viernes, 31 de agosto de 2018

Antonio Ramírez Córdova - Puerto Rico, de su libro Renovada Penumbra

Foto: Revista Alborada, UPR



Poema 3

Tú tenías a solas
un día azul para los dos.
Un ángel centelleante y una estrella.
Una vieja canción.
Un silencio entre sueños.
Un sombrero marino y un largo viaje.
Yo no te conocía entonces.
Eran los malos tiempos del silencio.
Tú tampoco sabías de mi grito
en la palabra luz y en la palabra sombra.


Poema 8

Es jueves.
Estás lejos.

Tu balcón está solo.

Solo.

Solo como quien vaga cabizbajo
contemplando el silencio

y sus zapatos rojos de payaso
apartados del tiempo y del alba.


Poema 12

El tiempo viejo me vuelve a los ojos.
Tengo todos mis lápices en la mano.
Busco palabras para ti que no me envejezcan.
Soy capaz de todo.
De buscar en el pico del pájaro marino
la rosa de los vientos
y tu trenza negrísima
para que tu sonrisa tenga cascabeles y colores
inmensos.


Poema 16

Como herencia de la noche que aguardamos a solas,
apareció en mis venas el incendio.
Precisamente,
cuando se detuvo el clamor del aguacero
en el cauce malsano.
En la hora del tridente y del canto del cisne.
En la hora de los pájaros troceados y de la edad gris.
En la hora del verso en la balanza.
En la hora que debimos amarnos camino de los trópicos
abriéndonos el cuerpo en el perfil del fuego
que nos ciñe en la nostalgia.


Poema 18

Escuchas coyotes de humo
en las noches más oscuras.
Como un ánima en pena
repites su nombre
asido de la sombra ineludible;
y buscas en las profundidades del silencio
la morada del tiempo, que te vino de mí,
con invisible grito,
y bajo todos los relámpagos descubres
en tus ojos el paisaje del día
y el ondulante río de los años sin sombra
en su frágil albura.


Poema 26

Para gozar en el alma mi felicidad junto a los árboles.
Para encontrar el tiempo sobre luz naciente
he buscado por doquier la nueva espiga;
he clavado las uñas en el tajo de los infiernos.
He caminado con una isla desolada en los bolsillos.
Sólo me falta perpetuar la palabra.


Poema 28

Dirás que fue la espada que atraviesa
el asombro.

O que fue el ave negra que moraba
en la sombra bajo caballos blancos,
o que fue mi coloquio con la espada radiante,

o las alas inmensas que ocultaban
el sol destinado.

¿Y qué puedo hacer sino crearte en mi poema?


Poema 35

Yo fui la senda de tu bosque y
tu anhelo.
Tu ventana celeste de par en par,
la canción que anidaba en la luz de tu vientre,
y el horizonte destrozado que contemplas
a solas,
soñando.


Poema 38

Juntos
llegamos
al pico de las aves
y a la noche inclinada.

Tentándonos.


Poema 50

Ahora,
cuando somos
capaces de enlazar el relámpago,
nos separa una cruz invisible.


Antonio Ramírez Córdova, Bayamón, Puerto Rico, 1941. Poeta, Dramaturgo, Narrador y Catedrático universitario retirado. Publica su primer poemario, Humo y Viento (1962) en Barcelona, España.Entre sus libros más reconocidos se encuentra Sobre el reloj de tiempo (2010). Ha sido premiado en diversas ocasiones por sus trabajos literarios, entre ellos el Premio Mairena (1984) y el Premio Nacional de Poesía del Pen Club, PR, por su poemario Si la violeta cayese de tus manos. Segundo Premio Certamen José Gautier Benítez por Un caballo violeta para el sueño (2001) e Indeclinable asombro - Haikú (2011). Otros trabajos de su autoría son: Para cantarle al amor (1998), Renovada penumbra (1986),Al pie del sigilo (2009). En el año 2007 fue jurado del Premio Internacional de Teatro Ricardo Miró, en Panamá. Sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, portugués e islandés.

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