JAIME MAGNAN ALABARCE
(Santiago de Chile, 1967)
De profesión geógrafo, es narrador, poeta y gestor cultural. Desde 1998 reside en Lebu, su patria chica. Es socio del Club de Amigos de la Biblioteca Municipal, institución que, desde el 2010, le ha confiado la coordinación del Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro, junto con editar las antologías de las respectivas convocatorias. Ha recibido varios premios en certámenes literarios, destacando el 1er Lugar del Concurso Hispanoamericano de Poesía Gabriela 2012, el VI Certamen Memoria de Poesía María Pilar Escalera Martínez Internacional 2013 (2º Accésit) y el Certamen Internacional de Poesía Facundo Cabral 2013, Miami (1ª Mención de Honor). Sus trabajos han sido publicados en antologías editadas en Chile, Argentina, España y Honduras. En 2015, participa en el XI Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango, Guatemala, organizado por la Asociación Metáfora.

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