Pero no era de la poesía que quería
hablar.
Había algo menos transcendente
y no exigía palabras
porque hablar no es un texto que se
recompone
y comienza a ser signo
hablar es la grafía de una mujer sola
en una montaña
por ejemplo
o la transparente sinuosidad de un
río en su último hilo
no
no era poesía a pesar de ella
no era poesía a pesar de mí
quería al menos definirme ante el
espectáculo final de la carne
carne palpitante y explosiva
sudoración
carne tenue que sentía el frío y la
molienda del tiempo
como suele ser cuando no hay testigo
ni testimonios.
Soy un hilo que dejó de seguir la
trama y así hago mi camisa
con la que salgo varias veces al día
imantado
cubierto del polvo de los tornos
hecho a mano por un grafito
gigantesco
que sólo marca lugares
o bosquejos.
Soy un punto, tal vez.
La conversación no era de poesía.
Era del silencio.
F.E.
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