lunes, 4 de abril de 2011
Luis Manuel Pérez Boitel está en Tegucigalpa, por su premio
Luis Manuel Pérez Boitel decidió aceptar los 5,000 dólares que la alcaldía de Ricardo Álvarez daba al ganador de sus juegos florales. Digo que se decidió por los 5,000 verdes y no por la poesía.
La poesía puede ser esa dulce remembranza que tanto detestaba Ciorán (por cultivar lo anacrónico, decía, por cultivar la memoria) o bien puede ser esa arma descargada para batirse en duelo con el futuro. La poesía sería entonces una caja de resonancias donde un triste muñeco de cuerda bate sin cesar la marcha triunfal de los estetas... o, en el mejor de los casos, la poesía sería la palanca con que los sensibles mueven al mundo...
En el peor de los casos, decidirse por la poesía puede ser como el caballero que se dilata ante un ropero de vastas proporciones, un caballero que ha sido invitado a tres fiestas en la noche y debe elegir su ajuar para impresionar a los tres diferentes públicos. Yo creo que eso le ha pasado a Luis Manule Pérez Boitel, más allá de aquello de que "nadie va a ayudarme a arreglar mi casa en Cuba, nadie" (sic)
Hace apenas dos semanas que la maestra Ilse Velásquez fue asesinada por la policía de Honduras, así que no es un hecho que haya sucedido hace dos años. La lógica de la represión en nuestro país ha ido en aumento a tal grado que ha sido imposible mediatizar la masiva violación de derechos humanos, por lo cual, la memoria dolorosa y furibunda está más que fresca en todos aquellos que aborrecemos la humillación y la persecución. A Boitel, Honduras le ha dado razones tras razones para no aceptar este premio inmisericorde, pero aún así, Boitel se ha decidido.
Aún no se despeja el humo de las cientos de lacrimógenas lanzadas a mansalva, aún los maestros y el FNRP mantienen en pie de lucha a miles en el país, pero ¿qué hubiera decidido Boitel si la premiación hubiera sido entregado, digamos, un 28 de marzo, hace una semana? Los asesores culturales hubieran urgido a Ricardo para posponer la entrega y evitarse la confrontación situacional, pero Boitel ¿qué hubiera decidido?
Decidirse por la poesía es decidirse por la vida, decidirse por un premio en medio de la represión ¿es decidirse por la muerte? La absoluta mayoría de intelectuales cubanos ha estado al lado de la Resistencia hondureña, ha sufrido como suya la represión indiscriminada, ha firmado cartas solidarias y empeñado su palabra digna en defensa de la lucha histórica de los excluidos en Honduras, pero ¿forma parte Boitel de esa mayoría que aprendió a estructurarse con firmeza? Lo dudo, y eso me ha enseñado a revalorar muchos aspectos de la construcción revolucionaria en el ser y por lo tanto, en sus consecuencias de vida, algo que no enseña ningún tomo teórico ni puede mediatizar ninguna mass media.
Si es así, la llegada de Boitel nos ofrece una oportunidad inédita de aprender -aceleradamente- en cuanto a los alcances de nuestras expectativas, sin permitirnos caer en el desánimo, por supuesto. Decidirse por la lucha popular aportando la estructuración del pensamiento y de la creatividad intelectual no es sólo decidirse por la fe en lo humano que se libera, sino que también, es decidirse por reconocer a fondo lo humano, lo veleidosamente humano del artificio poético que habla de libertad, que posa con la libertad y que hace de la libertad ornamento, suave palabra acomodada en el verso.
Fabricio Estrada
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