El
Almirante alemán Karl Dönitz, quien fuera el sucesor de Adolf Hitler luego que
éste se suicidara el 30 de abril de 1945, describió en sus memorias sus
primeras impresiones cuando (según él) se enteró del sistemático exterminio de
los judíos al finalizar la
Segunda Guerra Mundial.
"El día 7 de mayo, Friedburg y Jodl regresaron a Mürwik. Friedburg traía consigo un ejemplar de Stars and Stripes, el periódico del ejército norteamericano, que contenía fotografías atroces tomadas en el campo de concentración de Buchenwald.
Con toda seguridad, la desorganización en los transportes y abastecimiento no había contribuido precisamente a mejorar la situación de aquellos campos en el curso de las últimas semanas. Ahora bien, no podía caber la más mínima duda: nada en el mundo podía justificar lo que mostraban aquellas fotos.
Friedburg y yo quedamos horrorizados. ¡Jamás hubiéramos podido sospechar que aquello fuera posible! Y, sin embargo, correspondían perfectamente a la realidad, y no sólo con respecto a Buchenwald. Pudimos comprobarlo personalmente al llegar a Flensburg un barco que transportaba a los antiguos presos de un campo de concentración. El oficial de marina hizo inmediatamente cuanto pudo para alimentar y cuidar aquellos infelices.
¿Cómo pudieron producirse semejantes horrores en Alemania sin que nosotros tuviéramos conocimiento de ello?"
"El día 7 de mayo, Friedburg y Jodl regresaron a Mürwik. Friedburg traía consigo un ejemplar de Stars and Stripes, el periódico del ejército norteamericano, que contenía fotografías atroces tomadas en el campo de concentración de Buchenwald.
Con toda seguridad, la desorganización en los transportes y abastecimiento no había contribuido precisamente a mejorar la situación de aquellos campos en el curso de las últimas semanas. Ahora bien, no podía caber la más mínima duda: nada en el mundo podía justificar lo que mostraban aquellas fotos.
Friedburg y yo quedamos horrorizados. ¡Jamás hubiéramos podido sospechar que aquello fuera posible! Y, sin embargo, correspondían perfectamente a la realidad, y no sólo con respecto a Buchenwald. Pudimos comprobarlo personalmente al llegar a Flensburg un barco que transportaba a los antiguos presos de un campo de concentración. El oficial de marina hizo inmediatamente cuanto pudo para alimentar y cuidar aquellos infelices.
¿Cómo pudieron producirse semejantes horrores en Alemania sin que nosotros tuviéramos conocimiento de ello?"
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