Los cantos iluminados de Breña
Sólo así
hemos conseguido olvidarnos de las noticias.
Sólo así
hemos conseguido que el pescado no se encoja y que la gallina ponga azarosa
los
huevos más calientes de esta temporada.
Luego hemos
hablado
/
cantado
sentados
bajo el cielo más abierto de la mañana
cosas que
no nos han enseñado pero que igual hemos aprendido
/
sentido
y entonces
nos decimos entre risas:
córrete
un poco y deja que el sol entre por la ventana
y proyecte /
LA ILUMINACIÓN
DE LOS PARQUES
LA
ILUMINACIÓN DE LOS PATIOS
imágenes
del calor intensificando el hartazgo
viajando
de los sentidos al cerebro por nervios de minúsculos cilindros
haciendo
del crecimiento de las manzanas ramales enteros de información precisa
/
detallada
de cómo se
encuentra el clima el ánimo esta mañana
llevando a
cabo un censo de las demás / de toda la semana
y
reflejando el tedio como una realidad mensurable
palpable audible
oxidando
LA OSATURA
DEL METAL
reflejada
en el borde de nuestras camas
a diestra
y siniestra
o
en todas partes
con la
violencia del deseo que llega y te patea fuerte en las costillas
última
imagen del discernimiento abriéndose entre nosotros
floreciendo
/
deshojándonos
en silencio
para no
salir corriendo
para no
salir gritando
desde el
corredor hasta el patio
sino
todo lo contrario
PERMANECIENDO
TENDIDOS
tranquilos
y decir
esta tarde a solas
cosas de
las que no arrepentirse
hoy
he sentido la llegada de marzo en la mañana encogido en el calor de la mañana
hoy
he sentido los rayos del sol como orines en la cara
y esa tibieza me llama y es mi hermana
o
construye una imagen más sincera
/
como
un cuadro
de ti mismo
ILUMINADO
bajo el
calor intenso de los cielos abiertos en los patios del verano
¿un cuadro
de ti mismo iluminado bajo el calor intenso de los cielos abiertos en los
patios
del
verano?
o eso eras
o
parecías
ILUMINADO
Y TAN CERCANO
la
información viajando de la raíz al cerebro
produciendo
conexiones efímeras
mutando
iluminadas bajo el cuerpo calloso de nuestras propias palabras
suavemente
acariciadas por la brisa del invierno que ya se siente o se deja sentir
imprecisa...
y
salir corriendo
como alma
que lleva el diablo y que se desvía gritando por los corredores de la locura
para caer
en el pasto
COMO ESA IMAGEN
DEL ÁRBOL ATACADO POR LOS PÁJAROS
o
como la última imagen del discernimiento abriéndose entre nosotros
Y
FLORECIENDO INCENDIADA
apedreada
desde los balcones de la ira
y salir
corriendo
porque
nunca quisimos vernos
como se ve
el cordero en la mesa del sacrificio
más
gordo y más hermoso
alimentado
al calor de la semilla
cebado en
la desesperación de los días que se suceden
en la
gracia íntima del MONDONGO Y LA AZUCENA
y
la intensidad de los patios
las
noticias que van llegando
palpando
cómo todo se va sucediendo en ritmos que no comprendemos
o no
alcanzamos
pero igual
nos esforzamos sin resultados
llegando a
certezas que no hubiéramos deseado
¿cómo
otros deciden lo que nosotros no sabemos o no podemos o ya perdimos?
/ pero
salir gritando
CON LA
FUERZA DE LOS TALONES que se anidan a las puertas
con la
fuerza de las manos que se anudan a las rejas
y nos
abren con sonrisas
y nos
cierran entre risas
cuando nos
vamos
y ya es de NOCHE.
Sobre los paisajes de la locura
a Josemari Recalde
a Samantha Berger
ESTA NOCHE ESCRIBES ESTA CARTA
y buscas
desesperado entre las toallas
algo que
te repites
y
recuerdas /
esa voz era más sabia
sabía
se domesticaba y andaba
y escribía
cosas que ya no comprendo
o no
alcanzo
[como
en ese cuadro donde hay una jirafa ardiendo]
pero antes
andaba
se
levantaba en la mañana y tomaba los bussins
a la
entrada del verano
en PLAZA
BOLOGNESI / Arica / y Jorge Chávez
alineado
en fila esperando las indicaciones del policía
mas luego
diría
o
simplemente repetiría /
algunas
cosas nos miran lejanas
[pero
libremente cito]
hasta
terminar cubierto de humo
mechones
del morado hirviendo en el nacimiento del verano
…
a las puertas del verano
medulas que han gloriosamente ardido...
o Portales de Santiago / también
[Plaza Grande de Varsovia]
con los
animales a la entrada
esperando
las indicaciones
el
cambio de guardia
pero
definiendo claramente
qué
es un punto de luz
una
entrada
en el cono celeste
instalándose
SUAVEMENTE
en medio de Pastaza / Restauración / —y Castrovirreyna—
lugares
que en el sueño nunca hemos conocido
pero
suavemente atrapados en el sueño
recordando
lo que alguien de ti dijo al oído más tibio de tu madre
COMO DESPERTANDO UNA NOCHE EN UN CARRO
EN MEDIO DE TUS HERMANOS
sin palabras que decir ni preguntas
y tiempo
después
nuevamente
parado
en la avenida
esperando
la orden del policía
[o más
bien suavemente]
entrando
en el cuadro o lo que el guardia decida
pero
definiendo...
qué es un
cuerpo recostado
/
como devorado por pájaros a la entrada del verano
intestinos
de ámbar reluciendo en la madrugada
/ y la
bóveda del cráneo llenándose de luces
pirotecnia
solitaria
esa semana
y las demás / claro
pero
teniendo bien presente
que
algunas cosas nos miran lejanas
COMO LA IMAGEN DE LOS PÁJAROS QUE HACEN CAER EL ÁRBOL
y tu
sonrisa es la llegada del verano
tu cuerpo
saliendo de la piscina
discurriendo
gotas de agua que delicadamente salpicas en el cuerpo más claro de las bañistas
que
alegremente te miran detenidas
mientras
otros determinan
el
inicio de las marchas
la huelga
de enfermeras
primera
marcha por la sindicalización de los trabajadores de Breña
o
Portales de Santiago / Plaza Grande de Varsovia
animales
en fila recogiendo las noticias
y las
bañistas diseñando pancartas
escribiendo
lemas contra la solidez del mercado
las
columnas del templo
mientras
tú te paseabas sin camisa
/ muy
atenta
a la
anunciación de la vaca levantando el polvo de los establos
agobiada
por el calor de los patios
esperando
[con
su mirada de vaca]
el
florecimiento del mondongo y la azucena
como
buscando sentido para el conjunto
perdiendo la conciencia
[¿la razón?]
frente
a la tenacidad de los bordes, Samantha /
y desprendiéndote
[¿suavemente?]
distraída
sólo un momento
del borde
de la canaleta
y en el
equilibrio supremo
la osatura
del metal
bailando /
en el
fondo de los patios
o
como la imagen misma de tu cuerpo
esa noche
quedándose
sola.
Carteles luminosos inundan Breña
SER
LAS MANOS QUE SE SUELTAN DE LA CANALETA FRENTE A LA EXHUBERANCIA DE LAS BAÑISTAS
QUE NADA DE ESTO ADIVINAN / o ser la piedra en el ojo de la hija que canta y es
mi hermana o ser la pelea de las hijas que olvidan cómo sigue la tabla y algo
adivinan o ser la nieve que no se estila por Lima nunca y la importan de donde
los dientes sonríen en la avenida o ser los mimos de la madre que ya no sujeta
con las mismas fuerzas la cabeza de sus hijas o ser el padre que analiza las
pistas desde el momento en que el hijo se suicida o ser la policía juntando
presos en las avenidas o ser las manos que suavemente me aniquilan cuando salgo
de la oficina y otros aires me respiran o ser la sonrisa de otros que en el
parque me miran y fuman y caminan o ser aquello que se queda en la boca de los
que miman y que temen que el exceso de su deseo asuste a la policía que
patrulla las avenidas o ser la artista que se mira ya crecida y tiembla cuando
el viento la roza cuando cruza la avenida o ser la piedra en el ojo de la niña
que sale y camina por los panes a la esquina o ser la madre que se acuesta entre
los brazos de las hijas y que expira o ser el soplo y la saliva cayendo desde
la ventana de los patios al mediodía entre la bulla y las risas o ser la oreja
que se estira en el centro de la ira y en el centro de las risas cuando las
cosas no salen y nos vamos al regazo de la madre o de la hija con la cara
enrojecida o ser el cúmulo de grasa que se seca en las sartenes cuando la
comida ya está servida o ser el peso de los bussins que se estiran y llegan
distintos hacia el fin y la partida o ser más o menos la plata que se estira y
llega con las justas a tocar el treinta o el treinta y uno y deja tranquilas a
las vecinas o ser mejor que el pan en la fila de la eucaristía o ser mejor la
mano que nos mece en la noche o en la fila o ser disperso entre las sábanas
cuando nos llama esa vocecita o ser más bien bueno en las reuniones de las
hijas y no salir en la noche desde la casa a la oficina o ser mejor que el cura
que habla mucho y nos espía o ser como los muchachos que en el parque fuman
cosas entre risas o ser ése que es diestro con las cosas de la cocina y de las
vecinas que no se escapa que no camina o ser la madre que en la ventana espera
a que lleguen las hijas o ser el novio que sale con la vecina o ser la hija que
sale con la vecina o ser la novia que sale de noche y a escondidas y que vuelve
convencida de que algunas cosas no caminan o ser la tierra de las macetas más
pequeña pero más sencilla o ser el vidrio de las vacunas y la extensión de los
algodones que nos curan a escondidas o ser el enfermo que se estima y que entre
sueños transpira y se agita o vivir entre risas y ser de Breña.
La oración del fin
Algunos
días serán difíciles
paracetamol
salbutamol
o este
recorrido es cierto
y me
encuentra salido
sentado
sobre la vereda
escuchando
el inicio de los cantos
contemplando
cómo esa ventana
se cubre
de polvo
creyendo
que ya nadie nos espera
pero
deseando lo contrario
y que al
final del laberinto
una mano
nos lleve las frutas
a las
puertas del mercado
o enjuague
un poco de garúa
sobre el
borde ardido de nuestros labios.
Porque sé
que al final de la espera
no existen
muchas recompensas
y aunque
esta voz no es la mía
es la voz
de antes
que
hablaba era más sabia sabía
se
domesticaba y andaba.
Salbutamol
abre las ventanas
permite
que las cosas no se me hagan lejanas
salbutamol
bullente
ámame esta
noche sobre los paisajes de la locura
mientras
los náufragos contemplan el naufragio
y sobre
los paisajes de la locura
el dolor
es una línea de plomo
sobre los
bordes de los hombros
que se reinventa.
Abdón Sánchez, i. m.
Ya puse estos versos como ramas de olivo sobre
tu tumba
Enrique
Verástegui
Abdón Sánchez ha muerto. Cuando yo era chico, él solía decirme acompáñame a comprar una dupleta o acompáñame al depósito
a comprar galletas para la tienda. Yo
dejaba lo que estaba haciendo y lo seguía. Caminaba en silencio, agarrado de su
mano. Por la tarde siempre tomaba café, aunque nunca le escuché pedir uno. Mi
abuela se le acercaba y le decía Sánchez,
¿no querrás un café? Entonces él, parado
detrás del mostrador, miraba hacia la calle y movía afirmativamente la cabeza.
Había sido criado a la antigua: no necesitaba pedir nada, no necesitaba decir
nada.
Se ha muerto Abdón Sánchez
para él escribo ahora
estas pocas líneas
para no olvidarme de su silencio
para no olvidarme
de su forma de mirar las cosas.
Lima, junio de 2013.
Manuel Fernández (Lima 1976)
Cursó
estudios de Lingüística Hispánica y es Magister en Docencia Superior. Ha
publicado Octubre (Estruendomudo
2006) y La marcha del polen
(Estruendomudo 2013). Ha participado en diversos recitales y eventos poéticos,
y algunos poemas suyos han aparecido en revistas nacionales y del extranjero.
Actualmente, se desempeña como docente universitario.
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