martes, 14 de julio de 2020

La vecina del 501 tiene la cara de un Land Cruiser - F.E.




La vecina del 501 tiene la cara de un Land Cruiser.
Ha tomado el ascensor como su estacionamiento japonés.
Sube y baja con todas las luces encendidas,
luces altas que molestan mucho.
El tipo que apenas masculló disculpas
tenía el gesto de un Jeep Rubicon recién salido de agencia.
Me pasó por encima y hubo comentarios fuera de lugar
de un Kia Sorento
y el tic nervioso de un Hyunday Elantra.
Me consuelo pensando en que falta poco
para verlos bajo la lluvia, cuarteados por la nueva temporada,
con los parabrisas inmóviles, frígidos escualos de goma.

Los Transformers beben aceite ligth
y comen un asfalto sin gluten;
eso les da músculos a los Mustang,
traseros sólidos a los Ford
y videncia LCD al retrovisor del Peugeot.
La chica de la sala de exhibiciones tiene el deseo renovado
de una Mini Cooper
y la amargada del celular
la piel brillante de un Porsche acererado.
Imagino sus cilindros, entonces,
y el cofre de aluminio que le cubre el pubis.
Salvador Madrid ya había escrito algo sobre el neo porno
y del cómo se abre una capota hasta el orgasmo
(lo recuerdo a medias, como buen Corolla ochentero
lleno de fetiches y dados de felpa oscilantes).
La chica Porsche nota mis luces rojas
y sale de la sala a toda velocidad,
se pierde entre los banners publicitarios sin una mueca,
diosa indiferente,

única

aunque hecha en serie.


F.E.


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