viernes, 8 de diciembre de 2017

Honduras: testimonio del poeta René Novoa, movilización contra el fraude. Tegucigalpa



LOS TERRORISTAS DEL PEDREGAL
La manifestación comenzó de forma espontánea y pacífica después del mediodía en la avenida principal de la colonia El Pedregal. Era el jueves 30 de noviembre, cuando los residentes de la zona decidieron tomarse la calle; mientras, los medios de comunicación serviles a JOH repetían que era el "virtual" ganador. (¿Virtual?, sí, por el formateo de los servidores y bases de datos para imponer el fraude electoral). Una hora después llegó un comando de la Policía Nacional, que se apostó a 100 metros de los manifestantes. Pasadas las 2 pm, dos motorizados de la Policía Militar y del Orden Público (PMOP), ordenaron "váyanse a la ver... de aquí", ¿la respuesta?: inició la quema de llantas.
A las 5 pm, un comando de la PMOM se unió a la Policía Nacional y desplegaron un escudo humano en la avenida principal, a 20 metros de los manifestantes. Unos 40 minutos después —quizás una hora después, eso no lo sé con exactitud—, dos " civiles" en motocicleta se apostaron junto a los uniformados y tomaron fotos de los manifestantes. A las 6:10 llegó la orden de desalojar y se vinieron los primeros estallidos de represión. ¿Temor?, quizás sí hubo, pero nadie se rajó, nadie dejó que se impusiera la orden dictatorial. A las 6:30 empezó la batalla. Algunos medios de comunicación dijeron que "la muchedumbre provocó el caos y los militares debieron cumplir con su deber", otros dijeron que "se reportan varios heridos de los que pretendían saquear establecimientos cercanos". Nada más alejado de la realidad, nadie quería saquear: querían sacar de Presidencial al imitador de Carías Andino (un dictador nacionalista de mediados del siglo anterior). Al margen de eso, entre los heridos (que fueron siete), está un niño de 13 años —cuyo nombre no diré por seguridad—; sólo diré que si quienes lo han criticado tuvieran la mitad de su conciencia social nuestro país sería mejor. Por cierto, él está fuera de peligro, pero sigue hospitalizado.
La tarde del sábado 2 de diciembre, cuatro adolescentes bebían caguamas en una esquina (mis amigos y yo hemos confirmado ese placer de tomar caguamas... en cualquier lugar); mientras departían llegó la Fuerza de Seguridad Interistitucional Nacional (Fusina) y sin mediar palabras los detuvieron. —Fusina está conformada por las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Ministerio Público, Corte Suprema de Justicia y Fuerza Nacional Antiextorsión—.
Ese día, Fusina presentó a los adolescentes como "sospechosos de tener material para hacer bombas molotov". ¿La prueba?, pusieron trapos a manera de mechas en las caguamas de los adolescentes. Ningún medio pidió comprobar si el líquido era combustible o sólo cerveza —claro, algunos decimos que la cerveza es un combustible casi espiritual, pero eso es para otra plática—. Nada se les comprobó pero a nadie importa eso, al parecer.
Igual aquí nadie tiene miedo. Desde el 30 de noviembre, los residentes del Pedregal salen a manifestarse, salen a exigir que se respete la voluntad del pueblo. A nadie interesa el toque de queda pese a que varios han sido detenidos, pese a que más "civiles" llegan a tomar fotos y levantar perfiles de los manifestantes.
¿Cómo sé todo esto?, ¿por qué lo sé?, porque lo he visto, porque lo he vivido, porque de ahí soy y ahí vivo y nunca estuve más orgulloso de mis vecinos. Esta noche iré a la marcha del Pedregal y a mis 41 años cumplidos podré gritar "fuera JOH", con la certeza de que estaré donde quiero estar y con la gente que admiro y respeto. No importan las caídas, no importan las heridas ni haber perdido algunas batallas personales (hay una en especial de la que no me recupero), nada de eso importa cuando el pueblo se organiza y enfrenta unido a un dictador. Venga y compruébelo, aquí le esperamos.

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