Foto: Fabricio Estrada
Geografía de la vida
Me
has enseñado a pintar banderas,
trazar
límites en mapas ciegos y mudos
distinguir
el norte y el sur,
elegir
entre oriente y occidente;
pero
nunca hablas sobre la vida
y
ahora que la enfrento,
no
sé que color ni que frontera ocupar...
ni
que punto cardinal escoger.
Husos
horarios
El lugar que habito
es el primer punto
donde nace el sol.
Si viajara al oeste,
en tu huso horario,
predeciría tu futuro,
pero si lo hiciera,
borraría mi pasado
y la historia de mi vida
sería un poema incompleto.
Si no te importa
prefiero llamarte por cobro revertido.
En la otra orilla
Mujeres
vestidas de religión
condenan a
quienes contemplamos
la lengua
acuosa que viaja hacia el mar.
Ellas
lanzan piedras, salpican maldiciones,
nos
acarician con escupitajos,
nos
amenazan con su dios
y prohíben
bañarnos en su río
porque no
somos dignos…
Para cuando
venga la crecida
todos
seremos peces del mismo redil.
Censura v/s autocensura
Era más
fácil esconder los textos,
confesar
que eras analfabeto,
que nunca
habías leído a Neruda,
que jamás
te interesaste por la poesía;
y reprimir
tus ataques creativos
contemplando
una hoja en blanco
mientras
los cinco sentidos luchaban
por
escribir versos de mala muerte…
Lo peor de
vivir bajo la censura
era eso:
condenarse a la autocensura…
Olvido
El olvido
habita silencioso
un rincón
perdido bajo el mantel
junto con
migas de pan
y rancios
aromas de libertad.
Ahí, quitecito,
se ríe burlón de la memoria
y escribe
en delicioso arameo
el
mamotreto de nuestras existencias,
cuyo
volumen no ocupa ningún lugar…
A veces,
cuando nadie me ve,
atisbo bajo
el mantel
pero nunca
encuentro nada…
Estatuas de sal
Mujeres convertidas en estatuas de sal,
seducidas por la sedienta lengua del mar.
La arena corrompida manufactura
largas sayas de áspera arenisca,
que el viento lujurioso arremolina
con el fin de constatar sus prietas formas.
Un agudo grito de dignidad se enmudece
con el chasquido salado de los besos del mar.
Una vez fueron libres, pero nadie les advirtió
sobre las consecuencias de mirar hacia atrás…
Desfiladeros
Cada vez
que pronuncias mi nombre,
tu voz se
convierte en un desfiladero
interminable,
estrecho, profundo
y
consciente, me extravío en él,
entonces,
aguardo en silencio
la luz que
irradia tu pecho
guío mis
pasos perdidos
hasta
alcanzar tu próxima palabra…
un nuevo
desfiladero
interminable,
estrecho
y profundo.
Nadadores
Me han contado
que a mi padre lo
vieron
nadando en las
sucias aguas del Mapocho
y es de extrañar,
porque él amaba la
pulcritud
y no sabía bracear…
En esta primavera
sin destino
he tenido que
reconocer su cuerpo,
desfigurado por
marcas de viruela
que olían a pólvora
de metralla,
aquel no es el
envase que contenía su alma.
Hombres vestidos de
blanco
que cubren su piel
verde oliva,
reptiles de
pantanos ponzoñosos,
me han convencido
que se trata de él
y sólo de él…
Firmé un papel en
blanco
donde no cabían las
miles de preguntas que formulé.
En esta necrópolis,
donde los muertos
son más afortunados
que los desaparecidos,
es preciso callar,
guardar las
lágrimas
y dar vuelta la
hoja de vida
para decir que todo
está bien
que mi padre y
otros tantos
se lo buscaron,
que si hubo
nadadores
pocos fueron…
No cuestiono la
historia oficial
pero…
¿es posible nadar
con las manos atadas?
Diseñadores
Los nuevos
inquilinos de Palmira
han
decidido teñir de rojo sus ruinas
en una
especie de crepúsculo permanente,
había que
poner la ciudad a tono
con las
nuevas tendencias.
Seguro, los
diseñadores han copiado ideas
de alguna
revista de decoración,
de esas que
abundan en nuestra historia.
Revisando algunas,
encuentro las clásicas:
nazis, con
papel judío tapizado a rayas,
soviéticas,
con impoluto blanco siberiano,
también las
exóticas:
turcas, con
púrpura armenio,
hutus, en
tono azabache subtropical
por decir
algunas,
sin olvidar
el popurrí serbio croata bosnio
porque en
Los Balcanes hay mucho donde elegir.
Según me
entero en Internet,
“El mundo al instante”
(otrora debía
esperar meses, años
o
simplemente no saberlo)
que han
sido necesarias
más de
cuatrocientas personas
hombres y
mujeres,
viejos,
jóvenes y niños
para tal
extravagante remodelación
¿Cuántas
vidas más se necesitarán
para dejar
satisfechos a los diseñadores?
Buscaré
respuestas en el Corán.
La propia geografía
Construyo
mi propia geografía,
con manos
desnudas,
cinceles
esquivos
que dibujan
curvas de nivel
siguiendo
el manual de la
Capilla Sextina.
Modelo con
torpeza
mis propios
accidentes geográficos,
una suerte
de muestrario escolar
del
imaginario desconocido,
calcados de
viejas revistas de moda
y
descoloridas postales sin remitente.
Derrito mil
doscientos cubos de hielo
y genero
cuerpos desnudos de agua,
escorrentías
violentas…
Y ahí,
donde la sed se ha colmado
olvido
parajes de extensos desiertos.
La ventaja
de construir la propia geografía
radica en
alcanzar el infinito…
Pero es un
ejercicio infructuoso:
pronto los
topónimos se extinguen
en vil acto
genocida.
(Santiago de Chile, 1967)
De profesión geógrafo, es narrador, poeta y gestor cultural. Desde 1998 reside en Lebu, su patria chica. Es socio del Club de Amigos de la Biblioteca Municipal, institución que, desde el 2010, le ha confiado la coordinación del Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro, junto con editar las antologías de las respectivas convocatorias. Ha recibido varios premios en certámenes literarios, destacando el 1er Lugar del Concurso Hispanoamericano de Poesía Gabriela 2012, el VI Certamen Memoria de Poesía María Pilar Escalera Martínez Internacional 2013 (2º Accésit) y el Certamen Internacional de Poesía Facundo Cabral 2013, Miami (1ª Mención de Honor). Sus trabajos han sido publicados en antologías editadas en Chile, Argentina, España y Honduras. En 2015, participa en el XI Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango, Guatemala, organizado por la Asociación Metáfora.
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