Foto: Fabricio Estrada. Cementerio Pazzi, Viejo San Juan, P.R.
Canción para un gato muerto
Era casi de música. Todo el color de cielo
se anudaba a su cola.
Murió difícilmente.
Imploraba mi ayuda llamándome, carcomido por la sombra,
con sus verticales lucecitas felinas,
alejándose fijo entre la llovizna de la agonía.
Y fino hasta el abismo, para no herir a nadie
con el roce de sus despojos, el pobre animalito
murió a solas vaciado en la penumbra.
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