Entrevista de Valeria Caselles / Tomado de lanacion.com
René Burri es uno de los fotorreporteros
más reconocidos del mundo y está en Buenos Aires. Vino para exhibir una muestra
de más de 350 obras de su autoría, que se podrá ver en el Centro Cultural
Borges, a partir de pasado mañana.
Mientras se ocupa casi obsesivamente de
cada detalle de la muestra, el fotógrafo suizo no para de fumar un enorme habano,
similar al que tenía el Che Guevara en la foto que le sacó al guerrillero a
principios de los años 60, y que se publicó en los medios gráficos más
importantes del mundo. "El habano es un vicio heredado de mi padre, antes
de conocer al Che en Cuba. Debo decir que el Che fue un hombre fantástico, pero
cuando estuvimos juntos no me convidó ni un solo cigarro", suelta risueño.
La muestra llamada "René Burri, un
mundo" incluye emblemáticos acontecimientos que marcaron la historia del
siglo XX, como el conflicto libanés, la Guerra de Vietnam, el Egipto de Gamal
Abdel Nasser y la China de Mao Tse-tung. También se lucen figuras y rostros de
grandes personalidades, como la del mencionado Ernesto Guevara, Pablo Picasso,
Maria Callas, Ingrid Bergman y Richard Nixon, entre otros.
Además de la vasta
colección de fotos originales, quien visite la muestra encontrará varios
collages, films documentales y fotomontajes creados por el propio Burri a lo
largo de 60 años de trabajo. Sacó su primera foto a los 13 años, con una cámara
precaria que le regaló su padre. El protagonista de esa imagen fue nada menos
que el político ingles Winston Churchill, subido a un auto descapotable en un
acto callejero. Burri enseguida comenzó a trabajar para varios medios gráficos
y se enroló desde muy joven en Magnum, la agencia creada por corresponsales de
guerra, fundada en 1947 por figuras como Robert Capa o Henri Cartier Bresson.
En diálogo con LA
NACION, el fotoperiodista de 75 años habló de las tres horas que compartió con
el Che, de la foto que más lo conmovió y de la foto que le quedó pendiente.
También contó cómo lo inspiró el libro Don Segundo Sombra para fotografiar a
los gauchos argentinos y de los desafíos actuales del oficio, pues dice que
"todos viajan y todos tienen una cámara digital para sacar cualquier foto
y en cualquier lugar".
-¿Cómo fue la
experiencia de fotografiar durante tres horas al Che Guevara? -
Fue muy linda,
inolvidable. Fueron apenas tres horas, a fines de 1962, pero pareció más
tiempo. El Che tuvo la gentileza y la apertura ideológica de invitarnos a
periodistas que venían de una revista norteamericana ( Look magazine ) y, sin
embargo, nos dio una gran nota, compartió sus ideas con los hombres
capitalistas y posó para las fotos. ¡Y no me convidó ni un solo cigarro!
-¿Fue la foto que más lo conmovió? -
Hubo muchas otras. Pero creo que lo más
emocionante para mí fue eternizar la imagen de la gente en Egipto en la época
del dictador Nasser. Era otro mundo, una cultura totalmente distinta de lo que
yo estaba acostumbrado. Una ciudad milenaria. También me pasó con China, en
tiempos de Mao. A mí no me interesaba sacar foto a los cadáveres: yo no tengo
vocación de masoquista, sino a los vivos, a esos que transmiten algo.
-¿Qué gran foto se perdió? -
¡Huy, sí! Un día, en las calles de Nueva
York. Veo venir a una chica extremadamente llamativa. Digo: "¡Guau! Esa es
Greta Garbo". Me desesperé por tener una cámara en mano y poder apretar el
botón. Pero no fue posible. Ella seguía caminando en dirección a mí y yo me quedé
mirándola sin poder enfocarla. De haber podido, Burri se hubiera convertido en
un verdadero paparazzo . La muestra "René Burri, un mundo" ya se
exhibió en París, Zurich, Milán, Manchester, La Habana y Ciudad de México. En
la Argentina se quedará hasta mediados de abril. No es el primer paso de Burri
por el país. A fines de los 70 llegó con la idea de fotografiar a los
habitantes del campo, esos "gauchos argentinos tan bien descriptos en el
libro Don Segundo Sombra ", según recuerda. En pleno proceso militar,
prefirió abocarse a los gauchos, con cuyas imágenes hizo un gran collage que
también se exhibirá por estos días.
-¿Qué opina de las cámaras digitales? -
Son lindas, pero no las uso
frecuentemente. Hoy todo el mundo puede sacar fotos donde y cuando quiera. Lo
malo es que no queda un negativo para ver dentro de 15 años con la calidad con
que vemos nuestras viejas fotos. Se vuelve un arte muy efímero.
-¿Cuál es, entonces, el desafío de los
fotógrafos más jóvenes? -
Tiene la misión de
continuar descubriendo las cosas que hay detrás de lo que se ve en la
superficie. Debe mostrar una pintura de cómo está el mundo, de cómo se siente
el mundo en una época determinada. De repente, Burri interrumpe la
conversación. A los 10 minutos, vuelve a la entrevista, pero ya no quiere
hablar más. Sólo posa para un par de fotos, mientras le aconseja a un joven
colega: "En la fotografía, tú necesitas mente, ojos, corazón y, por
supuesto, zapatos cómodos".
La entrevista fue realizada en el 2008
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