El día viernes 24 de febrero sucedió en Sabanagrande una insurrección popular a pequeña escala pero con una intensidad única en la historia del pueblo: las amenazas de la policía en cuanto a seguir uno por uno a los integrantes del Rey Feo que los puso -entre rima y rima- en entredicho, se hicieron efectivas.
Intentando apresar de manera arbitraria a uno de los muchacho, esa misma noche, a las 9:15pm, los miembros de la policía se encontraron en medio de una furia e indignación que no conocían.
La respuesta de alrededor de 150 personas entre adolescentes y adultos ante la arbitraria persecución y apresamiento del joven Saúl Amador fue frontal. Pudo tener consecuencias mayores si no se hubiera pedido la intervención de los Derechos Humanos. La multitud, que venía acumulando una rabia sorda desde hace dos semanas por el toque de queda impuesto por la policía a partir de las 10 de la noche y bajo la interpretación de una confusa ordenanza municipal (exige que a partir de las 10 pm los menores de 17 años sean "mandados a dormir" o ser encarcelados por vagancia o por sospecha delicuencial), no pudo contenerse más y por momentos pudo llevar a cabo un desarme de los policías y su posterior linchamiento.
Los ánimos lograron controlarse ante la promesa de mediación del COFADEH, quien asumió darle seguimiento a los testimonios y acompañar a las víctimas de la violación constitucional del derecho a la libre circulación y de las amenazas concretadas por la policía al detener la semana pasada a uno de los muchachos (Mauricio Canales), a quien golpearon y sometieron a burla y escarnio ante su preferencia sexual manifiesta.
Los golpes recibidos por Saúl Amador fueron la aguja en el globo. Junto a la procuradora del COFADEH fuimos testigos de la realidad de un toque de queda que hace correr a todo aquel que se encuentra en las calles a la hora indicada. Un pavoroso silencio llena el pueblo y solo se ve a la patrulla recorriendo despaciosamente las calles. No se exagera cuando se puede comparar esta escena con cualquier registro histórico de una dictadura implantada sin vergüenza alguna.
Al momento de consultar al señor Alcalde, German Díaz, él mismo nos afirmó que nunca ha emitido ninguna ordenanza que motive las acciones policiales antes consignadas, sin embargo, al momento de visitar la posta policial y entrevistar al Clase I Orellana (uno de los principales señalados por los testigos de abuso de autoridad), éste nos afirmó que la ordenanza municipal existe y que emana del señor Alcalde. Es obvia una laguna donde se ahogan todas la violaciones a los derechos humanos que vienen acaeciendo.
En la reunión llevada a cabo el día sábado 25, con mucha decisión, se decidió organizar el primer Comité por los Derechos Humanos en Sabanagrande, bajo la dirección formativa del COFADEH y así lograr una permanente denuncia legal de las violaciones cometidas ya sea por ignorancia o por franca alevosía.
Siento que la sociedad hondureña ha llegado a un punto muerto que debe acelerar un proceso de organización ciudadana inédita. La represión policial alimentada por la formación institucional o por el rencor hacia la acometida mediática (sin olvidar los puntuales e impunes asesinatos hechos por un gran segmento de uniformados) deberá asumir su desconexión total con la ciudadanía o enfrentarse a sí misma hacia una conversión ciudadana que los obligue a pensarse como pueblo, a asumirse como pueblo, a regenerarse en el pueblo que ya decidió movilizarse hacia un país en refundación.
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