Ante la indolente inercia con que se mantiene el prácticamente diluido FNRP en favor de LIBRE, siento que el sopor de las viejas mentalidades con todo y su acomodado discurrir, solo puede ser regenerado a través de la politización total de las juventudes.
Ya es tiempo de trascender a las organizaciones en que las juventudes se han estructurado y acomodado. La única vía es tomar las estructuras internas y las representaciones electorales de LIBRE en CUALQUIERA de sus corrientes. Las juventudes no pueden seguir jugando el papel que les han impuesto las ONGs y las dirigencias rancias que esperan de las juventudes nada más su fuerza proselitista y su "frescura identitaria".
Las grandes movilizaciones de 1968 en París y el mundo tienen un paralelo importante con nuestras grandes movilizaciones del 2009 y 2010 en Honduras: estaban compuestas casi en totalidad por la juventud y fue cuando los mediatizadores imperiales vieron que la juventud podía ser una moda, sí, una moda pero no poder. Con un mínimo de orientación hacia el poder, como bien observó Hanna Arendt, se hubiera cambiado el mundo. Pero la mediatización comenzó a ver divertido y chispeante cómo fue llegando de a poco -y por la inercia de la rebeldía que no busca el poder- the flower age, "la edad de las flores".
En este momento donde cada postulación dentro de LIBRE será sopesada y "acompañada" por la vieja dirigencia, los jóvenes deberíamos preguntarnos hasta dónde llega la formación dentro de las organizaciones (como paso obligado) y hasta dónde se nos exige tomar el toro por los cuernos y ser representación, no sólo de la juventud, sino de lo que la Resistencia en sí misma nos exigió desde un principio: ser fuerza dialéctica, ser inclaudicables, ser audaces en las formas (en todas) que debemos ir asumiendo para alcanzar el poder socialista, más allá de las mantas y el grafitti, más allá del pañuelo y la consigna, ser fuerza, pues, luminosa, expansiva, ejemplar.
El paradigma de nuestra época ya no es la juventud que actúa "acompañada" y orientada por los ya probados dirigentes. Nuestro tiempo ha roto las fronteras internas del discernimiento político y nos ha dado la revelación esencial: la juventud es mayoría pero no como plascebo, la juventud es mayoría porque en conjunto sabemos, alarmados, que hemos entregado nuestra fuerza al mismo andamio de los líderes anacrónicos.
LIBRE es la plataforma que debemos ocupar, al igual que cualquier otra que se nos presente. La fuerza revolucionaria debe ser tan fuerte en LIBRE como los días mismos en que bajo la represión cantábamos. Ya basta de una juventud en espera de que jóvenes envejecidos les digan dónde es su espacio y lugar dentro de LIBRE, ya basta de ser calibrados por el determinismo burgués que prioriza a los decadentes que tienen posibilidades únicamente por el dinero que guardan para cada campaña electoral.
Seguimos siendo mayoría no por obra y gracia de una encuesta, sino porque en cada una de nuestras venas sabemos, que la juventud, es toda Honduras. Una gran parte de ella está en LIBRE. Es tiempo de liberarnos.
F.E.
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