Foto: Fabricio Estrada
La crisálida desde la cual Corina Maruzza escribe su poesía, tiene la sutileza que supimos advertir durante la presentación de su poemario Mar de Interema, en el Museo Zorrilla, Montevideo, este pasado marzo, en el último festival de poesía presencial del mundo que el Covid 19 confinaría. Luego supimos que cultiva orugas en su balcón y que les da de comer versos con una paciencia inusual. Sus textos siguen ese mismo ritmo en que las orugas van devorando las hojas y se van ocultando, a la vez, para preparar su metamorfosis. Todo rosa/ el aire cubre el agua, entonces Buenos Aires se llena de una poesía alada, liberadora, tan frágil que se podría creer vulnerable, pero una vez que entendemos su intangible textura, sabemos que nada ni nadie podrá dañarla.
Caza del mar
decanta
algunas
veces
cada
una de esas luces sobre negro
a
su tiempo
flor
nueva
entreabierta
perseverada
nacida
del
lado del viento
alguna
hoja ondula
se
anticipa
toma
forma la pierde
retorna
tonos
nocturnos
dibujos
infinitos
puntos
y retículas
contrafrente
dorso
sutil
de
las manos
inaudible
imperceptible
me
sostengo
algas
en el fondo
Nadar en la rompiente
Las aguas como lonjas de una piel infinita
HÉCTOR VIEL TEMPERLEY
HÉCTOR VIEL TEMPERLEY
todo
rosa
el
aire cubre el agua
la
vista en la corriente
la
piel sube
y
se escurre
versátil
mejillas
alternadas
con
trapecios
los
pies se entrelazan
archipiélagos
si
las plantas
o
las palmas
del
trance queda una memoria
se
agitan los cardúmenes
sólo
toca deslizarme ahora
todo
roza
ruidoso
afluente interno
canales
abisales de mi alma
Atlas del fuego
la
noche queda perforada
sus
ojos trinan
tesoros
de lo hermético
la
órbita relincha
el
curso de su lanza
latigazos
con
los que revuelve el tiempo
cariátide
y derrumbe de torres del abismo
cauce
improbable
y
renuente del desierto
envaina
el viento en su lúcida estocada
mi
mano recoge lo que deje caer
soy
yo misma las migajas
traílla
hermosa
restricción
DIANE ACKERMAN
deslízate
madrugada inmensa
crecido
viento en la ceniza de una
llama
quiero
ir
quiero
ir
de
nuevo
el
tiempo se desploma
pájaros
perlados
plegados
a ras del agua
entre
raíces de árboles inesperados
debajo
en tu voz la lluvia
intangible
textura
abre
flores de arena con flores que se abren en cada uno
de
sus pétalos de arena
semillas
de una hoguera
Junín
cuencos
donde
una cabe
subida
amar
era una idea
a
salvo el antes
faz
arrimada
en entredicho
yo
fui nos
fuimos
detóname
un latido
tiempo
a flote laguna
estremece
no
dista
bajó
el agua
reincide
su huella en embargos
cae
una luna
roza
a los pies de la orilla
sabe
a saliva
nunca se sabe
no sabía que había un animal
cada luz es un mundo
insomne por ventana
los ojos sin patentar
esa foto
tuya que aún
no te sacabas yendo viniendo
trámites
los ojos
puñado de flechitas en el puño
igual así
estar
sin traducirnos
nada nos inmuta
pueden caer mil astros fugaces
ruido que supone una presencia
llaga inesperada
un celeste infantil
improvisan en el cielo
monolitos de otras ciudades
¿son visiones son anzuelos?
mismas manos por ahora
distintas por los viajes
por cuánto despedirnos se demora
distintos sin máscaras
sumergidas líneas nos cruzan
mareas silenciosas de verano
probables horizontes
punto de perder el equilibrio
llega a dar señales
de un breve despegue
esa nave que anoche señalabas
sobrevuela remanente de una flota de cazones
barco inminente de río Ctalamochita
lleno de colitas de zorros y de mieles
Corina Maruzza (Temperley, Provincia de Buenos Aires, 1979). Publicó las plaquetas “Oráculo de Orión”, “Galope sobre la vértebra del mar” (2015) y “Sobre la proa” (2016), editadas por Pájarosló, y “Haz el caballo”, que forma parte de la antología “Necesidad y Urgencia” (Buenos Aires, 2016). Forma parte de la antología “Martes Verde” (2018), publicada por el colectivo de Poetas por el Derecho al Aborto Legal. “Mar de Interama” (Juana Ramírez Editora, 2020) es su primer libro.
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