domingo, 16 de junio de 2013

Tarde, domingo, teatro


 La tarde llevaba al teatro o el teatro era la frescura de la tarde. El clima es la personalidad de una ciudad, su carácter y así, podría decir que Tegucigalpa está risueña, nada melodramática, acogedora. Unos 20 grados de temperatura ambiente y la cosa se pone feliz, como para caminar y descubrir ciertos rasgos, caminar como astronauta, con toda la ingravidez posible. La peatonal atestada en el otro extremo y la gente caminando en un compás de vals. Hay una pieza de teatro y pues decidimos ir, así como hojas llevadas por el viento, sin pensarlo mucho.


 Dansen de Brecht montada por los alumnos de la Escuela Nacional de Teatro. Dansen de Brecht para quien quiera llegar a sentarse al teatro como a un parque. A mi gusto demasiado caricaturesca, bastante sobreactuada y con el acierto más significativo: montarla, sea como sea u opine este mísero crítico pero montarla y dejar que los ritmos de aprendizaje se desarrollen sin teorías, que la práctica sea vivir lo que hace vivir y se ha elegido en medio de los pequeños espacios que nos cede la realidad atroz.

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