Diez y seis días han pasado desde el 26 de noviembre, día de las elecciones generales en Honduras, las mismas que Salvador Nasralla, candidato de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, obtuvo -a la luz de nuevos informes sobre el fraude- más de 21 puntos arriba (The Economist Magazine de Inglaterra) del nefasto juan orlando hernández, del Partido Nacional. ¿Nefasto? ¿Es justo este calificativo? No creo que exista mejor peyorativo para un político con las más abiertas ínfulas de dictador tropical. Su poder absoluto sobre las instituciones del país, mismas que junto a su camarilla ayudó a erosionar a través de los nexos con el narcotráfico y el asalto a las arcas del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), es la que mantiene en suspenso la declaratoria de quién es el presidente de Honduras para el periodo 2018-2022, a pesar de que ya, de manera descarnada, Washington está avalando el impresionante fraude llevado a cabo ante la vista de medio mundo y que lo pone, en un juego de inversión de valores vertiginosa, un punto arriba de Nasralla.
Diez y seis días y contando, y en el suspenso, llenando las calles, el pueblo hondureño que de manera masiva votó contra su reelección. Sí, votó como se hizo en las elecciones que enfrentaron al ya fallecido Carlos Roberto Reina y Oswaldo Ramos Soto en 1993, elecciones que ganó Reina por el temor que despertó Ramos Soto, ex Rector de la UNAH (1982-88) bajo cuya administración se dieron numerosas desapariciones de liderazgos estudiantiles y una persecución tenaz contra el movimiento de izquierda en general. Ese fantasma, ya incubado en el alma de los hondureños, fue elevado a su máxima potencia por la insuperable represión que juan orlando hernández montó contra el estudiantado de la UNAH los últimos 4 años, donde se llegó a invadir con tropas las instalaciones universitarias, como también lo hizo con la militarización de la antigua DEI (Dirección Ejecutiva de Ingresos), imágenes que parecían ser transmitidas desde la Argentina de 1976 o El Salvador o Guatemala de aquella misma época.
Diez y seis día y contando y para quien votó por el nefasto no hay fiesta, no hay celebración, aunque lo esté imponiendo la colonia imperialista a través de Heide Fulton, la Encargada de Negocios que suple a la OEA, misma que no pudo hacer el buen papel de suplir la ausencia de embajador de Estados Unidos en Honduras. El bocado de votos que la Alianza de Oposición puso ante las urnas fue demasiado grande para el algoritmo del fraude ya demostrado exitoso en las elecciones pasadas. Demasiado grande y demasiado fervoroso, el pueblo contra la dictadura salió en masa a votar y a defender cada voto, arrinconando los indicios evidentes del fraude en proceso sobre el conteo en MER (Mesas Electorales Receptoras) pero incapacitado para frenar la tecnología encubierta por el TSE (Tribunal Supremo Electoral), el nacionalismo y sus asesores norteamericanos, colombianos, mexicanos e israelíes. Aún así, semejante flujo de votos logró frenar la primera intención de juan orlando de declararse ganador definitivo, forzando al TSE a una segunda estrategia: el apagón esperado. Una vez que fue excesivamente evidente el fraude, comenzaron con la tercera estrategia: la del terror represivo utilizando la Policía Militar de Orden Público, los batallones políticos del ejército, creados ex profeso para la defensa del nefasto. Al responder el pueblo con toda su valentía y arrojo, con el sacrificio doloroso de 14 asesinados por balas de la PMOP que por igual hirieron a decenas, pasaron a la etapa actual de dilatación de la entrega de resultados, amparados en un TSE de su propiedad.
Diez y seis días y contando, pero ayer se contaron dos semanas con un paro nacional que incluyó el bloqueo de carreteras en todos los rincones del país, con la consabida cuota de sacrificios. Los nacionalistas, que de ser en realidad más de un millón, como decía juan orlando, no se asomaron ni a las puertas y siguen sin fiesta. Y dudo que la hagan cuando el imperio oficialice la instauración de la dictadura. Por segunda vez ese anuncio es nefasto. No apto para celebrar. Ya les sucedió en las elecciones fraudulentas del 2013 y ahora les toca de nuevo ser disciplinadamente castrados, un nacionalismo que fue tan efervescente cuando triunfaron con Rafael Leonardo Callejas (el que tienen preso en Estados Unidos por corrupción con la FIFA) y celebración a medias con el cuestionado Ricardo Maduro (por nacer en Panamá e iniciar la estigmatización y matanza de jóvenes a través del psicópata Óscar Álvarez, su Ministro de Seguridad). La única forma de celebración que hemos conocido de parte de ellos en los últimos años ha sido en los medios que se gozaron en enormes titulares, por los calcinados y ametrallados en los centros penales de San Pedro Sula, El Porvenir-La Ceiba y Comayagua. Más de 500 seres humanos arrasados por la perversa alegría de unos medios televisivos e impresos que le daban la bienvenida a la barbarie total, ese cortejo bufo que elevó a juan orlando a su pre-dictadura.
Diez y seis días y contando. La Teletón pasó, Jerusalén fue reconocida como capital por Trump. Y Trump juega de largo con su colonia militar sin querer mencionarla ni entre dientes. Tanto mancha el aliado incómodo, tan difícil es apoyar con palabras a su nefasto narco-presidente.
Diez y seis días nefastos y esta vez el pueblo sabe con claridad qué cosa viene si joh se queda en la presidencial: la continuación de las masacres hechas por paramilitares y PMOP y policías sicarios -los de fugaz heroicidad-, el estrujamiento brutalizador de los impuestos, la diáspora masiva, el cierre y persecución tributaria a los pequeños empresarios, la asfixia de los "sapos" que quitan el empleo con un rápido señalamiento a tus principios de resistencia.
Diez y seis día y contando.
Aunque el conteo puede ser visto a la inversa en el espejo de la historia y en verdad se revele como la cuenta regresiva para el fin de la dictadura, el fin de la casta criminal que hundió a Honduras, el fin de la inocencia colonial.
El día nefasto que se anunciará las próximas semanas o próximas horas, bien puede ser de fiesta, fastum fastuoso festivisimo para el pueblo contra juan orlando.
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