Durante ese mayo, las juventudes gobernaron, la utopía reino, quizás no se gano, quizás porque el sueño de "Mayo de 1968" o "Mayo francés" sigue vigente, "La liberad comienza con una prohibición: Prohibido prohibir”. Todavía resuena el eco de todas esas consignas en las calles de París, esos días de vino y rosas.
Soyons réalistes, demandons l’impossible! "Seamos realistas pidamos lo imposible" porque ser joven no es un estado cronológico es evitar la vejez prematura de aquellos que aceptan cual borregos un sistema que les dice de qué forma vestirán, que música escucharan, que decadencia disfrutaran.
El legado del Mayo francés está presente en el niño que pregunta ¿Por qué debo hacer esto o esto otro? En el joven que se niega a escuchar reggaetón cuando sus compañeros y novia lo hacen. El mayo de 1968 vive en la muchacha que desea tomar el mundo en sus manos, aprender cada día y cada hora, en lugar de convertirse en la hetaira, servil y sumisa que los grupos de poder pretenden que sea porque ese es el papel de una mujer en una sociedad regida por el consumo y supremacía masculina.
Es esa utopía la que reino aquel mayo, ese destino que muchas juventudes en todo el mundo quisieron seguir. Sucesos como este causaron que muchos y muchas no siguieran sometidos al dinamismo de una sociedad occidental decadente, donde la mujer es un objeto, los niños esclavos, el hombre obrero sin salario digno y la hamburguesa la diosa de estos días.
¿Qué queda? ¿Es historia? No absolutamente no, la semilla de lucha y libertad está ahí dentro de cada voz que se levanta para desafiar al explotador, al pastor o sacerdote que le dicen a la mujer que no debe pensar, no debe aprender pues es servidora del su esposo por mandato divino. Estas ideas, estos status quo, deben caer, por tanto Mayo del 68 no está muerto, vive incluso en aquellos que no supieron de él, pero se cansaron ya de los yugos, fraudes y encantadores de serpientes que atontan a esta América Latina merecedora de un destino mejor sin un imperio que ponga su bota en nuestros cuellos, mancille nuestras tierras con bases militares o viole nuestra dignidad cuando abusa de una niña de 8, 10, 12 años a manos de un pedófilo veterano de otra tonta guerra imperial.
Por la caída de imperios, por la absoluta libertad, olvidemos lo que hemos aprendido y comencemos a soñar. Porque las estatuas de la libertad, los capitolios, pentágonos, hexágonos, casas blancas, azules, rojas, solo sean monumentos de una sociedad pasada, de un amo derrotado. No dejemos morir la utopía que una vez reino en Francia y volverá a vivir en esta nuestra América Latina.
Fernando A. Alvarado
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