El mar estaba en una cinta plateada de las que
vendía La Giralda o quizá en el tembloroso espejismo del
asfalto al mediodía/ El mar estaba en la dudosa línea blanca dentro de los ojos
de mi abuela/cuando el bus alcanzaba la altura del Cerro de Hula/ El mar estaba
en el calendario de año nuevo/era un círculo rojo que encerraba una fecha/ El
mar llegaba pregonado todos los sábados/ sorteaba a los gatos/ y el vendedor de
pescado no daba rebaja/ El mar se destapaba y regaba su olor por toda la casa/
y lo comíamos rápido porque era poco /Era el calor de marzo el mar/ Era una
ciudad llena de autobuses impacientes de mar/ Tenía olor a plástico el mar y
sus criaturas/ flotaban en los mercados en racimos multicolores/ y se desinflaban como el sueño/ El mar era
aquello que imaginaría Francisco Ruiz y que luego/ después de verlo/ me
costaría imaginar/ Tenía el mar su propia idea de las distancias/ y su medida
estaba en los cerros/ en la punta de un árbol el mar/ en la velocidad de un
pájaro el mar/ en la bruma del sur el mar/ No está el mar en el muro azul que
ahora rodea/ un círculo azul que pone fecha y horario/ un muro que de vez en
cuando trae cruceros llenos de asombros pasajeros/ gente que nunca supo imaginarlo/ asomada en las ventanillas/ siguiendo la dudosa mirada de una abuela que
juraba/ e insistía/ que aquella cinta blanca a lo lejos/ sin duda era otra cosa pero no el mar.
F.E.
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