He realizado primero un acto de desintoxicación para acercarme a esta poesía. Sabía que me enfrentaría a una poesía que necesitaría de mi fibra más sensible. Así que me levanté temprano a ver los gatos... me afiancé en el bogar de la mecedora y dejé que el cielo fuera las ramas del mango sobre mí. No tenía respiración. Pasolini me había metido presión y el libro se resistía, por segundos, a que yo lo abriera. De pronto, Sandro Penna:
Feliz del que es distinto
siendo distinto.
Pero pobre del que es distinto
siendo común.
Y luego estoy solo. Queda
la dulce compañía
de luminosas e ingenuas mentiras.
Moralistas
El mundo que os parece de cadenas
está todo tejido de armonías profundas.
Quizá la juventud sea sólo este
perenne amar los sentidos y no arrepentirse.
XX
Bella noche, reduce mi pena.
Atorméntame, si quieres, pero hazme fuerte.
Se desborda en la húmeda noche en silencio
el río. Adiós seco vigor de mi juventud.
Estaba mi ciudad, la ciudad vacía
al alba, plena de mi deseo.
Pero mi canto de amor, el más mío
era para los otros una canción desconocida.
Como bebe en la fuente el bello muchacho
así hemos pecado y no pecado.
Pasan lo pesados bueyes con el arado
en la gran luz. Enciérrame en un beso.
Yo en la rada seguía a un chico encantado
sólo de sí, entre escasas luces. Sólo yo
mantenía al chico suspendido en el mundo.
La opaca multitud vaga
en torno a la música. Contenta
no sabes de qué. Una sola belleza...
Invisible a todos y más a sí misma.
La vida... es acordarse de un triste
despertar en un tren al alba: haber visto
fuera la luz incierta: haber sentido
en el cuerpo roto la melancolía
virgen y áspera del aire punzante.
Pero recordar la liberación
imprevista es más dulce: cerca de mí
un marinero joven: el azul
y el blanco de su uniforme, y fuera
un mar todo fresco de color.
El poemario, editado en el 2004 por Editorial La Garúa a cargo del poeta catalán Joan de la Vega, es todo un tesoro. En su contraportada, a nombre de la editorial, se consigna lo siguiente acerca de Una extraña alegría de vivir:
"Al margen de las capillas y escuelas, contraria al discurso y a las formas herméticas de sus contemporáneos, libre de toda retórica literaria, la poesía de Sandro Penna destaca por su transparente belleza, su musicalidad inmediata y un misticismo sincero y preciso. Desde las calles anónimas, los suburbios, las tabernas, Sandro Penna construye un universo poético que destila pura existencia y sensualidad. En perpetua búsqueda del amor ilícito, desde un peculiar exilio por propia voluntad".
La desintoxicación funcionó, entonces. El mango es un ave de infinitas plumas en un cielo verde. Los gatos... los gatos escriben ideogramas chinos, suaves, en cada paso hacia la sombra. La purísima alegría de vivir.
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