Hasta
ahora, el corazón solo pensaba en sí mismo, en conservar el puesto, en llegar a
las ocho, salir a las cinco y cobrar por la extras; en latir al ritmo que le
toque el poeta. Hasta ahora, el corazón no atendia llamadas fuera del horario
oficial, dormia la siesta, se preocupaba por los triglicerios y se quejaba de
la mala alimentación del poeta. Hasta ahora, el corazón se sentía comodo al
lado izquierdo del tórax, no hacía preguntas, ni intentaba dar respuetas y se
sobresaltaba por la noticias de la prensa o por los poemas que cruzan por el
pecho del poeta. Hasta ahora, el corazón era un ave de paso, un animal
migratorio, una especie que se alimenta de la noche. Hasta ahora el corazón
bailaba al son que que le toque el poeta. Hasta ahora el poeta entendió que su
corazón no estaba en ninguna parte.
Daniel Matul - Guatemala
No hay comentarios:
Publicar un comentario