Hace 22 años que trabajé en la ahora extinta (por decisión dictatorial) Secretaría de Cultura de Honduras. Lo último que hice fue escuchar los cassettes donde se guardaba la recopilación de literatura oral de alrededor de siete departamentos; con ellos se editó el proyecto "Por cuentas aquí en... (Goascorán, Sabanagrande, etc.).
Yo me encargué de transcribir la zona que me tocó visitar en Lempira junto a la compañera Eva Eguigure ( Erandique, Gracias, San Rafael, incluido un anexo de Santa Rosa de Copán, por él conocí al personaje "Coronel Majunca" que recorría las calles de aquella ciudad haciendo salvas de "cañones" con su boca). Todas aquellas historias, aquellas voces de ancianxs se perdieron. Alguien encontró los registros y grabó música sobre ellos. Vi los nombres de las agrupaciones grabadas: Broncos, Kassabe, La Mafia...
Debo decirlo: lloré.
Hoy me entero de algo que no es nuevo, sino que se arrastra como capa de rey feo en los años de feria cultural hondureña: Un buen registro de periódicos de la Hemeroteca Nacional están tirados en los pasillos de la Biblioteca Nacional entre palas y otros equipos de albañilería. Si eso ya es aberrante lo es más el destino y uso de muchos de esos archivos: en la abisal ignorancia que promueve la dictadura están siendo utilizados como papel higiénico. ¿Existe mejor descripción del espíritu público de una dictadura instalada en el culo del mundo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario