10 de mayo de 1968. Medianoche. París, Quartier Latin. Tan sólo barricadas. Objetos misteriosos sin función pragmática alguna. La barricada tuvo su gloria en el París revolucionario del XIX como artilugio militar indispensable para cortar el avance de jinetes y artillería. Su apoteosis la dibujó el Flaubert supremo de La educación sentimental en el cuadro fantasmal de la insurrección parisina de 1848. Medianoche del 10 de mayo de 1968. Algo más de un siglo. Media docena de revoluciones. Todas ellas traicionadas. Y una crepuscular resonancia épica cuya solemnidad tiene el sabor -pero sus protagonistas no lo saben- ya de una elegía.
La barricada no corta el paso a ninguno de los grandes artefactos bélicos de final del siglo XX. Tácticamente es ociosa: poco más que un decorado de película o teatro. El adoquín arrancado de las calles no busca levantar barrera; persigue paraíso. No después, no al final del infinito tiempo de necias transiciones. El paraíso aquí: el combate es ya, en sí mismo, paraíso. No hay nada más allá de aquello que se toma en un presente suspendido sub specie aeternitatis. No hay nada que esperar ni que temer. Ahora es siempre paraíso. O infierno. Toda transición miente lo esencial: que lo dejado para luego queda para luego siempre. El adoquín no construye edificios: no hay futuro. El adoquín es el presente absoluto de la felicidad que nada planifica. No hay nada que esperar: no socialismo, sobre todo. No hay nada que temer: no este aburrido pudrirse en la sensata repetición al cual llamamos sociedad burguesa. Sólo hay la noche alzada en armas. El placer no delegado de empuñarlas. Frente al gigantesco Estado que todo puede y que todo controla. Armas en la noche. Irrisorias, si se quiere. Armas: inteligencia, adoquines, jóvenes cuerpos en lucha. Placer ahora, comunismo ahora. Bajo el adoquín, la playa. Feliz intensidad del insumiso: nada hay que pueda compararse a eso. Inteligencia, en suma: barricada.
Serge July, pasado el tiempo, dirigirá el diario Libération, Alain Geismar zozobrará en la grisura de una candidatura mitterrandiana un cuarto de siglo luego. No importa. Los fijo en sus veintipocos años. Redactando precipitadamente lo que han visto. Libro excesivo y por eso bellísimo. Hacia la guerra civil: “La barricada es el orden del deseo. No tiene la menor utilidad militar. Cualquier poli puede saltar sobre ella sin problema. Y, sin embargo, juega una función que es tal vez decisiva: define dos territorios; hay ahora un territorio del poder y uno de los manifestantes. La barricada es la marca de la diferencia radical, de la oposición irreductible. Es el orden revolucionario contra el orden burgués. La barricada es la delimitación de un lugar de la palabra, de un lugar donde el deseo puede inscribirse y llegar a ser palabra. En el Boulevard Gay-Lusac cristalizó una muchedumbre de fantasmas“.
Muchedumbre, sí. En la noche comunista: la gran fiesta que nada necesita de futuras promesas. Callejón transversal que define el ínfimo triángulo Gay-Lussac/Saint-Michel/Royer-Collard. Los trotskistas de Krivine se aprestan al choque. Pequeña unidad de adolescentes, preparada para el cuerpo a cuerpo con la policía. Un jovencísmo Alain Krivine repite fórmulas aprendidas en libros de hojas mil veces sobadas: “El enfrentamiento es inminente. El gobierno no puede tolerar que París amanezca mañana cubierto de barricadas. Va a ser duro, muy duro. Es el momento de mostrarse a la altura precisa. Sois revolucionarios. Sed los mejores. Dispersaos en pequeños grupos por las barricadas. Y combatid en primera línea“. Retórica tan vieja, en ojos infinitamente nuevos.
Pierre Goldmann deambula en el ajetreo de la desadoquinada Place Edmond Rostand, en el corazón del territorio insurrecto. Contempla aquel teatro. Nada entiende. Él empezó esta historia en el 65, volando por los aires la servil estructura, mitad reformista mitad staliniana, del anacrónico PC francés, junto a Krivine y a otros tantos a los que ve afanarse en torno suyo. Ha pedido, hace unos meses, su incorporación a la guerrilla venezolana. Ve todo esto en torno suyo como un gran guiñol. ¿Dónde están los fusiles? ¿Dónde los tanques? No se hace una revolución sin fusiles ni tanques. Los compañeros se han vuelto locos o están jugando. Nada entiende. Los compañeros son sólo media docena de años más jóvenes que él. Y es como si varios milenios los separaran. Huirá de París a la guerrilla americana, de la guerrilla al bandolerismo urbano en París de nuevo y de allí a la cárcel. Escribirá el más bello de los testimonios de su generación: las Memorias de un judío polaco nacido en Francia. Luego, ya libre, un comando parapolicial lo asesinará a tiros: 20 de septiembre de 1979. Goldmann, tan joven y ya tan desbordado por el tiempo. 10 de mayo de 1968, ojos abiertos sobre una insurrección que él inició y que no comprende: “Me parecía que los estudiantes difundían en las calles, en la Sorbona, la oleada malsana de un síntoma histérico. Bajo formas lúdicas y masturbatorias satisfacían su deseo de historia. Me chocó que no tomasen otra cosa que la palabra y que se regocijasen en ello. Sustituían la acción por el verbo… Fui a hablar con los dirigentes y les propuse una acción armada. Abrir fuego contra las fuerzas del orden… Me miraron como a un loco“.
Lo echaron a patadas. No sólo los “padres” del PCF, también los “hermanos mayores” habían perdido pie. Quedaba sólo un muchachito pecoso y sin historia. Hablaba por los micros de las unidades móviles de radio: “On s’ammuse!” ¡A divertirse! La política -eso a lo cual los viejos sifilíticos llaman política- saltaba en pedazos.
Ningún futuro había en mayo. Placer desnudo del presente, sólo. A eso llamamos revolución. Nada que construir. Sólo romperlo todo: el buen sentido y las respetables normas, lo primero. Una vieja novelista indigna comprendió enseguida el envite magistral de ese lenguaje. Romper, romper y no reemplazar nunca. Destruir, dicen ellos…
Extraído de: http://www.elmundo.es/magazine/num132/textos/des.html
1 comentario:
Excelente Post
La información contenida en este blog es muy buena, ya que ha costado mucho encontrar información acerda de esta carrera.
Gracias por compartirla.
http://www.ipchile.cl/carreras/asistente-en-educacion-de-parvulos/
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