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Cada país tiene una proyección de imagen específica ante el
mundo, como los astros tienen sus pulsaciones y brillo. En los Estados este
brillo se percibe por su nivel de soberanía o el resguardo de la misma. Otros
Estados cuentan con una radiación mortal que no respeta soberanías. ¿Qué es
soberanía, específicamente? ¿Es autonomía? ¿Corresponde a la independencia o es
un orden jurídico supremo, como dice Kelsen? En las revoluciones pacíficas
exitosas por medio de lo electoral el efecto soberano corresponde a la
población que empujó el cambio y que se hace presente en toda la
institucionalidad dándole otro lenguaje y presentación ante el mundo. Y aun así
se mantienen las formas del sistema. En las revoluciones armadas victoriosas, la
soberanía se reformula a fondo, la voluntad institucional corresponde a la no
negociación de la conquista popular. En la dinámica bipartidista, pues, se
mantiene un cambio de posiciones que no genera energía sino que mantiene las
formas en un poder neutro, opaco.
A estos tres ejemplos corresponde un brillo específico del
Estado ante las naciones. El nuestro, gobierno de Xiomara Castro Sarmiento, la
pulsación sigue siendo la del pueblo movilizado, soberano en su decisión de
cambiar las viejas estructuras y de reconocerlas en su propio cuerpo político
para rectificarlas. La energía surge entonces de las calles y de la aspiración
de controlar un Estado hecho para las élites. En esta disputa es donde más
brillamos, dialéctica viva y praxis difícil, pero asumida. Aquellos espacios
del Estado que antes ocupaban los opacos hoy son espacios de participación
directa de compañeras y compañeros surgidos del proceso de refundación. La
soberanía popular, en el caso del servicio exterior, está presente sin
complejos y sin los prejuicios de clase del antiguo escalafón. En el caso de
las FFAA, la soberanía popular se muestra en la valentía con que se expresa el
Jefe del Estado Mayor Conjunto, porque se necesita valor para retar la inercia
golpista a lo interno y comprender a exactitud qué significa lo de ser
¨garantes¨, no de una Constitución por siempre manoseada, sino que protectores
de ese delgado hilo que une al pueblo humillado por siglos con su mañana en
construcción. Ese hilo que las parcas ultraconservadoras y fascistas han
cortado cuando les ha apetecido.
No queda ninguna duda de que el brillo de nuestra soberanía
brilla en este momento en una intensidad muy diferente a la que estaba
acostumbrado de nosotras y nosotros la comunidad internacional. La Cumbre de la
CELAC reunida en Tegucigalpa entre el 7 y el 9 de abril pasado es una muestra
de lo que iluminamos dentro de nuestra propia historia nefasta, llena de
vergüenzas, entreguismos y repartición de negocios transnacionales. No se puede
ignorar el trabajo de política exterior que el Ex Canciller Enrique Reina
realizó para darle dignidad a nuestros diálogos de acercamiento con la historia
real en curso, porque recordemos, hay una historia en la que viven los
representantes- guardianes de las élites, y su curso va hacia atrás, como el
río de los trogloditas que nos contaba J.L. Borges. Sabernos constructores de
la nueva soberanía que impulsa LIBRE hecho Poder, es una de las claves que
debemos tomar para entendernos dignos embajadores de las aspiraciones más
humildes, esas que brillan aún como una vela ante el viento de la oscuridad.
Nuestras prácticas y ejemplos nos harán notar.
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A nuestra fuerza, moral y recursos apunta la ofensiva de la
derecha internacional y la cipaya. Abren un frente de dimensiones aparentemente
grande para que nos sintamos sin capacidad de reacción: corrupción, división,
desconfianza hacia las relaciones con China y la inminencia de una deportación
masiva que pueda desbalancear las urnas. No en vano hch se convirtió en la
principal fuente de alienación hacia nuestros compatriotas en el exterior.
Nuestra fuerza está intacta, en la trinchera de colectivos
conscientes, pero la moral ha decaído ante este bombardeo no solo mediático,
sino que de acciones y omisiones (omisiones de apoyo a la base, acciones de
desconfianza inter corrientes luego de las primarias) pero, ¿qué hay de
nuestros recursos? Capacidad logística, capacidad de movilización, compas
capacitados para tomar las riendas de las mesas electorales, capacidad de
organizar la agitación entre los jóvenes, capacidad de crear, pintar, ubicar
una bandera o manta. La ofensiva aún no toca nuestro polvorín y de hecho,
nuestra pólvora no está nada mojada como sí lo está en las bodegas morales de
los cachurecos, liberales, nasrallistas, calixtos.
El frente multicrisis que nos propone la derecha solo busca
imponernos su ritmo y desgastarnos, pero sobretodo a clavar la idea de que no
podemos con todo e inmovilizarnos. ¡mantengamos la ruta! Nos faltan 16 fines de
semana para mostrar el único frente que le pone polo a tierra a sus maniobras:
el voto disciplinado, unido, revolucionario. Y ese frente no se gana perdiendo
la voluntad de lucha y en distracciones.
Mientras no destruyan nuestra capacidad política seremos un
pueblo movilizado. Si esto sucediera, solo seríamos expectadores y expectadoras
de las noticias que les plazca transmitir a los enemigos de clase. Canal por
canal, en una ventaja de 90 a 10, los medios criminales que ayudaron a destruir
Honduras fragmentan en cápsulas, reportajes, noticias de última hora,
entrevistas y foros lo que en realidad es una sola narrativa: que hemos sido
incapaces de cumplir porque somos corruptos, porque somos lo mismo. A ellos no
les interesa auto nombrarse corruptos y criminales porque ya nos probaron todo
en cada una de las acciones que puede tener el cuerpo de funcionarios del
Estado. Asesinaron sin vergüenza en nombre de la seguridad nacional, asesinaron
con cinismo en nombre de la salud, asesinaron y expulsaron del país
alevosamente a decenas de miles de hondureños y hondureñas con sus hijos en
nombre de poner orden, destruyeron y manipularon a placer la Constitución de la
República organizando de hecho su propia Constituyente del delito. Esto les
parecía normal en su voluntad política, por eso les es tan fácil decir, auto
incriminándose, ¨son lo mismo¨.
Y no, no lo somos. Cada vez que nos movilizamos vamos a
contravía de su historia y sus medios se activan en un sinfín de testimonios
sobre el desastre en que estamos aún la transmisión se haga sobre las nuevas
carreteras y sobre los cimientos avanzados de los nuevos hospitales y el
horizonte de 12 escuelas agrícolas y más, la reconstrucción y reparación de más
de 1200 escuelas, etc. Un etcétera que nuestra voluntad política sí hace
reflexionar al pueblo en una pregunta esencial: si esto ha cambiado en tres
años de gobierno de la Presidenta Xiomara Castro ¿cómo estaría esta Honduras
que amamos si los anteriores 16 años desde el golpe hubiéramos tenido en
nuestras manos el desarrollo del país? NO compas, no somos los mismos, y
nuestra capacidad aún no está desarrollada por completo. Para ello, necesitamos
que Xiomara Castro le entregue la estafeta a Rixi Moncada, y en ese traslado de
visiones revolucionarias, serán nuestras manos, la de todas y todos, las que
ayudarán a que esa estafeta llegue a sus manos. Esa es nuestra voluntad.
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La aparición de nasralla en Washington, en un acto de la congresista republicana Elvira Salazar, furibunda intervencionista y anti LIBRE, orquestadora inicial de las deportaciones masivas, llega aun extremo entreguista que ni los propios liberales de cepa digieren. Su títere ambulante, muy semejante al Pinocho que vive muchas aventuras aleccionadoras, vuelve a adquirir vida propia anunciando en acto tras acto que es él quien se desmarca de la rojiblanca, fiel a su compulsiva profecía de ser el salvador de Honduras.
Esa vergüenza insufrible, vuelve más racionales a los
racionales que aún quedan dentro del Partido Liberal y que entienden que la
política tiene, esencialmente, la necesidad de crear espacios de negociación
donde se guarde, al menos, las últimas expresiones de pudor. Aún con toda la
jauría que reúne en su boca renato, aún con todo y su llamado directo para que
los militares den el golpe, así se pegan botones: Ana Paola Hall nos permite
retomar el hilo electoral limpio, en su ¨reflexión sobre la ilegalidad de
imponer por mayoría y sin consenso el TREP¨. Y sí la Hall lo permite, es que
las negociaciones razonables han triunfado en una fase que aún no termina,
donde el quorum masivo tendrá que demostrarlo el pueblo de LIBRE movilizado a
las urnas de noviembre. ¿Y Pinocho? ¿Qué será de nuestro arlequín? Seguramente
está entrando a la boca de la ballena.
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Todos somos ¨los políticos¨, no son otros, sobre todo en
Honduras desde el 2009, cuando toda la población dio el paso espectacular e
histórico de asumirse Resistencia o Golpista. Desde ese mismo momento se inició
una participación y movilización que llegó al espacio más alto que toda
ideología disputa: la familia, el hogar. La iglesia se lo disputa, la
publicidad del consumo se lo disputa, pero en el 2009, la politización llegó a
la médula de la población hondureña y ya no volvió a salir de su conquista. La
famosa ¨superestructura¨ de la que habla el marxismo, sufrió un grave golpe en
ese despertar político que alejó del alelamiento y silencio a centenas de miles
que por décadas o siglos le pertenecieron. Fue por eso que la reacción
eclesiástica tuvo que recurrir al extremo de utilizar los púlpitos católicos y las
prédicas televisadas o congregacionales evangélicas para apuntalar la acción barbárica
del golpe de Estado cívico-militar. A partir de ese momento, cada domingo, no
hubo sermón o reflexión de pastores y sacerdotes donde no se señalara que ¨los
diablos comunistas y vandálicos de la resistencia¨ tenían en caos el país, y en
las primeras bancas de esas prédicas estuvieron siempre micheletti, pepe lobo y
juan Orlando Hernández, con rostros de santos asintiendo en cada versículo
deformado.
Apuntalar, apoyar, sostener, esa es la reacción que hoy
vemos en la Confederación evangélica y la Conferencia Episcopal. Apuntalar al
golpismo, apoyar al fracaso político de liberales, nacionalistas y otras
hierbas y sostener la ¨esperanza¨ de regresar los privilegios donde siempre han
pertenecido: las élites. Este 24 de agosto próximo se movilizarán convocando a
la misma base de los partidos políticos fracasados, cuyos votantes no
encuentran por ningún lado el liderazgo que los represente. Es así que la reacción
religiosa sale en ayuda urgente, repitiendo el escenario que ya conocemos a
fondo gracias a nuestra formación y politización. ¨Los políticos¨, entonces, no
están ocultos ni pertenecen a una conspiración enigmática. Están en las calles,
movilizados, así como nosotros lo haremos el 1 de agosto. Las calles hablarán
de políticos a políticos, solo que nosotros sí tenemos liderazgo en LIBRE, y
ellos no. Ellos necesitan ocultarse o disfrazarse masivamente como feligreses.