El auto-control. ¿Cómo es que llegás a él, Rodríguez? ¿Cómo es que no salís corriendo tras el bus que se va con todos los puntuales de todos los trabajos dentro de él? Te has vestido con todos los overoles y siempre esa nota silenciosa en tus pasos, paciente, especie de ola calma y brillante, pero no te morís por llegar, decís que nadie debe apresurarse por colgarse de un destino que no para, que se va con medio mundo a una velocidad necia; decís que todo destino tiene su estación, igual que los frutos y la sombra dentro del frío o del calor, igual que un profundo acorde en la frase exacta y redonda. Una estación el destino. Un bus que llega y todos suben pero no vos que esperás por él. Decís.
F.E.
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