Foto: Fabricio Estrada
REPARTIDO
Una parte de mí flota en el orgullo
de haberte tenido
–perro que lleva la pelota en la boca–
La otra, nada en el silencio
como en un mar de escombros
sin orilla.
Una parte se sonríe en tu sonrisa
como si fuese mía
la otra ya ni sabe dónde queda
mi boca.
Una parte fogata y la otra
todos los fósforos mojados.
Una parte es contradictoria mientras la
otra
le lleva la contra.
Una parte mía ya no es mía
la otra se acuerda.
AUTOESTIMA
Siempre seré un terraja / un pendejo
terraja / y esto no amerita poema alguno /
lo digo para no olvidarme / para que mi yo
más pendejo no lo olvide / ni haga de cuenta
el muy farsante / aunque no habrá como evitar
una hilacha sobresaliendo mismito
la mala calidad de segunda mano / desde chiquito
tengo un agujero en la media por donde se me escapa
la dicha / un buen verso si lo hubiera / la maravilla
puede pasar por entre mis bigotes pero yo
estornudo / no hay como desatar tal confusión / ni sé
si debo tratarte de usted / ¡cuándo te vas a avivar! / ese ignorante
soberbio / ese soberbio ignorante / pobre diablo
/ pendejo / con este yo puedo hacer una manifestación
multitudinaria / y hasta ponerme contento de creérmela /
qué pedazo de pendejo / cualquiera de todos mis terrajas /
mi yo
PIEDRA
Tengo incrustada
mismo una piedra en el pecho deshecho
Si me la arranco
a punta de pena propia muy propia
: ¿qué buraco
cráter oh me taladraría? sería mismo una boca
o cráter buraco
puro agujero fiero muy fiero culo por donde pasarían
perros peleándose
los pelajes colmillos el miedo mismito el miedo
–si lograra
arrancármela– : todos los vientos endemoniados pasarían
por el agujero de
la piedra un pescado muerto y sediento
pasaría el fuego
el último pájaro enero entero o el vértigo
de caerme para
adentro del ahí yo que soy simplemente
el borde de mi agujero
Aunque no lo
quiera
e intente todo lo
contrario
todo lo que pueda
decir o escribir
sonará cruel y
despiadado
pero si guardo
silencio
sonará cruel y
despiadado
He perdido mi
sombra. Un whisky.
Lo comprobé hoy
de golpe mi cara contra el suelo.
Con el segundo
comprendo que me hace falta. Es realmente rico.
¿Me la podrías
devolver? Aunque no creo que puedas. Al tercero:
está en un buen
lugar, puedo andar sin piel. Pero cuídame.
Ni sombra ni piel
ni ti. Me quedaría escribir… ¿para qué?
Ya no quiero más.
Mi sombra dice que no me preocupe. Que en todo caso
el problema es de
mi piel. Mi piel dice que sí, que el poema es el que jode.
¿Y yo? Ese no es
problema mío dice mi sombra que dice mi piel
que dijo su
sombra. He dejado de tomar. Por ahora.
Sanar
requiérome sanar
/ cambiar
de piel / morder
mis dientes / arrancarme las uñas
de la culpa si
hubiera rencor / matar la desilusión rematar
lo que había
pensado que pudiera ser /
sanar / porque ya
no tengo palabra
que diga lo que
decía la palabra
/ pedregullo del
orgullo se quedan garganteándome
lo que regurgito
y vuelvo a regurgitar como dos vacas /
sanar / defecar
cada cosita sin miramientos
lo que ya no es /
hacerme de nuevo / otra cosa /
sacarme afuera /
todo / sacarme afuera
afuera
VIENTOS
Todos los
vientos revientan en el agujero que tengo el pecho
cada cual
silba un tango y llora
y nada se les
entiende pero siguen y siguen silbando
y me inundan
el pecho y se producen oleajes terribles como tangos
y no hay caso
así me
montevidean los vientos
La ciudad, una gran cáscara habitada
por desmemoriados fantasmas. Todo ha cambiado. Ya han venido caras extrañas.
Nadie de los que conocía es el que conocía. Yo también debo ser otro. Paso
entre ellos sin que nadie levante la vista. Yo: un alguien que ni siquiera los
fantasmas reconocen.
Todos están muertos. No hay nadie que
pueda desmentir o atestiguar lo que afirmo. Todos murieron. ¿De qué me sirve
saber lo que creo saber? Puedo mentir descaradamente, puedo decir cualquier
cosa y en realidad estoy mudo, manejo un idioma que nadie puede entender. Nadie
puede escuchar. Si estuviera solo estaría un poco más acompañado.
Sólo quisiera que alguien me abrace en
la cama y me diga al oído: tranquilo,
quédate tranquilo, duérmete… no tengas miedo… ya no va a amanecer.
Hay
tristezas que no son tristezas
se
nos meten entre el elástico
de
la sábana de abajo y el colchón
no
las vemos
mientras
flamea contenta la de arriba
por
todos tus mares
por
todos mis cielos.
Una
vez que se aquieta la blanca alfombra
ya
no hay calma.
La tristeza ovillo gatuno en la punta de
la lengua.
Cuidado.
No quiero morder.
Sólo trago saliva con forma de letras.
Tu boca es el estuario donde me zambullo
desnudo.
Tu saliva el más dulce de todos los
ríos.
Rio mientras me arrulla me acaricia me
hace de nuevo y mejor.
La felicidad manso horizonte, sábana
mágica.
A veces entra bravío el oleaje del
océano,
me revuelca por las gruesas arenas y las
rocas filosas.
Tu lengua la barca donde navego como
puedo.
Todos los lenguajes.
Soy el más lunático de los mortales.
Y yo que me creía tan tierra soy apenas
un satélite de tu luna.
(Podría
haberlo dicho así:)
tu boca era
mi palacio y yo me pierdo
en tu sonrisa
como en la mejor de las habitaciones
lunático y
maravillado
46 veces
y aunque ya
no te tenga te tengo.
(Pero sólo
hizo silencio)
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