miércoles, 27 de diciembre de 2017
martes, 26 de diciembre de 2017
Castelar - Rubén Izaguirre
CASTELAR
Adán no es el primer hombre
Fue José y era poeta.
Luego Dios los pegó
como se pegan los libros
de modo que ya no eran dos
sino uno
y le dio mujer, hijos y lectores,
lo hizo trabajador de la salud,
empleado público y comunista.
Caminó de La Ceiba hasta Moscú
Y viceversa.
Le hicieron homenajes las hojas,
Los arroyos y los parques
con gentes grises a las cinco de la tarde.
Esa es la verdad
Y la poesía, no miente.
José Adán Castelar en mi memoria
País de nadie, habitación de sueños.
Más que respuesta, pregunta.
J.A. Castelar
Era el final de la tarde de un diciembre de 1994. Viernes. Le escribí una carta al poeta Castelar y en ella un poema sobre los desaparecidos. Los restos del estudiante Nelson Mackey habían sido recuperados luego de dos años de su secuestro por la aún en funcionamiento maquinaria militar de los años 80. Le escribí con la enorme expectativa de escribirle a un grande vivo y la emoción era la misma de meses antes, cuando en el Taller de Poesía Casa Tomada, el poeta había asistido a darnos una charla sobre la poesía hondureña, gracias a la invitación que le hizo el también poeta y Maese José Luis Quesada.
En 1987 leí por primera vez un poema de Castelar. El profesor Vargas, que nos daba la materia de Español, reforzaba su cátedra en el colegio de Sabanagrande con nociones sobre Derechos Humanos y, entre los materiales que nos repartía en forma de boletines, venía un poema que me dio el campanazo interior para que, por igual, iniciara ya a buscar la vida. No era para menos entonces, que al escribirle y escucharlo a mis 20 años, mi alegría tuviera un enorme sentido reverencial por la memoria poética que me había llevado a estar ante él y su serena sabiduría. El mismo que me respondió la carta era el mismo que nos repetía los nombres de la poesía en Paradiso, así como el sacerdote maya de Monterroso, Adancito repetía uno a uno los deslumbrantes versos que hicieron nuestro tiempo en una Honduras que adquiría en sus palabras dimensiones universales.
Me lo encontré en la calle la semana siguiente. "Poeta -le dije con suavidad-, le dejé una carta en Paradiso ¿se la entregaron?". Él me quedó viendo con una sonrisa enorme que luego se eclipsó."No, no -me respondió-, no me han dado nada; solo me llegó un poema que me mandó un señor de nombre Mauricio..." Soy yo, le dije, y él, luego de quedar unos segundos calibrando sus lentes ante aquel flaco y tímido que era, estalló en su proverbial risa de Li Po. "Caramba, ¡yo pensé que quien me escribía era alguien mayor! Sí, sí, leí tu poema y va a ser publicado el sábado en el periódico, buscalo y... ¡Tenemos que seguir hablando!". Vi cómo se iba por la acera que bordea el palacio episcopal, con una lentitud que luego entendí como su forma de relentizar el paso de las cosas más bellas y breves del día. Llegó el sábado, y ahí estaba el poema. Por primera vez era publicado, por primera vez miraba mis versos en letra impresa. "Limpien los huesos", ese era el título del texto y desde entonces, puedo afirmar que el poeta fue mi presentador oficial y quien, desde entonces, me dio toda su confianza.
Luego vinieron tantos viajes juntos al interior del país, en innumerables lecturas que nos dieron viaje, risas y canto en los busitos, en lobbys de hoteles, en mesas donde la dorada aura de la cerveza le hacían recordar que pudo ser cantante de ópera o un hondureño confundido por chino en la Plaza Roja de Moscú. "El misterio es lo mas importante en el poema -me decía-, escribir la palabra detrás de un espejo para que solo flote su fuerza y termine por quebrarlo"... Y yo regresaba alucinado por las calles ya rotas de Tegucigalpa, palpando las paredes donde se escribían versos de sus libros para que nunca nos atreviéramos a compartir el crimen del silencio. Su honestidad era transparente y en verdad era algo bello verlo junto a la cofradía de Ezequiel Padilla, Rigoberto Paredes, Rafael Rivera, Juan Domingo Torres, todos ellos confiados a su memoria implacable cuando un verso referencial se escapaba. Se dejaba escuchar su voz suave y todos callaban. Luego venía el brindis por los poetas Vincenzo Cardarelli, Giuseppe Ungaretti y Blanca Varela. Y claro, la aria de rigor elevándose en su voz, la repetición de su tantra: "qué maravilla Puccini, qué maravilla" y para finalizar Mayakovski.
Lo conocí en el transcurso de 22 años y estuve en casi todas sus lecturas, asimilando su dolor por Honduras. Hace unos 9 días, Martita, su hija, de quien fui compañero laboral en el Ministerio de Cultura, me escribió para decirme que el poeta había escrito un texto contra la dictadura de joh, pero que iba firmado con el seudónimo que acostumbraba a usar cuando en los 70 y ochentas las cosas se ponían de cuidado. Protesilao se revolvía de nuevo contra el asco sin fin. Le dije a Marta que lo publicáramos en Facebook con su nombre real, ella le preguntó al poeta y le respondió que sí, que lo hiciera. Luego la llamada que intentó Martita a mi teléfono se cortó. "Mi papá quería hablar con vos", me dijo. Y solo yo sé, lo que maldigo ahora las fallas de comunicación que quedaron en Puerto Rico luego de María. No lo pude escuchar y reír con él la última vez. No pude decirle cuánto lo he querido y cuánto lo he extrañado, cuánto compromiso nos dio a tantos y cómo respeto cada palabra que escribo una vez que siempre está presente, vivo, absolutamente él, pájaro que entra en cada fondo, como una mano al río. Un río que no será nunca el Leteo.
José Adán Castelar (La Ceiba, 1941-2017), nos deja un legado poético con una estatura invencible. La estatura de la dignidad que no deja de ser hasta el último destello.
Más que respuesta, pregunta.
J.A. Castelar
Era el final de la tarde de un diciembre de 1994. Viernes. Le escribí una carta al poeta Castelar y en ella un poema sobre los desaparecidos. Los restos del estudiante Nelson Mackey habían sido recuperados luego de dos años de su secuestro por la aún en funcionamiento maquinaria militar de los años 80. Le escribí con la enorme expectativa de escribirle a un grande vivo y la emoción era la misma de meses antes, cuando en el Taller de Poesía Casa Tomada, el poeta había asistido a darnos una charla sobre la poesía hondureña, gracias a la invitación que le hizo el también poeta y Maese José Luis Quesada.
En 1987 leí por primera vez un poema de Castelar. El profesor Vargas, que nos daba la materia de Español, reforzaba su cátedra en el colegio de Sabanagrande con nociones sobre Derechos Humanos y, entre los materiales que nos repartía en forma de boletines, venía un poema que me dio el campanazo interior para que, por igual, iniciara ya a buscar la vida. No era para menos entonces, que al escribirle y escucharlo a mis 20 años, mi alegría tuviera un enorme sentido reverencial por la memoria poética que me había llevado a estar ante él y su serena sabiduría. El mismo que me respondió la carta era el mismo que nos repetía los nombres de la poesía en Paradiso, así como el sacerdote maya de Monterroso, Adancito repetía uno a uno los deslumbrantes versos que hicieron nuestro tiempo en una Honduras que adquiría en sus palabras dimensiones universales.
Me lo encontré en la calle la semana siguiente. "Poeta -le dije con suavidad-, le dejé una carta en Paradiso ¿se la entregaron?". Él me quedó viendo con una sonrisa enorme que luego se eclipsó."No, no -me respondió-, no me han dado nada; solo me llegó un poema que me mandó un señor de nombre Mauricio..." Soy yo, le dije, y él, luego de quedar unos segundos calibrando sus lentes ante aquel flaco y tímido que era, estalló en su proverbial risa de Li Po. "Caramba, ¡yo pensé que quien me escribía era alguien mayor! Sí, sí, leí tu poema y va a ser publicado el sábado en el periódico, buscalo y... ¡Tenemos que seguir hablando!". Vi cómo se iba por la acera que bordea el palacio episcopal, con una lentitud que luego entendí como su forma de relentizar el paso de las cosas más bellas y breves del día. Llegó el sábado, y ahí estaba el poema. Por primera vez era publicado, por primera vez miraba mis versos en letra impresa. "Limpien los huesos", ese era el título del texto y desde entonces, puedo afirmar que el poeta fue mi presentador oficial y quien, desde entonces, me dio toda su confianza.
Luego vinieron tantos viajes juntos al interior del país, en innumerables lecturas que nos dieron viaje, risas y canto en los busitos, en lobbys de hoteles, en mesas donde la dorada aura de la cerveza le hacían recordar que pudo ser cantante de ópera o un hondureño confundido por chino en la Plaza Roja de Moscú. "El misterio es lo mas importante en el poema -me decía-, escribir la palabra detrás de un espejo para que solo flote su fuerza y termine por quebrarlo"... Y yo regresaba alucinado por las calles ya rotas de Tegucigalpa, palpando las paredes donde se escribían versos de sus libros para que nunca nos atreviéramos a compartir el crimen del silencio. Su honestidad era transparente y en verdad era algo bello verlo junto a la cofradía de Ezequiel Padilla, Rigoberto Paredes, Rafael Rivera, Juan Domingo Torres, todos ellos confiados a su memoria implacable cuando un verso referencial se escapaba. Se dejaba escuchar su voz suave y todos callaban. Luego venía el brindis por los poetas Vincenzo Cardarelli, Giuseppe Ungaretti y Blanca Varela. Y claro, la aria de rigor elevándose en su voz, la repetición de su tantra: "qué maravilla Puccini, qué maravilla" y para finalizar Mayakovski.
Lo conocí en el transcurso de 22 años y estuve en casi todas sus lecturas, asimilando su dolor por Honduras. Hace unos 9 días, Martita, su hija, de quien fui compañero laboral en el Ministerio de Cultura, me escribió para decirme que el poeta había escrito un texto contra la dictadura de joh, pero que iba firmado con el seudónimo que acostumbraba a usar cuando en los 70 y ochentas las cosas se ponían de cuidado. Protesilao se revolvía de nuevo contra el asco sin fin. Le dije a Marta que lo publicáramos en Facebook con su nombre real, ella le preguntó al poeta y le respondió que sí, que lo hiciera. Luego la llamada que intentó Martita a mi teléfono se cortó. "Mi papá quería hablar con vos", me dijo. Y solo yo sé, lo que maldigo ahora las fallas de comunicación que quedaron en Puerto Rico luego de María. No lo pude escuchar y reír con él la última vez. No pude decirle cuánto lo he querido y cuánto lo he extrañado, cuánto compromiso nos dio a tantos y cómo respeto cada palabra que escribo una vez que siempre está presente, vivo, absolutamente él, pájaro que entra en cada fondo, como una mano al río. Un río que no será nunca el Leteo.
José Adán Castelar (La Ceiba, 1941-2017), nos deja un legado poético con una estatura invencible. La estatura de la dignidad que no deja de ser hasta el último destello.
Foto: Fabricio Estrada, 2008
sábado, 23 de diciembre de 2017
Nasralla, reconversión
Y hay quien se atreve a creer que el mayor deseo de uno es ver incendiada a Honduras.
¡No ven acaso que Honduras está calcinada en sus cimientos!
Nasralla, que por fin encuentra los argumentos que esperaba escuchar de manera clara de parte de sus colonizadores culturales, por fin se separa de la Alianza de Oposición contra la Dictadura y, en el clásico juego de metástasis que aplica el Departamento de Estado, afirma que ahora la lucha será bajo el nombre de Convergencia contra la Dictadura. Sí, claro, de la misma forma que en junio del 2015 estábamos a punto de sacar a joh al exigir una CICIH y ser superados por el juego de manos de una MACCIH, todo en el mismo marco de Diálogo Nacional, un monólogo bufo que fue vendido y consolidado, con la ayuda, también, de la ingenuidad política de algunos indignados.
Ahí está ahora el curso de las cosas pero no de la historia. Es obvio el golpe anímico, pero no es suficiente para romper el hilo dialéctico con que el pueblo ha venido tejiendo su entramado social, una manta mucho más amplia ahora que será difícil de romper.
Así el momento, nasrralla se convierte en un represor más de la voluntad popular y niega la victoria que la Alianza le dio, porque victoria es haber conquistado un sitial en el ánimo popular y, por ende, la derrota es negar ese ánimo popular.
¡No ven acaso que Honduras está calcinada en sus cimientos!
Nasralla, que por fin encuentra los argumentos que esperaba escuchar de manera clara de parte de sus colonizadores culturales, por fin se separa de la Alianza de Oposición contra la Dictadura y, en el clásico juego de metástasis que aplica el Departamento de Estado, afirma que ahora la lucha será bajo el nombre de Convergencia contra la Dictadura. Sí, claro, de la misma forma que en junio del 2015 estábamos a punto de sacar a joh al exigir una CICIH y ser superados por el juego de manos de una MACCIH, todo en el mismo marco de Diálogo Nacional, un monólogo bufo que fue vendido y consolidado, con la ayuda, también, de la ingenuidad política de algunos indignados.
Ahí está ahora el curso de las cosas pero no de la historia. Es obvio el golpe anímico, pero no es suficiente para romper el hilo dialéctico con que el pueblo ha venido tejiendo su entramado social, una manta mucho más amplia ahora que será difícil de romper.
Así el momento, nasrralla se convierte en un represor más de la voluntad popular y niega la victoria que la Alianza le dio, porque victoria es haber conquistado un sitial en el ánimo popular y, por ende, la derrota es negar ese ánimo popular.
miércoles, 20 de diciembre de 2017
Los ociosos del fraude en Honduras
Un día antes de las elecciones, escuché a un pasajero de taxi en Tegucigalpa diciendo que eran los políticos los que estaban ansiosos ante las horas que restaban para la apertura de las urnas. ´Yo estoy tranquilo, a mi los políticos no me dan de comer". Lo clásico. Thortein Veblen, en su Teoría de la Clase Ociosa, ubica a los sacerdocios y guerreros como la fase primitiva de los mantenidos por los artesanos y campesinos. "Sus ocupaciones no industriales -así las define- de las clases altas pueden ser comprendidas, en términos generales, bajo los epígrafes de gobierno, guerra, prácticas religiosas y deportes... el trabajo manual, la industria, todo lo que tenga relación con la tarea cotidiana de conseguir medios de vida es ocupación exclusiva de la clase inferior", es decir -agrego yo- permanecen siempre en espera de ser alimentados y enriquecidos. Sabemos que el alto empresariado entró de lleno desde los años 90 en el juego de las candidaturas políticas y que los altos jerarcas militares hondureños crearon sus propios bancos amparados en la "re-estructuración del Estado" que Rafael Leonardo Callejas (sí, el preso por corrupción de la FIFA y no por su latrocinio en Honduras) llevó a cabo por medio de una privatización voraz; pero ¿los soldados? Pues los soldados, al igual que ese pasajero de taxi al que ningún político le da de comer, le dan de comer -efectivamente- al coronel, al mayor, al general... y de paso le cuidan el negocio a los más ociosos: el COHEP. Creo que ese pasajero no sabía para quién trabaja, así como el soldado no se da cuenta para quién dispara.
lunes, 18 de diciembre de 2017
Honduras: Paro nacional 3, contra el fraude y la dictadura - Fotos: Paul Carbajal
¿Logró el espíritu del mercado separar el concepto de humanidad en targets, en segmentos de consumo, en activación de ocasión? ¿Son ahora las naciones pequeños anuncios BTL (Behind The Line) en medio de un océano de ofertas? ¿Puede medirse la solidaridad por medio de un App en nuestros smart phones? ¿Puede ponérsele un filtro suavizante al muerto de última hora? ¿Puede la decisión de centenares de miles que salen a votar ser reducidos y borrados por el algoritmo que sale desde un celular y que se coordina con los mensajes de prensa del broadcast global?
Honduras en este momento se reduce a imágenes que desde fuera de sus fronteras se sienten tan lejanas y fáciles de confundir con las que surgen desde Argentina, Siria, Palestina, Nigeria, Birmania, Filipinas, Sana'a, Islamabad, Kandahar, Asunción... y cada uno de esos puntos humanísimos de nuestro dolor queriendo pugnar por ser el centro de atención en el caleidoscopio... Honduras, tan en medio de América que el tropel de información le pasa por encima. Honduras, tan banana republic que su etiqueta le pesa tanto y la hunde... Y si no conociera lo que pasa adentro, y si no lo hubiera vivido a pesar de no estar allá en estos momentos, diría que todo valor y arrojo en las calles de Tegucigalpa, San Pedro Sula, Catacamas, Comayagua, Ocotepeque no significa nada.
Pero resulta que sí le estamos dando significado a nuestra historia nacional.
Pero resulta que sí estamos dispuestos a sacar a juan orlando hernández de su dictadura de opereta.
Pero resulta que sí va a adentrarse profundamente en la juventud y, desde ella, hacia toda la nacionalidad el entendimiento de liberación colonial.
Pero resulta que sí tenemos ya una identidad en las decisión de liberarnos
Pero resulta que sí ha crecido nuestro carácter, nuestra certeza del mañana que queremos.
Honduras hoy mantiene su tercer paro nacional y se enfrenta a la cámara lenta de la OEA, del imperialismo norteamericano y europeo, así tan pequeña que la nariz mediática, tan grande, impide que se vea ahí en el centro, ahí de pie, ahí tan digna, ahí tan multitudes en contra del fraude que quiere imponerse.
Las fotos son de Paul Carbajal, fotógrafo hondureño, y corresponden a la represión que juan orlando hernández ordenó en el sector de Villa Nueva-Tegucigalpa salida al oriente del país. De manera simultánea, hubo tomas en más de 100 puntos de toda Honduras.
Honduras en este momento se reduce a imágenes que desde fuera de sus fronteras se sienten tan lejanas y fáciles de confundir con las que surgen desde Argentina, Siria, Palestina, Nigeria, Birmania, Filipinas, Sana'a, Islamabad, Kandahar, Asunción... y cada uno de esos puntos humanísimos de nuestro dolor queriendo pugnar por ser el centro de atención en el caleidoscopio... Honduras, tan en medio de América que el tropel de información le pasa por encima. Honduras, tan banana republic que su etiqueta le pesa tanto y la hunde... Y si no conociera lo que pasa adentro, y si no lo hubiera vivido a pesar de no estar allá en estos momentos, diría que todo valor y arrojo en las calles de Tegucigalpa, San Pedro Sula, Catacamas, Comayagua, Ocotepeque no significa nada.
Pero resulta que sí le estamos dando significado a nuestra historia nacional.
Pero resulta que sí estamos dispuestos a sacar a juan orlando hernández de su dictadura de opereta.
Pero resulta que sí va a adentrarse profundamente en la juventud y, desde ella, hacia toda la nacionalidad el entendimiento de liberación colonial.
Pero resulta que sí tenemos ya una identidad en las decisión de liberarnos
Pero resulta que sí ha crecido nuestro carácter, nuestra certeza del mañana que queremos.
Honduras hoy mantiene su tercer paro nacional y se enfrenta a la cámara lenta de la OEA, del imperialismo norteamericano y europeo, así tan pequeña que la nariz mediática, tan grande, impide que se vea ahí en el centro, ahí de pie, ahí tan digna, ahí tan multitudes en contra del fraude que quiere imponerse.
Las fotos son de Paul Carbajal, fotógrafo hondureño, y corresponden a la represión que juan orlando hernández ordenó en el sector de Villa Nueva-Tegucigalpa salida al oriente del país. De manera simultánea, hubo tomas en más de 100 puntos de toda Honduras.
Etiquetas:
Derechos Humanos,
Fotografía,
Golpe de Estado Honduras,
Política
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