martes, 12 de marzo de 2013
Leticia Herrera, México - Hace falta que llueva
Leticia Herrera (Monterrey, Nuevo León, 1960) Estudió sociología en la UANL, ha publicado poesía, ensayo, entrevista, crónica, reseña y relatos; también se dedica al periodismo. libros publicados: Pago por ver (1984), Canto del águila (1985), Poemas para llorar (1993), Caracol de tierra (1996), Vivir es imposible (2000) y Hace falta que llueva (2002).
De mi parte la conocí en Xela, en agosto pasado, y ahí observándonos nos iba hilando, así como nos iba midiendo la capacidad del público en su lectura inaugural en el teatro. Porque la auto afirmación de su poesía no sólo era la elevada voz de una feminista integral sino la de una poética que bien sabe lo que dice y por qué, sin ningún asomo de sumisión o erotismo melifluo. Estaba en el escenario para amar o despojar la falsa dimensión donde la enamorada se entrega a la melancolía. No, Leticia no hablaba de eso... lo humano en ella se juega al poker sus definiciones sobre el amor.
La misma de siempre
renuncio
ya lo intenté
lo juro
perseguí con denuedo
el atuendo de señora
arrumbando mis aires de clochard
mi pretensión de enfant terrible
dejé de beber alcohol por las mañanas
o las noches
dejé de buscar el amor de los hombres
dejé de llamar de convocar de pedir
de hacerme la aparecida en la vida de alguno
dejé de decir todo lo que pienso
de quien lo pienso y me volví discreta
humilde sosegada prudente sobria
dejé la terapia y las pastas
busqué a Dios
pedí consejo
escuché y leí con atención
del opus dei
los legionarios
la acupuntura
el fin del mundo
la meditación
el ascetismo
las piedras los astros
y nada me ha conmovido
nada ha podido acallar
mis hambres
me sigo siendo yo misma
seguí pensando en voz baja
las mismas atrocidades
las mismas bajas pasiones
los mismos enojos
el mismo cinismo
la misma incredulidad
brotándome por los cabellos
y porque de nada sirve
apacentar un girasol
y porque de nada sirve degollarme
si pienso con la entraña
es que vuelvo de mí hacia mí
con todas las nuevas ideas
revoloteando
mientras hago el amor.
Seducción
él tiene un código anterior
al tiempo del hambre
conocer algunos vocablos
imprescindibles que llaman
temblor ámbar mimbre
embrión sombra hombro
embelesada tomo apuntes
de lo eterno
bambú ambición bombardero
calambre cumbre cimbra
podría seguir atada
a este hilo de esperanza
pero el hambre
Regalo
abres la mano y me estremezco
me has dado un caracol que canta
hay hombres que tienen la virtud
de estremecerme
puede ser el doblez de la cintura
la turgencia de una manzana de Adán
el perfil de sus silencios
la forma en que detienen a la muerte
tú has de quedarte conmigo
mientras el caracol cante
no sé alimentarlo no podría
ya vengo
ya me voy ya vine
deja que me venga
después hablamos
y el caracol cante y cante
Propuesta justa
mezclemos nuestros bellos púbicos
porque hace frío y la noche ha caído
seamos por esta vez amigos entrañables
de esos que se estrechan como para fundirse
no voy a pedirte que me dejes
porque te quiero mucho
tampoco quiero que te quedes a vivir
adentro de mis huesos
el pubis me dolería al caminar
si te llevara puesto
pero mira te propongo dame un beso
deja que descubra tu pecho
que te muerda las nalgas
y cuando quieras entrar en mí
no diré nada
me quedaré como una esfinge que goza
en silencio
o si quieres grito
Contradicción
los momentos que preceden al orgasmo
son inhabitables como un pozo
un alarido que te nace desde el fondo de la pupila
y un sollozo como de niño que te muerde
confuso babeas besas tocas sueltas
tu cuerpo ya no es tu cuerpo sientes
desmadejarte las uñas te laten
el pelo se enreda con el infinito
el pubis anda en otro planeta con sus cosas
un arder de estrellas un vagar meteoritos
bailas sin ritmo el corazón es una bola
de pelos en la boca
pero no quiero que se acabe
... pero él se ha ido
con el circo
todo amor es efímero
o no es
Me pregunto
no sé
yo me pregunto a veces
si un hombre una mujer
que no se buscan se encuentran
el dedal que empuja el hilo
que entreteje las vidas
empuja fuerte o se detiene
en el umbral del contacto
y el hombre la mujer
ajados sometidos al arbitrio
de un dedal de viento
se tocan o se pierden
se encuentran las miradas
o va cada cual a lo suyo
allende el fuego
donde no mora nada
ni la esperanza
que es guayaba que vive
donde revientan los olores
y el hombre la mujer entonces
se topan entrelazan miradas tentaciones
cambian palabras de su vida
porque piensan que saben lo que son
aunque ya no lo son
y todo es inútil porque
todo es el muerto que les nace
del fondo de la pupila
pero piensan que dicen
lo que dicen
y el hombre la mujer entonces
mejor se quedan siniestros
esperando el camión al olvido
con los zapatos bien atados
y de reojo miran
el hombre a la mujer
la mujer al hombre
pero se piensan sabios luego
se eluden se salvan piensan ellos
de la catástrofe
pero la catástrofe ya vive
en el hueco del corazón
que no puede ser uno
y el hombre la mujer entonces
pueden hallarse pueden buscar
tocarse pulir la luna de sus miradas
afinar el sonido del corazón
bailar a su ritmo
convocarse y hallarse
reír desde el estómago niños
de voz alada
perdonarse
pueden
Piano
yo no me puse triste
tú empezaste
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