El verso se
le ha caído de la mano a Leonel Alvarado y presuroso intento devolvérselo.
Todos han visto cómo lo intento, pero al recogerlo, éste se ha materializado en
una lagartija que ha saltado a devorar a una mariposa amarilla. Las alas
crujen, las guacamayas solares alzan vuelo. La selva entera es estrujada por
las poderosas mandíbulas del inocultable Kukulkan devorando el alma de un
guerrero maya*. No puedo dejar de sentir la dislocación de los huesos y la
mirada de Leonel que sonríe junto a Hellen Umaña y Janet Gold. Los demás poetas
ya están ante el templo que ha devorado a la vez a Rosalila. La pluma del guía
roza a los 16 gobernantes e intenta explicar lo que ya, sobradamente, David Franco-Balám
ha hecho. Estamos en el parque arqueológico de Copán, en las ruinas sobre
ruinas que Leonel escribiera en su El
Reino de la Zarza. No podía perderme esta caminata con el guía más
evocativo que tenemos en Honduras para entender la poderosa ciudad que vibra en
nosotros, alrededor, en los círculos y rostros de los jeroglíficos, en la
poesía hondureña que por fin elevó toda su capacidad de gestión para recibir a
los poetas del mundo.
Los
esfuerzos por crear un Festival internacional de poesía con todos los
requisitos para un escenario inolvidable se han cumplido en el II Festival
Internacional de Poesía de Los Confines, Gracias 2018. El equipo conformado por
Salvador Madrid, Ethel Ayala, Néstor Ulloa, Pedro Escalante, Albany Flores y un
voluntariado incansable de jóvenes gracianxs y copanecxs acompañados por la gran labor de Plan Internacional y World Vision, dio su fruto más
dulce para recibir a más de 30 poetas y académicos provenientes de Chile, Canadá, República
Dominicana, Suecia, Francia, Cuba, España, Colombia, Estados Unidos, México,
Guatemala, Costa Rica, Nueva Zelanda, Panamá, El Salvador, Italia, Palestina, Inglaterra,
Argentina, Jamaica y Honduras. Músicos de Suiza, músicos de Guatemaya y de
Honduras, le dieron el marco musical a esta asombrosa reunión dentro de un país
que se debate entre uno de los Eros y Tánatos más brutales del continente.
Ambos, amor y odio creando un pulso en los confines de América para disputarse
una portada en los diarios de la sangrienta matanza y sus cifras feroces, pero,
sobre todo, para disputarle al odio su discurso sibilante y lleno de
mascaradas. Esto fue entonces la apuesta en este Festival: caminar sobre las
aguas del Leteo con pies de plomo y con la poesía como estrella, y sin lugar a
dudas se ha conseguido.
La inauguración
en el Fuerte San Cristobal, en Gracias, alcanzó para ser uno de los eventos
poéticos más bellos a los que haya asistido y, al ser testigo, no pude evitar
el estremecimiento de contemplar en concreto algo que tanto deseamos para Honduras
desde el Colectivo Paíspoesíble y desde los otros esfuerzos realizados en los últimos
15 años en Olanchito, San Pedro Sula, Comayagua, La Ceiba y Tegucigalpa, todos
ellos depositarios, contra todas las adversidades, de una necesidad puntual:
elevar el lenguaje de la poesía para decirle al mundo que Honduras contiene una
de los más complejos artificios espirituales para crear el milagro de la luz en
medio de la oscuridad plena. En las mismas fechas del Festival estaba
ocurriendo un paro general de transporte en el país, la impunidad sostenía su
lanza y estandarte miserable al dejar en libertad a su élite voraz, los estudiantes
eran reprimidos con brutalidad por la dictadura y la nota roja continuaba su
masiva propaganda del asesinato y el narco paramilitarismo estatal.
¿Cómo
alcanzar a contenerlo todo? ¿En qué marco de debacle se lograron las más altas
representaciones del arte universal? ¿Cómo se llegó a convertir el Guernica en
arte y Miguel Hernández y Vallejo en voces de la lucha más profunda? ¿Cuándo se
detuvo Dalton? ¿No fue acaso hasta que lo asesinaron? ¿Cuándo calló Gelman,
Pompeyo del Valle? ¿Cuándo se permitieron Roberto Sosa o Clementina Suárez negociar
su incontenible escritura con el paro general que impone la eterna dictadura
costumbrista hondureña? ¿Habrá que rendir la palabra Gracia a la altisonante Dictadura?
En medio de todo, y paralelo a los
cuatro días del evento en Gracias, se realizaba en Honduras el Primer Guancasco
del Muralismo en el municipio de Cantarranas, una alucinante demostración de arte
aplicado para embellecer la tristeza; en otras iniciativas, talleres de
lecturas para niños en Tegucigalpa, teatro para jóvenes en Danlí, conciertos de
rock, etc., todo ello pugnando para no darle razón a la muerte y ni alas al injusto
aislamiento hondureño. Cada unx de lxs poetas, músicxs y pintorxs invitadxs
sabía lo que traía consigo a Los Confines: la doble llama de Huhnapú e
Ixbalanqué para sortear los peligros de Xibalbá-Guaymuras. Nada los cegaría, nada.
Su presencia fue un manifiesto de creación y renovación.
La Campa,
Lepaera, Copán Ruinas, Aguascaliente-Copán Ruinas, Santa Rosa de Copán,
Gracias, fueron apenas la segunda puntada en el vestido con el que merece
cubrirse una Honduras tan despojada, un país que Resiste y organiza la próxima
palabra que hable más alto. El II Festival Internacional de Los Confines nos
trajo de nuevo a Juan Carlos Mestre y a Leonel Alvarado, tan significativos
para mi generación como significativos serán los nombres de cada unx de lxs
poetas que, junto a los invitados en el 2017, decidieron asumir la
responsabilidad de llegar junto al Celaque, a impartir esa otra justicia de la
poesía en los tribunales de Los Confines. Y sí, como eternos legisladores, se
declara la abolición en Honduras de la dictadura de los tristes. Las lagartijas
no se comerán más el alma de los guerreros convertidos en mariposas.
F.E.
* Los mayas creían que las mariposas colmayote eran las almas de los guerreros muertos en las batallas y después de 4 años se convertían en mariposas.
* Los mayas creían que las mariposas colmayote eran las almas de los guerreros muertos en las batallas y después de 4 años se convertían en mariposas.
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