México DF.- En entrevista con Clarín.cl
Gonzalo Martínez Corbalá (1928), habla del juicio que investiga el presunto
asesinato de Neruda: “No tendría ningún inconveniente de regresar a Chile para
declarar ante un Juez en la querella del abogado Eduardo Contreras, si mi testimonio
tuviera alguna importancia relacionada con el esclarecimiento de la muerte de
Neruda. Sostengo lo que declaré a La Jornada: Neruda no estaba
catatónico en la víspera de su muerte. Yo no sé científicamente si el veneno se
conservaría tantos años en los huesos, la exhumación de Neruda sería útil para
salir de dudas ante la denuncia de un presunto asesinato”.
Autor de los libros: Instantes
de decisión. Chile 1972-1973 (Editorial Grijalbo, 1998) y La historia
que viví (La Jornada, 2003); el Ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá
reconstruye los hechos de 1973 en torno a Neruda, durante una extensa
entrevista con Clarín.cl
que comenzó en las oficinas del Archivo fotográfico Casasola y en el domicilio
del entonces Embajador de México en Chile: “Con el poeta hablamos de su
proyecto Cantalao –una ciudad para artistas e intelectuales en las
alturas de Isla Negra-, solía conversar de historia y arte de México, de la
exposición Carrillo Gil, que se inauguraría el 13 de septiembre de 1973, en el
Museo del Parque Forestal, Neruda escribió el texto de presentación del
catálogo, la colección incluía 272 pinturas de Diego Rivera, José Clemente
Orozco y David Alfaro Siqueiros, Tres hombres fue el último texto que
escribió Neruda de puño y letra, con su característica tinta verde”.
MC.- Ingeniero, ¿cuándo
conoció a
Neruda?
GM.- Conocí al poeta Pablo
Neruda en Isla Negra, fui con mi esposa en respuesta a una invitación
telefónica que nos hizo Pablo, dos días después de llegar a Santiago de Chile y
presentar mis cartas credenciales como Embajador de México, el 1 de septiembre
de 1972. Almorzamos con Pablo en su recámara, porque se le dificultaba caminar;
regresamos varias veces a la casa de Isla Negra.
MC.- Creí que lo había
conocido antes, porque en 1942 el joven estudiante Luis Echeverría Álvarez le
pidió un inédito a Neruda para la revista universitaria que dirigía en la UNAM,
el poeta le regaló: “Un canto para Bolívar”, ¿Neruda recordó a Luis Echeverría?
GM.- Sí, Neruda lo recordó,
incluso cuando Luis Echeverría y López Portillo hicieron un viaje juntos a
Chile en un buque carguero desde México, eran muy jóvenes. En México se hablaba
mucho del Presidente Pedro Aguirre Cerda, de los primeros sindicatos y partidos
políticos en Chile, en específico del Partido Radical de Copiapó, porque desde
aquella mina chilena llevaron a México una colaboración en oro y plata al
Presidente Benito Juárez, para su combate en la guerra de intervención
francesa. Mi primera visita oficial fuera de Santiago fue a Copiapó, llevé una
estatua de Benito Juárez que se instaló en la alcaldía.
MC.- ¿De qué temas conversó
con Neruda?, ¿le preguntó por Lázaro Cárdenas?
GM.- Sí, Neruda admiraba al
General Lázaro Cárdenas, pero había muerto cuando me nombraron Embajador de
México en Chile, la última conversación que sostuve con el General Cárdenas fue
camino al periférico -en su automóvil-, había llegado la noticia del triunfo de
Salvador Allende en las elecciones, el General Cárdenas me dijo: “ojalá que el
Presidente Allende se logre consolidar, porque será atacado por fuerzas
extranjeras”.
Con el poeta hablamos de su
proyecto Cantalao –una ciudad para artistas e intelectuales en las
alturas de Isla Negra-, solía conversar de historia y arte de México, de la
exposición Carrillo Gil, que se inauguraría el 13 de septiembre de 1973, en el
Museo de Bellas Artes del Parque Forestal, Neruda escribió el texto de
presentación del catálogo, la colección incluía 272 pinturas de Diego Rivera,
José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, Tres hombres fue el
último texto que escribió Neruda de puño y letra, con su característica tinta
verde.
MC.- ¿Dónde quedó el original
del texto nerudiano “Tres hombres”?
GM.- Se extravió en el
despacho del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, lo llevé a su oficina
para que se imprimiera el catálogo en México -te voy a regalar uno fechado en
1973- el texto de Neruda también salió publicado en el periódico Excélsior
que dirigía Julio Scherer; cuando Matilde Urrutia viajó a México en 1978, me
preguntó por el original del texto Tres hombres, le dije que no lo
encontrábamos y la viuda me retó, argumentado que era un regalo de Neruda para
mí, que debí cuidarlo.
MC.- Por invitación del
abogado Joan Garcés fue a Europa para declarar en el Caso Pinochet, ¿iría a
declarar ante el juez chileno Mario Carroza para esclarecer la muerte de
Neruda?
GM.- Efectivamente, fui a
Madrid invitado por Joan Garcés para declarar en el Caso Pinochet ante el Juez
Baltazar Garzón, dejé mi libro Instantes de decisión. Chile 1972-1972
(Grijalbo, 1998) como un testimonio adicional a lo que dije verbalmente en la
Audiencia Nacional de España. Ahora no tendría ningún inconveniente de regresar
a Chile para declarar ante un Juez en la querella del abogado Eduardo
Contreras, si mi testimonio tuviera alguna importancia relacionada con el
esclarecimiento de la muerte de Neruda. Sostengo lo que declaré a La Jornada:
Neruda no estaba catatónico en la víspera de su muerte.
MC.- En la muerte del
Presidente Salvador Allende usted escuchó las dos versiones desde el 11 de
septiembre de 1973; ¿nunca sospechó del presunto asesinato de Neruda?
GM.- No, para ser sincero
nunca había escuchado la versión de un posible asesinato, hasta que leí la
entrevista con Manuel Araya en el semanario Proceso, quedé muy
sorprendido, no lo había pensado.
MC.- El periódico El Mercurio
-en su edición del 24 de septiembre de 1973- informó que una “inyección le
produjo el paro cardíaco a Neruda”; pero el certificado médico asegura que fue
una “caquexia cancerosa”…
GM.- Lo que puedo decir con
toda seguridad y certeza, es que cuando yo hablé con Neruda al medio día -del
22 de septiembre de 1973-, habíamos convenido la partida a México como “Huésped
distinguido”, pero en ningún momento se percibía en él un estado catatónico, si
lo que quieren decir es que Neruda no estaba en pleno uso de sus facultades
mentales yo lo desmentiría en cualquier parte, ante cualquier persona. En la
Clínica Santa María me pareció ver a Neruda con la conducta normal de un
enfermo –no al borde de la muerte-, como la primera vez que conversé con él,
haciendo bromas, preocupado por sus amigos, por sus libros y por su viaje a
México, al despedirme en la Clínica Santa María le dije: “don Pablo nos vamos
el lunes”.
MC.- El abogado Rodolfo Reyes,
familiar consanguíneo de Neruda, respaldó la querella de Eduardo Contreras,
incluso afirmó que autorizará la exhumación de su tío poeta, a diferencia de la
Fundación Neruda que se niega a cualquier investigación…
GM.- Qué buena noticia saber
que le sobrevive un sobrino a Neruda y que está dispuesto a esclarecer la
muerte del poeta; yo no sé científicamente si el veneno se conservaría tantos
años en los huesos, la exhumación de Neruda sería útil para salir de dudas ante
la denuncia de un presunto asesinato.
MC.- ¿Qué piensa ante la
apertura del debate sobre el legado de Neruda?, lo pregunto porque
recientemente “Proceso” y “La Jornada” han publicado los testimonios de Raquel
Tibol, de Manuel Araya y de usted…
GM.- Todavía está presente el
interés por lo sucedido durante el golpe de Estado, su significado político y
económico; todavía se discute la vía chilena al socialismo, en México se
recuerda con mucho cariño al Presidente Salvador Allende y siempre que imparto
una conferencia, me preguntan por los últimos días de Neruda, el poeta tenía
muchísimos amigos artistas y escritores de México.
MC.- En el libro “Instantes de
decisión” (1998), usted menciona el proyecto “Cantalao” porque Neruda se lo
explicó en persona (página 239); tiempo después, ¿estudió los estatutos de la
Fundación Cantalao?
GM.- No, después de mi salida
de Chile, durante dos años permanecí en el trabajo diplomático en África, Medio
Oriente y Cuba, no seguí la historia del proyecto Cantalao, yo lo di por
terminado con la muerte de Neruda, pero según me dices existen documentos
legales y habría que respetarlos, Neruda dejó designado su patrimonio a la Fundación
Cantalao.
MC.- ¿Recibe noticias sobre el
pésimo manejo de la Fundación Neruda?
GM.- Me han llegado noticias y
opiniones de algunos amigos en Chile, en el sentido del mal manejo de la
Fundación Neruda, en especial de la administración de La Chascona. Leí el
reportaje sobre la inversión del copyright de Neruda en la empresa de un
asesor de Pinochet, qué horror.
MC.- Finalmente, Matilde
Urrutia le dio a guardar los originales de las memorias de Neruda: Confieso que
he vivido (1974), ¿dónde quedaron los manuscritos?
GM.- Eran los manuscritos originales en tinta verde, los traje a México
en valija diplomática, se los entregué a Matilde Urrutia junto a las
fotocopias que habíamos sacado por seguridad en la Embajada. Yo pregunto: ¿qué
pasó con los papeles escritos a mano por Neruda?, deben tener un gran valor
bibliográfico e histórico, deberían exponerlos en alguna biblioteca o museo
para evitar suspicacias sobre un probable robo.
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