La publicidad, cuando se auto-satisface, puede llegar a dos rutas: a una alta sensibilidad y a una nula sensibilidad. La primera ruta muestra la gente detrás de la creatividad preocupada por sostener un equilibrio con la realidad. La segunda ruta sólo le interesa la marca y su fetiche, el mensaje es cínico y sostiene una comunicación de alto contenido violento. Quienes están detrás de esto ganan grandes cantidades de dinero como sueldo y se han creado, por igual, una cultura de hombres y mujeres de élite. El mundo y su realidad sólo existe como referente del cual sacar ideas, conceptos "vendibles". Van creando la cultura de la indiferencia.
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