La crónica de mi estadía de un mes en Tegucigalpa, Honduras, la multitud que avanza dentro de mí, las voces, el doloroso proceso de reconocerme un Virgilio en uno de los inferno-paraísos más desconocidos del planeta tierra. Me acompañan, el historiador Edgar Soriano y Esteban, mi hijo.
https://drive.google.com/file/d/1LNwskTgMVANB9zGs12IkHUcRUsLd2hyB/view?usp=sharing
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