Yo imaginaba que Marvin tendría un manojo de cordeles en sus manos. Que de sus manos se extenderían las líneas y que al final de ellas se suspenderían barriletes. En los barriletes habrían nombres de poetas, versos como señuelos a las nubes-peces. Marvin es un pescador, me dije siempre antes de conocerlo, va de orilla en orilla, especie de Govinda que explica el río a quien desea pasar. No es un monje pero tiene algo de asceta bizantino: puede pasar todo un año subido a un pilar, oteando a la poesía centroamericana y sus poetas. Desde ahí nos llama y nos reúne y nos presenta a otras y otros que van llegando desde toda América.
Eso es lo que imaginaba, pero resultó mucho más. Encontré a un hermano, a un amante de las rocolas y sus desmanes, a un fino y consumado amante de la poesía. No resulta fácil encontrar buenos gestores de festivales con buena poesía para crear el imán, así que cuando lo fui leyendo lo fui transfigurando, y lo encontré amoroso, pendenciero como un solitario que espera un gesto para irrumpir desde la sombra y quebrar botellas y bailarles un compás de boda griega. La nostalgia, caramba, la nostalgia de Marvin cuando traduce todo esto a poesía... eso fue lo que encontré en él, el dolor y el amor juntos, el hombre que puede extrañarlo a uno precensialmente, el que puede callar en el adiós y acumular poemas de ello para que sirvan de bienvenida en la próxima irrupción del frío, del frío y noche de Xela, su musa transparente e imbatible.
Los
perros aúllan todas las noche
Ha
de ser su forma de detener el tiempo
Cuando mi perro llegó a casa
Era
solo un cachorro
Bobby,
era su nombre
-que nombre tan común para un perro-
Pero
de lo común nace lo importante
Y
pasaron los años
Los
perros tampoco pueden contra el tiempo
Lo
despedimos una noche de enero
Enero
es un mes extraño
Quince
años después
Ya
no era un cachorro
Era un perro viejo que lloraba con nosotros
Las
despedidas son el preludio de la muerte
Cada
vez que cierro los ojos
Pienso
en todo lo que he perdido
También
veo el patio de mi casa
Me
veo niño, veo a mi madre y a mis hermanas
Jugando
con el perro blanco
Es
una mañana de domingo
Y
el sol nos ilumina
Los rostros de otras épocas me saludan
La
memoria juega conmigo
Como
nosotros jugábamos con el perro
Que
hoy no está.
A mi hermano Guillermo Naranjo,
Por el valor de convertirse en luz.
I
Cuando decidas volver
Recuerda cerrar bien la puerta
Apaga el radio
Deja los vasos en su lugar
Deja apagada la luz
Dale de comer al gato
Cuando decidas volver
Acuérdate bien de tu nombre
Recuerda tomar tus pastillas
Y calentar el agua para el té
Cuando decidas volver
No pienses tanto en el fracaso
Asi te evitaras la deprimente sensación que
produce a ratos la vida
Cuando decidas volver
la
muerte será una tarde nublada.
II
Los
años pasan tan rápido
Se
parecen a los carros
que
atraviesan la calle
al
otro lado de la ventana
uno
reconoce todo
y
sabe que el silencio es lo único que perdura
y
que la calle no es más que una isla que se hunde
en
la oscuridad del pasado
por
eso es necesario ir de putas
y
verlas a los ojos
por
eso es necesario rebalsar las rocolas con monedas
oír
cuarenta veces la misma cancíón
y
sentir como si estuviéramos
en
el mismo bar de entonces
cuando
la vida era de alguna forma buena
los
años pasan tan rápido
nuestro
rostro madura
y
se nos va todo
como
se van
los
amores
veo
a mis amigos
somos
luz opacada por el tiempo.
III
Si
A lo mejor somos
coronas tiradas al mar
Flores de cementerio
Ángeles decapitados
Veladores en la noche
Vasitos de agua
Lápidas
Antes de las Seis
No vengo a pedirte
Que te quedes conmigo
Solo vengo
A ver tus manos de lejos
A ver como el sol cae sobre nosotros
Vengo a mirarme en tus ojos
A contar cuanta gente nos mira
A esperar
el momento
Cuando toques a mi puerta
Y
preguntes por mi
No he venido a decirte
De los dolores en mi memoria
No vengo a pedirte nada
Solo vengo a mirarte
Como un niño
Se sienta a ver su juguete favorito.
La
banca frente al teatro
Soy el hombre que se pierde en todas las
ciudades
Soy el hombre
que mira a todos lados
Soy el hombre
que se enamora con cualquier cosa
Soy el hombre
que no sabe romper un corazón
Soy el hombre
que nadie voltea a ver
Soy el hombre
que oye a los BEATLES una y otra vez
Soy el dolor y
el amor juntos
Soy el hombre
que imagina todo y no espera nada.
*
Y hablamos de los poetas que se fueron
De la locura y de la forma en que murieron
Cuando un poeta muere
Deja un rastro de luz
Hablamos y tomamos cervezas
La tarde se consume como se consumen las
velas
Recordar es tan sencillo
Las palabras son hojas que caen de los
árboles.
Calle
real
I
Ahora es cuando me toca sentarme
En la línea que divide la muerte de
nosotros
La calle real es la que atraviesa la ciudad
La que termina en el cementerio
Toca
sentarse, encender un cigarro
Y ver pasar a los muertos
¿Cómo es que el dolor cabe en un lugar tan
estrecho?
los
árboles se abrazan
y se confunden con los niños que no saben
[ lo que significa un calvario
¿por
qué el sol se oculta siempre del mismo lado?
¿Por qué somos tan pequeños?
¿Por qué olvidamos la hora en que la tarde
se desvanece?
Xelajú,
5 de mayo de 2012
II
Si hubieras decidido venir
Estarías fumando
Jugando con la pulsera verde que siempre
llevas en la mano
Estarías
Con los ojos perdidos
Y tratando de olvidar que los hospitales
son sitios fríos
Si estuvieras conmigo
Llevarías tu collar rojo
Tu pelo amarrado
Tu blusa negra
Escucharíamos una y otra vez “stella by starlight”
Probablemente me tomarías de la mano
Porque no hay nada más poético y amoroso
Que tomarse de la mano y hablar de música
Aquí no hay taxis rojos
Y la gente no hace fila para subir al bus
Aquí Solo estoy yo
Extrañándote.
La
eterna guerra contra el reloj
Vaya condición humana de llegar tarde
Maldición
la nuestra de perder el pulso de las horas
Un minuto es un minuto
Pero es más fuerte que todos nosotros
El hielo tiene tiempo exacto, Por ejemplo
Pero nosotros
Nueve meses en espera
y el retraso nos sorprende
Tarde llegamos siempre a la vida
Tarde llegamos
Uno quiere soñar, soñar siempre
Aunque
llegar puntual a los sueños
Es más importante
Que el mismo hecho de soñar
Las ideas llegan tarde
Los amores llegan tarde
se aprende la canción, tarde
se aprende a sonreir, tarde
se llega a los parques, tarde
se llega a las citas, tarde
se sufre, tarde
se entiende, tarde
todo se aprende cuando ya no se necesita
vaya condición la nuestra
de pelear contra el tiempo
de culpar a los relojes
siendo nosotros los que llegamos tarde
los que vamos dejando la huella imborrable
de sentir cuando es demasiado tarde.
Marvin Samuel García Citalan (Quetzaltenango, Guatemala
1982.) Poeta, gestor cultural, editor y en ocasiones DJ. Fundó junto a otros
poetas quetzaltecos el grupo literario «Ritual» con lo cual inicio el nuevo
movimiento artístico-cultural de Quetzaltenango. Desde 2003 dirige la
asociación Metáfora y el Festival
Internacional de Poesía de Quetzaltenango, único evento de su tipo
en Guatemala, considerado como uno de los mejores festivales de poesía en
América Latina. Ha colaborado en varios movimientos artísticos y proyectos
editoriales de Centroamérica. En 2010 junto a varios poetas fundó la red
«Nuestra América» de festivales de poesía, actualmente ha iniciado el proyecto
editorial Metáfora editores.
Varios de
sus textos han sido incluidos en antologías de México,
Cuba, Colombia,
España
y República Dominicana. Sus poemas han sido
traducidos al inglés e Italiano, ha participado en festivales y encuentros de
poesía en varios países de América Latina.
Obras
- No
somos los mismos (Editorial Catafixia, 2010)
- Solamente
el cielo (Editorial Vueltegato, 2011)
- El
tiempo no se vende (Editorial Casa de poesía y Editorial UCR 2012)
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