jueves, 19 de julio de 2012

Una carta de vida


Queridísimo Fabricio, pasan los dias y siempre con lo pendiente pasando a convertirse ya en impagable deuda, en resplandor que ciega. Buen amigo, no ha sido este un año fácil en mi vida, sin embargo redentoras compañías han estado cerca de mi, parece que a veces, cansado corazón. Una de ellas, más que salvífica, más que rotunda , ha sido la compañía de tu libro, de tu impresionante manifiesto de rebeldía y conciencia, un libro esperado de ti por todos los que de ti conocemos el don y el rigor de tu talento y tu trabajo, sencillamente perturbador en la índole de la inteligencia y sin duda una de las más conmovedoras visiones de lo que al otro lado del mar es hoy la lengua viva de Góngora y Hernández, las alas de tus palabras creando la posibilidad verdadera de la justicia, que es la verdad de la belleza. Tu libro es espléndido, conmovedor, renovador, nuevo, exacto, pleno, sin fisuras, como este conmovido abrazo que ahora te mando y que has de repartir con Mayra y el niño. Más abrazos.

Juan Carlos Mestre

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