miércoles, 13 de julio de 2011

Los funerales de Jerónimo

 Alex Castillo

 Pocas veces he asistido a un funeral con tanta alegría. Ahí sólo había canción y anécdotas. Había dolor, sí, pero de ese tipo que se aplaude, se ríe y se cree que el muerto no debe entristecerse más de lo que ya está pasando. Por eso fue que Jerónimo se probó tres ataúdes antes de elegir el que más le gustaba y que hubieron proyectos fugaces de pintar un ataúd de pino, como un mural para el inframundo.

 Edgar Soriano

 Al COPEMH llegó la asamblea del FNRP, y al fin, Jerónimo la presidía tirando línea y operatividad: había que cantar, no había que llorar; había que reír y había que disputarse el café. Lo de la revolución era redundante porque ya todos sabíamos en lo que andábamos, así que cada quien barajaba recuerdos en busca del as de la mejor anécdota.

 Cantantes, poetas, doñitas de base, políticos, pintoras y pintores, parroquianos de Los Dolores y despachadores de taxis, familiares, rencorosos olvidadizos, serios proyectistas del mañana sin Jerónimo, todas y todos llegamos a entender que ahí nadie se rendiría a la melancolía.
 Federico Ramírez

 Indira Gonzáles, la hija de Jerónimo.



 Mariano y Carlos Díaz



 Alirio

 Vladimir Rodríguez y Milton Benítez

 Y el Brother, claro, casi intoxicado pero dando el ambiente, apegándose al guión de alegría que nos dejó el insurrecto Héctor Daniel Gonzáles Andino...


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