En ese cumpleaños llenaron estas botas-vaso con dulces de un sabor que nunca olvidé. Miro la foto y siento el sabor de esa tarde, 1:00pm decía la invitación al cumpleaños de Milo, el hijo de Ñurdo y Gilma. El lugar era la galera esquina opuesta a la casa de Carmen Rivera.
Por alguna razón recuerdo nada más que se hacía tarde y aún no repartían las botas. Yo estaba ansioso porque los pocos y anémicos focos del alumbrado público ya no daban para llegar a la casa y debía pedirle a alguien que me llevara. Tenía 7 años y el pueblo unos tres mil haciendo de la oscuridad otro territorio donde no cabíamos los niños.
Al final llegaron con el pedazo de pastel y la bota-vaso. Era amarilla y la cuidé mientras crecí, hasta que me apretó los pasos de adolescente. Aún me recuerdo quitando la nata de la leche caliente. Fue mi primera posesión al igual que la de muchos en el pueblo, la mayoría descalzos.
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