Octubre 2 de
2011
Tegucigalpa, Ciudad de la
Niebla
Las grandes vertientes de la poesía,
siempre han estado acá, en medio de la niebla, de los bosques, del mar y las
ciudades habitadas por viejos fantasmas y por antiguos ¨salmos de los niños¨
nos acompañan, nos obligan a avanzar ¨Con el pie izquierdo levantado¨, ¨Con
bendición de muertos felices¨ con estas y otras aseveraciones de dogma y de
fuerza vital recorriendo cada imagen que el poeta crea y recrea a su antojo o a
merced de la misma poesía siendo pues el mismo un vaso comunicante, donde los
nietos de Xango logran ascender o descender nuevamente de sus murallas
ulteriores hasta nuestra cercanía; el poeta Iván Hernández posee una de esas
voces iluminadas por la memoria colectiva donde se dan cita ancestrales
tradiciones y fuegos de tierna y rabiosa memoria y la presencia de
sentimientos tan humanos y tan nuestros que es imposible no dejarse tocar y
sensibilizar en cada verso ; sus palabras van del hombre cotidiano al niño
infinito y eterno que algunos siempre seremos; mismo sentimiento que nos
aqueja y que se niega a permanecer ajeno, en el silencio extremo del
olvido y el desconcierto. Leer y releer a Iván Hernández siempre es
un nuevo avizoramiento como poeta, amigo, maestro y también como un
lector común es descubrir y reencontrar galerías repletas de sonidos,
sueños, parques, otras avenidas del antiguo San Salvador pobladas de
cafés habitados por otros, fantasmas ¨Ambrogi¨ entre ellos y el hecho de
sorprenderse con el salvadoreño reflejo de Centros Bancarios en
construcción de norte a sur y de este a oeste en detrimento del paisaje y la
memoria es una de sus grandes virtudes y premisas; sus pasos lo
llevan a arrastras en medio de los vientos y las borrascas desde Centros
penales y jardines de paz ,en búsqueda de su cotidiano afán y sobrevivencia; el
poeta va y avanza a veces lentamente o raudo y veloz ,sale de su casa va a
parar a otras casas, bebe su onza de café amargo, desciende de los 400 y
camina dejando atrás por breves momentos a la gran manzana; pero su magnetismo
lo trae de regreso una vez más siempre antes de que comience el rumor del alba
, el día pasa de largo entre praxis y jurídicas firmas , la noche avanza y con
ella resurge el escrutador y sus aluviones de palabras se desbordan en
medio de poemas, cuentos y ensayos; Hernández se asoma al silencio
pero también es un prestidigitador y encantador de hogueras y alza vuelo
desde las cavernas del histórico y mágico Xibalbá. Que el humo de
los tamagaces te envuelva; y el polvo de los chacuatetes cuándo levantan vuelo
y el brillo de todos los astros y las estrellas te acompañen siempre maestro,
poeta Edgar Iván, va un abrazo hasta la distancia...
Rainier Alfaro
Escritor salvadoreño
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