sábado, 12 de febrero de 2022

Elvin Munguía - Honduras

 

Foto: Fabricio Estrada

Veo el desplazamiento a través de estas ventanillas. La poesía de Elvín Munguía ha salido del templo a una velocidad imprevista. Va en bus, en metro, dueño de la ausencia también es dueño de las formas que brinda la materia oscura. Su universo nos desplaza y nos hace preguntarnos si la esperanza, como el futuro, sólo puede distinguirse con letras ferrosas. Aquí no encontrará un amor errante. Encontrará al poeta que sabe vernos como corderos destinados al sacrificio. A través de los velos de la velocidad distinguiremos su rostro y su voz: "Yo te contaré de lo que habla el misterio". 

Los invito entonces a escuchar el murmullo vigoroso que nos llega, como advertencia, desde el centro de Honduras, la poesía clandestina en la guerra del silencio.

MISERICORDIAS DEL MESÍAS

 

Es el gen del mesías errante

que recesivo ha vuelto a esparcir

la vieja herencia

en el altar de las devotas.

 

Gen que ansían las guadalupanas;

gen que esperan las jóvenes mexicas.

 

Pero los mesías,

mesías son y no esperan

ni conocen la mansedumbre de los sedentarios

o el sosiego de los que echan raíz

o siembran antes del amanecer extensas milpas

como un pacto con la tierra.

 

Una vez lavados y ungidos sus pies,

con el exotismo de los aceites

de criollas y señoriales magdalas,

inclinan condescendientes la cabeza,

acarician la cabellera de las arrodilladas

y para que no detengan su paso,

les habla de los cirios que se encienden en la noche;

de los cactus y del ardor del suelo en los llanos;

de los páramos y sus tierras de fuego;

del agreste valor de las suculentas

que niegan el calor y el frío;

de la expectativa del retorno

y de la mortandad que deja

la esperanza del nunca volver.

 

De las jóvenes,

como girasoles,

que esperan en las puertas con sus rebosos y sus shailas,

ondee su túnica en la bruma del mediodía

o entre las trampillas de las paredes de barro,

ausculten sin ansias

el regreso de su redentor con nuevas oraciones

e interminables liturgias de cama.

 

Como sultanes,

los mesías, son alimentados en la boca

y no duermen porque se deben a sus vírgenes

que codician el sexo

en los postigos castizos

y en los marginales lechos mestizos.

 

Siempre hay más de una dolorosa

que dolorida lo niega en las llanuras,

pero de rodillas hacia él, ruega

y sobre sus pechos jura y se persigna

guardarle el luto de los cuerpos prometidos,

porque al final,

la muerta,

la muerta es ella y sabe,

regiamente sabe

que nunca más resucitará

en los anacoretas brazos del salvador y sus reminiscencias.

 

Reposados los mesías,

miran las doloridas amparadas,

con una bondadosa pereza; 

les reparten unas cuantas parábolas de luz.

Les multiplican los sollozos.

Les cuentan sobre los peces

que caen en octubre o en diciembre

en algún pueblo de un país remedo

y les citan los versos de un amigo,

como se citan las visiones de un profeta

que no sabe, como Sísifo de rocas 

ni se asoma con ramos a las iglesias

y tampoco urge ser piedra de fundación,

aunque sea Armando y le llamen Pedro.

 

Pero la costumbre de las vírgenes

que se llaman con nombres de mártires y alias bíblicos,

es clamar el nombre del mesías

al verlo que toma un tren o un autobús

y no hay número telefónico,

ni el "vuelvo pronto".

 

Vuelven,

los mesías vuelven,

a la paz de la intemperie

o se hospedan en la comodidad de una hacienda,

mientras le multiplica una joven de trenzas,

el pulque, unas cuantas tortillas y el amor por esa noche.

 

O en su sólida indiferencia, los mesías, con sus libros,

se congregan en el snobismo de los “table dance”

como una pintura y,

jóvenes marías de estatura promedio y creyentes,

bajan a darles el calostro de su seno

para que no se marchen

y las bendigan como al vino o la hostia,

y les llamen mi templo, mi cuerpo y mi sangre

hasta que la alarma de las seis

o el gen les avise que el camino y las viejas comarcas 

urgen de nuevas herencias

y de los mitos de mesías errantes.

 

*De Gradiente de Concentración (G.E 2019)

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ESOS VIAJES EN METRO

 

Esos viajes que nos llevan hacia la garganta de la noche.

 

Vamos solos en un vagón atestado de islas y estruendos.

Sentados

o en pie,

cada quien lleva sus píldoras de plomo en el plexo.

 

Desde los fríos vidrios,

esta ciudad llora, se quema en medio de luces

y rancias corrientes que a los tristes arropa.

 

Esos son los viajes de los dueños de la ausencia,

de las dueñas de un ajado blues;

de quienes dejan en la mano,

una mano fantasma

y una lágrima se rueda

como si dijera:

¡Extraño tanto esos ojos!, ¡extraño tanto ese lugar,

esa cama, esa música!

 

Es el viaje de los que van en autobús o en metro;

el asfixiante viaje de los extranjeros

que no quieren llegar a una casa

sino

a un hogar.

*De Gradiente de Concentración (G.E 2019)

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MANUAL PARA ANACORETAS Y BERGANTES (I)

 

Nadie sabe cómo iniciar el viaje

pero toda gente sueña con partir

hacia la incertidumbre de los andantes.

 

Injertarse como una parra

y extenderse invasiva e indetenible

en la munificencia de las carreteras.

 

Bergantines navegando hacia la pluralidad del horizonte.

 

¿A qué rigurosa velocidad se alejan de lo amado?

¿Qué desagradable constante los determina?

¿Qué suntuosa feralidad los impulsa?

 

Indiferentes y secuaces,

abordan la primera rueda

y aunque la nostalgia de las circunstancias

les convierte en un arroyo la mirada,

levantan la nariz y se elevan las cometas

entre los vientos llameantes del desierto

o las salinas tormentas del mar.

 

Solitarios y remeros

llevan su manual de viaje

hundido en el plexo como una ramificación

de los que esperan en el camino,

degustar,

un diminuto grano,

un grano ínfimo, 

de salvación.

 

*De Gradiente de Concentración (G.E 2019)

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INIQUIDAD DEL ABSOLUTO

 

Qué cruces

y qué clavos señalarán tu ruta con un hilo de sangre, Señor del exilio.

 

Luto del camino.

Modo animal.

Denominación atribulada.

Planta del mal.

 

Qué manos tomarán una lanza para consagrar tu lengua y multiplicarla, Enmohecido pan.

Qué vinagre enjugará las heridas del mercado

y apaciguará tu ira.

 

Dios ciego del desierto,

no clames a tus creadores por incienso

ni te ampares en la compasión de sus promesas.

 

Qué conmiseraciones demolerán tus rodillas

y, qué llamas abrasarán tus costados.

 

Grano de indagación.

Gula del saber.

Qué zarzas se clavarán en tus pies

y qué gracias escribirán tus ojos.

 

Señor de la arena.

Maestro del viento,

Consagración del convicto.

 

Qué rumbos, Señor impuro,

qué enjundias y qué bendiciones

señalarán tu travesía hacia la muerte

con un dedo en hueso,

ofreciendo sangre.

 

Junco inmoral.

Oasis hediondo

Rota costilla.

 

Quién levantará tu osamenta

y quién descifrará tus seudónimos

para llamarte al cielo

y clavarte en el estallido de una galaxia.

 

Absoluto de los absolutos,

¿a quién?,

Bólido de la noche,

Secuencia del grito,

a quién le saquearás los pecados

y le pondrás demonios en el plexo,

para que vivas.

 

*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)

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MI NOMBRE ES AZAZEL 

y he cruzado el desierto 

para exudar las culpas de los míos 

en las llamas de la arena.

Esta cabra recurrentemente lanzada 

a la bondad de los riscos

ha cruzado los fuegos del destino

y ha dedicado a los soles viejos y nuevos 

himnos que cada nuevo mundo ha proscrito al olvido.

Mi nombre es Azazel.

Aunque ahora soy condenado 

como un caído y un errabundo permanente

y me haya vuelto el oscurantismo del medioevo, 

un demonio lujurioso, 

sigo siendo un ángel;

un ángel, cuyo nombre es:

Sacrificio.

*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)



UN HOMBRE ARREA SUS OVEJAS POR UN CAMINO AGRESTE (Tercer Fragmento)

 

Emula a sus ancestros que también anduvieron por calzadas 
pero más duras y cundidas de un sol regio.

Un hombre camina con su rebaño,
lo espolea con la música de una sorda brisa.

 

Un carnero de oscura y luminosa lana 
va delante 
poniendo tentaciones como piedras en un camino cósmico.

 

El pasado vuelve a enredarse en las cadenas del gen
como si fuera las arenas de un desierto 
acostumbrado a los pasos un viejo errante.

 

La noche está lejos aún. 
Espera que la luz del ardiente óvulo 
se vuelva el silencio de un ojo dormido.

 

Un hombre arrea sus 144,000 ovejas
por un pasaje escarpado y rodeado de cardos.

Cien van delante de él con su lana sucia 
guiadas por un negro carnero que pone a sus pies 
las tentaciones que alguien tomó del cielo.

 

Un hombre guía a su rebaño sin paladear el viento.
Su muda lengua parece tararear: 
¡Aquí vamos los exiliados!
¡Aquí vamos todos los muertos!

 

*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)

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SALIR DE LA ESPERANZA 
para entrar en una carretera 
donde los árboles pasan asustados y borrosos 
como un hombre cuyos ojos, 
van aspirando lerdamente 
a la infausta gloria de una fría ceguera.

Aceite.

Asfalto.

Derrape

Haz moribundo; 
tenue atraviesa una niebla 
como un armadillo 
que se atreve a cruzar una carretera 
hacia el bólido de la muerte.

Hay ojos 
que siempre ven hacia La Esperanza 
como se ve un futuro escrito 
con letras ferrosas, 
en una hoja de papel 
al borde de una llama 
mientras, un sol encabeza 
las partituras ardientes del viaje 
y una canción se aplaca, 
en los remansos agrestes del mediodía.

*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)

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EL ÉXODO NOS QUEBRANTA

como nos quebranta 

las cenizas de una casa en llamas

o el marfil de una puerta 

que nunca volveremos a abrir.

*De Boca del Diablo (G.E 2020)

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NOSOTROS HEMOS VENIDO A ESTA TIERRA

a saciar la sed de los corderos.

Hemos venido

desde el otro lado de la inmundicia

a poblar este valle,

a arrancar

herrumbrosas cruces,

viejos símbolos del infierno.

Hemos salvado la demagogia

y el canto de malditos señores,

el espanto de los pueblos en desidia

y aquellos que invaden los caminos

como hierbas malas,

como mala bruma,

como fronteras rodeadas de morteros.

 

Hemos encendido los carbones

que humean libertad en el plexo,

                                         las piedras del poniente.

Ilumina,

ilumina eclipse de luna,

la concavidad de esta noche,

su apagado pulso,

su ojo ciego,

su macilenta aura.

Hemos venido entre el alboroto del polvo,

desde la senectud de los árboles que confluyen

en el bosque del misterio,

a renacer la memoria de este suelo.

Hemos venido nosotros,

los errantes

 los anacoretas

  los clandestinos

        los sin arraigo

             los que se resisten a fallecer

en las siniestras manos del sistema,

a sembrar poesía,

    a repoblar la memoria,

             a vitalizar las flores,

                  para que fluya el espíritu de la vida.

Hemos venido

desde el otro lado de las llamas estelares

a levantar desde el olvido

la conciencia de los muertos,

el gozo de los tristes,

el sueño de los insomnes,

la música de los ríos,

las raíces de la tierra.

Hemos venido a calmar en este árido valle

la lobuna hambre,

la insaciable,

   la antiquísima sed

                   de los corderos.

 

*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)

 

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NÓMADA

           es uno de mis nombres.

Traigo en mis ropas el polvo de mil naciones.

Mi camino

         es el universo

                   y mi hábitat

                           la dimensión que rondo.

No sé del tiempo

        ni del significado que trae la palabra fronteras.

Soy nómada,

       sin más posesión que los poemas

                   que soplan hacia el horizonte

                            o aletean como gaviotas

                             hacia el cenit de la nostalgia,

                                hacia el “sinretorno” de los marchantes.

No tengo estrella por guía,

         desconozco hacia dónde se ubica el norte.

No sé de las brújulas ni de isolíneas

            ni sé de las estaciones que frecuentan

                                    los sedientos de descanso.

Soy la expansión

       y la extensión de un caminante,

              de un andariego sin más mañana

                  que la aurora reptando al ritmo

                                     del arroz y del maíz.

Sombra soy estirándose a su antojo,

hacia la indiferencia del sol,

 hacia el viaje constante del ocaso,

          hacia el sortilegio del indescifrable devenir.

 

Sombra soy de la aurora.

Sombra del día soy.

Silueta de la noche,

                      viajante soy.

Acechanza condenada a errar,

condenadamente bendecido a vagar

en el interminable gozo del paisaje;

Anacoreta sometido

   al imperecedero vendaval del destino

                     y al lacónico juego del azar.

 

Bien y mal,

vagamundos soy

y mi nombre es:

Desarraigo

          Caín

                Exilio

                     Prometeo

                           Diáspora

                                   Judas

                                      Éxodo

                                           Hades

                                                  Luzbel

                                                     Destierro.

 

*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)


BEDUINO


Oscar Amaya Armijo 
porque somos de distintos mares 
pero de ningún desierto.

Ojalá fuese un hombre de camellos y petróleo. 
De desiertos y oasis. De refugios bajo el sol del Magreb. 
Ojalá fuese un beduino rompiendo una tormenta de arena. 
Un sobreviviente de los misterios y los espejismos del Sahara. 
Ojalá fuese una pantera rugiendo a las orillas del Nilo. 
Pero no. No soy beduino. 
Aunque en los aviones y los autobuses me miren con sospecha 
o que en Cuba me llamaran "Egipcio", solo tengo, 
como todo forastero cuya fe es quebrantada por un exilio, 
la herencia del mestizo, el collage genético de aquella tierra. 
Ojalá fuese un hombre de rebaños.
Pero no. 
Soy solo un poeta en este país aparentemente mío, 
sin Meca, sin comercio, sin ovejas y sin cabras; 
cuyo único valor 
es menor que el de una guijarro lanzado 
a la generosidad de un charco.

 

*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)

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LE PONDREMOS COMBUSTIBLE A LOS TANQUES

y los jinetes, no aquellos del medioevo,

sino los que montan las bestias de hierro,

volverán como cruzados

a sus valkirias errantes.

 

Los motores del mundo

harán que vuelvan a soñar las carreteras

con aquellos locos que aún rugen

la ilusión y la libertad

en la revolución de los pistones.

 

No pararán de levantarse héroes

renacidos en la velocidad de la vida.

 

¡Sleipnir!

¡Sleipnir!

¡Sleipnir!

 

Crujirá el asfalto, el viento,

el espacio, la noche, el tiempo, el día y la muerte

en su veloz rueda.

 

La gloria siempre será de aquella gente

que renazca del olvido

en la dignidad de las motocicletas

y dispuesta siempre esté a reclamar,

la imperecedera, la magnánima libertad

de las carreteras.

 

*De Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E 2019)

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NO, NO SIEMPRE NOS HACE FELICES está vida sometida a las terminales, su atolondrada luz, su gravidez de insomnio; su sorna y sus nimbos cegando la tarde que ovejuna va engullendo a los cerros. Su ensombrecida atmósfera, su abrasiva tristeza, su enjuta molicie; su gozo errante; la pena de los autobuses cundidos de tremebundos rostros; canciones horrorosas; dolientes inconfundibles que vienen construyendo desde las raíces y su nacimiento, un perenne velorio, un rostro de féretro, un fardel de dolencias, una preocupada ausencia de todo.

No siempre nos hacen felices las carreteras, cuando falta la pierna o la mano, donde andaba la nuestra. Los ojos que eran los celajes y las auroras boreales; el planeta que nos guiaba, la luz que se iba mansa hacia la noche y nos convertía en sueños la estigia.

No, no siempre somos felices cuando se va a ninguna parte y nadie espera nuestro regreso o las llamadas de quien nos ponía en los ojos la belleza de un mundo en angustia; la belleza de las tierras desconocidas y sus pueblos en asfixia como un pez anclado a un anzuelo.

*De Boca del Diablo (G.E 2020)

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SN

 

¿A dónde vas hombre de la botella que acabas de pescar la luna?

¿A dónde vas botella de la luna que acabas de pescar al hombre?

¿A dónde vas luna del hombre que acabas de pescar una botella?

¿A dónde vas botella del pez que acabas de enlunar un hombre?

¿A dónde van

hombre,

pez,

botella,

luna?

¿A dónde van, en este mes que es enero,

pero que me parece un noviembre,

luna, botella, pez, hombre?

 

PORTAFOLIO DE DATOS PERSONALES

(No están actualizados reconocimientos, participaciones como jurado, conferencias y otras actividades a nivel nacional e internacional)

 

ELVIN EUDILIO MUNGUÍA CHIRINOS, hondureño, poeta, narrador, antólogo, extensionista cultural, editor (Goblin Editores), consultor.

Entre sus títulos publicados están: 7 cuentos sin hadas (2007), La calle sin nombre (cuentos 2008-2010 Goblin Editores), En el Sueño de la Sombra (cuentos, Goblin Editores 2009), Poemas cotidianos para Breya (Goblin Editores 2011); Brevedades y Rosarios (Poemas, Goblin Editores 2010), La Absolución del Círculo de los Cuatro Jinetes, (novela, Goblin Editores 2010/2013/2015); Tres Libros Reunidos (Poesía Goblin Editores 2013); Cuando la Muerte Deje de Soñarme (Poesía, Goblin Editores 2016); 7 Cuentos Ígneos (Goblin Editores, 2019) “El Escritor Como Científico en las Sociedades del Simulacro”; Gradiente de Concentración (G.E. 2019);Hacia los Cimientos de lo Oculto (G.E. 2019); Boca del Diablo (G. E. 2020) entre otros títulos.

También ha publicado las antologías:

Antología de poesía: Tratado Mesoamericano de Libre Poética Ecos Náhuatl, Honduras-México, (Goblin editores 2010); Relatos impresionantes de autores impresionantes (Goblin editores 2010); Antología del cuento hondureño siglo 21 (Verbo Editores 2012), en colaboración con los escritores: Melissa Merlo e Israel Serrano. Memoria Histórica de Dolores, Intibucá.

También sus poemas y cuentos se han publicado en antologías de México, Colombia, El Salvador, Guatemala, Italia y Argentina.


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