Daniel Matul se debate entre la neblina de Xela y la lluvia de San José. De ambas supo razonar sus esencias. De la primera supo que cada poema es parte de las montañas del silencio, que avanza apenas rozando, que es una nube y no lo es. De la segunda conoció que el alma cae entre nosotros, que lo inunda todo, que todo es alma y cierta música triste que termina sumándose a ciertos ríos, diluyéndose en ciertos lagos. Daniel cultiva un bonzai cuyas raíces son más profundas que las de una ceiba. Todos creen que es un místico pero en realidad él sabe que lo mundano es de los asuntos más delicados que puede describir un poeta. Ahora Daniel sonríe... y sigue podando su bonzai inverso.
La terminal.
Ella tiene una semana
de limpiar los pisos
en la terminal
dice que volvió
hace unos días
por un bisnes
su mamá enferma
su padre desconocido
su pasaporte sin timbres
Código civil.
En el código civil
no hay un artículo
que explique
el oficio del poeta
vivimos
al margen
de la ley
Costumbre.
Aquella leyenda
que se transmite
de padres a hijos
para conservar
la costumbre
nació de tus pies
sumergidos
en el agua
La enredadera.
Te he mirado
crecer
como una enredadera
entre mis ojos
mis muslos
mi costado
y mi alma
crece crece crece
La noche es de los grillos.
La madrugada
es de los gallos
la noche
de los grillos
tu corazón
de las campanas
hablás
en un idioma
que todavía
no comprendo
Olvido (2)
Este dolor
a causa
de ti
de tu voz dulce
de tus calles
aneblinadas
jarrón
donde ponés
las flores
que más tarde
se secan
Ausencia.
Regreso de vos
y es ausencia
entrar
al país
donde no estás
es
destierro
Hospital Clínica Bíblica.
El caballo azul
del corazón, te llevó,
tu adiós fue lento
Lo que la guerra no es.
Hago votos
en favor de la paz
quiero decir
que me levanto
temprano
y beso
lentamente
tu espalda
Frente al canal de Panamá.
Tu recuerdo
se levanta
entre los muertos
y cruza la puerta
viene con todo
incluso
con el olor de tu piel
Tu imagen
es el barco
que pasa justo
frente a mi ventana
que trae de todo
desde el otro lado
del mundo
Mi hija me pregunta sobre el origen de la poesía.
El poema
es un árbol
que se desprende
de la hoja
la poesía
es sólo
el viento
que pasa
A orillas del Lago de Managua.
Señor,
maestro,
ayer
volví
a caminar
sobre el lago
y tú no estabas
-¿y entonces?-
era ella
quien
de la mano
me llevaba
La poesía.
La poesía
es el país
donde
setecientos cincuenta
refugiados
buscan
alimento
en sus fronteras.
La tercera es la vencida
Por tercera vez
con vehemencia
con dolor
mirándolo
le preguntó:
-Simón, hijo de Jonás,
¿me amas?
-Señor, tú lo sabes todo,
sabes que te amo,
-pero, maestro,
-¿será que lo mío
era la pesca?
y luego estuvieron callados
observando el mar
Daniel Matul, (Quetzaltenango, Guatemala, 1971). Actualmente vive en Costa Rica, en el cantón de San Juan de Tibás. Su obra poética ha merecido varios reconocimientos. En 1995 obtuvo el Primer Lugar en el Certamen de Poesía “Omar Dengo” de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional (Costa Rica). En 1997 obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía, Editorial Ópera Prima, España. Posteriormente, en el año 2005, obtiene el Segundo Lugar en el Certamen Internacional de Poesía “María del Villar”, Navarra, España. Y en el año 2009, obtuvo el Premio Único de Poesía de los Juegos Florales Hispanoamericanos de la Ciudad de Quetzaltenango, Guatemala. Recientemente fue uno de los ganadores del III Certamen Centroamericano de Haiku (2012), convocado por la Embajada de Japón en Costa Rica. Ha publicado: Efectos Secundarios (Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2007); Noche de Ronda (Bajo el sello editorial APACUR Ediciones. Se está preparando una segunda edición). Es profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional y de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica.
3 comentarios:
Fabricio, tienes una manera cálida de presentarnos a poetas que ya creíamos conocer! Esta selección de Matul es muy linda!
Hay que integrar mucho más la psiquis a la llaneza de la crítica literaria, Lucy. Gracias por tu cercanía.
Hay que integrar mucho más la psiquis a la llaneza de la crítica literaria, Lucy. Gracias por tu cercanía.
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