Dormía hasta tarde en Rosario. En una cama dormía el de siempre y en la otra el de nunca. Un retruécano sólo visto en 2001: Una odisea espacial. Miraba por la ventana cómo iban vestidos los rosarinos y calculaba su frío. No quería salir de lo dual. Afuera era menos pesado sin el lastre de las bifurcaciones. Caminaba, luego volvía a dormir. A veces era el nunca, a veces el de siempre.
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