Incansable, Pablo, en la gestión cultural salvadoreña y del área centroamericana. Lo conocí en el 2003 y desde ahí nos mantuvimos orbitando en la amistad, colaborando en la poesía, sabiéndonos pues entre la selva. En enero pasado lo volví a ver, ahí en la misma Luna Café y Arte que está menguando por estos días, ese espacio ingrávido donde los abrazos son lo único que pesa y la poesía es la bandera de conquista. Gran colaborador de la escena joven mexicana con quien comparte puntuales complicidades, sigue siendo el poeta que apuntala junto a Otoniel Guevara, Jonathan Velásquez y y otras personalidades de la guanaxia, la Fundación Metáfora que tantos y tantas poetas ha trasegado y convocado por estas tierras.
PABLO BENíTEZ
Nació en San Salvador en 1980. Escribe ensayo además de poesía.
Se dedica al trabajo editorial y a la investigación histórica. Estudió
literatura en la Universidad de El Salvador y filosofía en la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas. Ha ganado dos premio municipales, en los años 1999 y 2000.
Poemas de Vuelta a la nada
poetas tísicos
mínimos animales
que roen lo que sobra
lo que llena la barriga
mínimos frutos blancuzcos
que caen podridos de la rabia
criaturas únicas
que sólo tinta cagan
cronologías
sueños quemados:
párpados abiertos
cronología inútil
esta que me pesa
y que me falta
cronología de la mácula
torpe
XXIX
basta de poemas
rota está la página
a un lado tu sed
tu dolor de intestino
el pan de cada día
hártalo
ocho horas desgárrate
duérmete cerca de la llama
basta de palabras
aúlla
desbarata
Poemas
de Rabo de perro
[uno]
ah, incrédulos,
yo conozco el lenguaje de las bestias:
animal
telúrico
cuerpo
nuestro descarnado
aire
herido con furia
soy
[agitación]
caballo
caballo
mi
corazón galopa
relincha
afectado por la memoria de la brisa
baldío
estoy contra el muro
y contra el muro me reviento
relincha
afectado por la memoria de la brisa
baldío
estoy contra el muro
y contra el muro me reviento
se rompen mis labios
se rompen mis ojos
a
lo lejos los cascos resuenan
ruidosos en mi pecho
ruidosos en mi pecho
De Guerra
que no cesa
rebanadas
el mar corta la noche
en rebanadas
al otro lado
muñones sin nombre
quizá un marido
quizá una hermana
no se sabe nada
el mar sigue cortando
y cortando
caen las rebanadas de la noche
y nuestra hambre vieja
y sin filo
no sabe morder
réquiem
el perro mordió huesos de todo tamaño
ahora está muerto
chillamos todos
como canes muertos
el perro no llora
fenece
payaso,
perro,
nadie te quería
yo amo la risa de mis muertos
tu cadáver-es-torvo
perro,
lámpara que alumbra la tierra
tallo de alguna flor que comienza
XVI
debajo del fuego algo se mueve
y crepita como un río
y como un río nos muerde
¿y qué hay debajo de tus ojos?
¿y qué debajo de tu vientre
que me eleva
y me sostiene?
debajo del fuego algo se siente
y se nos vive
y se nos muere
1 comentario:
Hunde el diente está poesía, descascara las paredes de taque sal de sus sociedades, con mordaz palabra, hasta el fondo sin ambages.
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