jueves, 16 de agosto de 2018

Las Crónicas del Capitán Snorkel 2 - Fabricio Estrada



II
Los lunes no descienden en paracaídas. La invasión espera los miércoles de buen viento. Observo todo con mis pulmones vacíos casi a punto del desmayo. De miércoles en adelante todos los colores de guerra y los cuerpos desnudos. No pasan de ahí, quedan en suspenso y nadie me explica que son brigadas de surfistas que divagan sobre las olas, bien bronceados y seguros de su altura. Me recuerdan a los batallones aerotransportados que saltaban sobre Comayagua tras la explosión Match 1Al poner un pie en tierra los soldados iniciaban el reparto de los pollos enlatados. Nadie me explica que son ellos de vuelta ya jubilados y sin comunistas a quien asustar pero sí con más comida, dulces, smartphonesTodos a la misma altura como gaviotas feroces sobre un pesquero maltrecho.
Los lunes todo está vacío. La invasión espera, reagrupa jubilados en Isla Verde, aguarda el arribo de los cheenok con sus dobles rotores batiendo nubes, agitando los polvos del Sahara de Libia, de Siria o de los campos calcinados en todos los samsaras.
III

Más que curioso: proceder de una tierra llamada Honduras cuando fue el surgimiento de sus alturas la que hizo retirarse al mar hace 26 millones de años. Enorme el litoral en la barca central del cretácico,
todo lleno de fósiles, filos y tornillos que siguen hiriendo tanto a quienes, como yo, miden la belleza descalzos. Todos esos peces de piedra multiplicando el hambre más antigua, todos los Jaime Fontana, sin gaviotas, hundidos en las fosas del Mar de Esquías. Hace 26 millones de años mi país se llamaría Alturas y seríamos habitantes de todo lo que emerge, hermanos de todo lo que se pone en pie.


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