martes, 25 de enero de 2022

Un día de estatuas


Estatuade Ponce de León derribada en el Viejo San Juan






 Hace dos días fueron liberadas. Doce años de encierro. Sin embargo, fue ricardo maduro quien las apresó por primera vez, así que han pasado entre libertad y cárcel 16 años, los mismos años que duró el cariato. Sabemos lo terrible de nacer estatua, pero lo es más serlo del pueblo. En San Juan acaban de derribar a un Ponce de León corazón de cañon inglés, lo vimos en las noticias, aunque en Suecia es muy difícil ver noticias de esta zona de la monumentalidad. "Nada más invisible que un monumento" -dijo Musil, pero sólo basta rompernos en pedazos para ser visibles. Entiendo que hay mucha mala calaña entre nosotras. Buen mármol, pero el alma cuarteada, dirían algunos. Buen bronce, pero de molde nefasto. Vinimos a Honduras porque nos llamó la atención que por fin se liberaban estatuas, aunque ya Colón y Bonilla tuvieran su tunda y en su lugar se plantara orgullosa la estatura en piedra de Lempira. Hay material de libertad por aquí, y por eso quisimos atestiguarlo.

Todos estos años hemos visto caer bronce esclavista en Estados Unidos, pero ese es bronce de otros cuentos. Nos interesan éstas que ahora ven de frente a los niños aquellos que ahora se suben al regazo del obrero marmóreo. Hemos pedido testimonios y todo mundo coincide en que se han sentido niños de nuevo ante ellas. "Yo venía con mi familia a verlas, hasta que llegaron ellos y las encerraron". "Mi papá me subía a las piernas de una de ellas y a mi me daba por mirarla a los ojos buscando más allá del mármol... ¿qué estarían pensando?" "Para mí son el progreso detenido", afirma otra muchacha que se toma selfies junto a esa tremenda fuerza hecha escultura de mujer.
Hay malos días para los monumentos -que lo diga Ponce de León en San Juan, Puerto Rico- y hay esplendorosos días para otros - grita gigantesca y desde lejos la estatua de la victoria en Stalingrado. También hay estatuas que se ocultan en identidades falsas, como así le pasa a la enorme Démeter que se hace llamar estatua de la libertad en Nueva York. Es Démeter, levantando la antorcha para alumbrarse en el hades en busca de su hija prisionera, Perséfone.
No podíamos quedarnos en el City Hall de Estocolmo, ahí comentando en los pasillos lo que ocurría en Honduras y Puerto Rico. Tomamos la decisión de organizar un grupo de corresponsalía y venir a presenciar la liberación. Hace muchos años fuimos carpinteros, albañiles, mujeres trabajadoras y por eso sentimos lo que ahora palpita en el silencio robusto de estas hijas e hijos de Zamora. Se ven las huellas hundidas en el piso en ruinas. Flota el edificio entero del Congreso para darle respiro a los pulmones de carrara. Todos bailan alrededor de ellas, hay canciones como aquella tarde en Suecia en la que fuimos honradas.
Seguiremos informando. Se nos hacen fisuras de emoción. Esperamos que se libere de sus rejas a Juan Ramón Molina. Que vuelvan al mar las sirenas.
(*Decenas de bustos se ubican en los pasillos del City Hall- Stadthuset de Estocolmo. A primera vista se creería que son gente de las élites políticas de Sverige. En realidad son los bustos de los obreros que trabajaron en la construcción del enorme edificio: albañiles, carpinteros, mujeres trabajadoras. Es una de las muestras de respeto hacia el pueblo de las calles más impresionantes de la historia de la estatuaria. El conjunto escultórico del maestro hondureño Mario Zamora, estuvo fuera del alcance de la vista desde que la narcodictadura de juan orlando hernández decidió enclaustrar el recinto legislativo)
Fotos: Lesvia Eguiguren

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