martes, 25 de marzo de 2014
lunes, 24 de marzo de 2014
Spinoza born to kill
Los Espinoza están en guerra. Su país no se llama Honduras, se llama Espinoza y también tiene himno, escudo, árbol nacional y todo. Tiene hasta un venado cola blanca de mascota y una flor casi extinta en el ojal, una frágil Brassavola.
Los Espinoza nunca han pulido más lentes que los de sus mirillas telescópicas y les importa un bledo que, en otro mundo, existiera Baruch rumiando galimatías filosóficas. Ellos están hartos y se llevaron a otros hartos tras ellos. El ejército los sigue a través de las montañas de San Luis Comayagua y de Esquías. Los Spinoza meditan en sus cuevas. Saben dónde quedaban las playas del cretácico Mar de Esquías y se dan un baño de 26 millones de soles acumulados. Hacen castillos de arena con la punta de sus fusiles y se entrenan contra el hastío de saberse perseguidos por todo un ejército de pijiabolos.
En el Estado Mayor Conjunto (vacío), los tratan como forajidos, pero se dan cuenta, perfectamente, que si no ha ocurrido una revolución ideológicamente articulada es porque la revolución natural de los excluidos y ninguneados, ya viene ocurriendo día a día, de la manera más anárquica -y más preocupante aún-, de la manera más natural y atroz.
F.E.
Los Espinoza nunca han pulido más lentes que los de sus mirillas telescópicas y les importa un bledo que, en otro mundo, existiera Baruch rumiando galimatías filosóficas. Ellos están hartos y se llevaron a otros hartos tras ellos. El ejército los sigue a través de las montañas de San Luis Comayagua y de Esquías. Los Spinoza meditan en sus cuevas. Saben dónde quedaban las playas del cretácico Mar de Esquías y se dan un baño de 26 millones de soles acumulados. Hacen castillos de arena con la punta de sus fusiles y se entrenan contra el hastío de saberse perseguidos por todo un ejército de pijiabolos.
En el Estado Mayor Conjunto (vacío), los tratan como forajidos, pero se dan cuenta, perfectamente, que si no ha ocurrido una revolución ideológicamente articulada es porque la revolución natural de los excluidos y ninguneados, ya viene ocurriendo día a día, de la manera más anárquica -y más preocupante aún-, de la manera más natural y atroz.
F.E.
miércoles, 19 de marzo de 2014
Tocó pegó
Me piden una reseña curricular y no se me ocurre más que esto:
Fabricio Estrada
1974
Soy Escritor, la poesía me enseñó la síntesis y en las agencias me dijeron que la poesía también cabía en ellas, así que me subí al tren. Inicié como asistente de producción, guionista y luego -desde aquel 1996- comencé en el intento de sacarle chispazos memorables a la oscuridad de ciertos copys alrededor de todo tipo de marcas y -¡milagrosa publicidad!- de todo tipo de políticos. He realizado story lines para Radio y TV como un poseso y, de paso, los he producido; he recorrido todos los reinos de la conceptualización creativa dentro de Satchi & Satchi, Young & Rubican, In house Alcaldía de Tegucigalpa, Leo Burnett, BBDO, TBWA y ahora en Grupo Tribu. Al séptimo día -como después de una 3-60 intenso- miro haca atrás, repaso los copys, y no me satisfago. ¡A crear entonces! -me digo- "ah, vaya pues, mandamos tres propuestas entonces"- me responden.
lunes, 17 de marzo de 2014
Celofán Street
Frente al banco la colmena (lo nombro como lo veo, muy
cercano a lo que debió ser el principio del lenguaje en el símil), está el
viejo busto del pompeyano (por igual, lo nombro por lo que me dice su forma).
El busto es macabro, dejémonos de vueltas: empotrado sobre su pedestal tiene
los brazos en actitud de contracción muscular, levemente alzados, como si
estuviera carbonizado por algún tipo de piroplasma de hastío.
Lo dejo atrás y comienzan las torres, resplandecientes,
recién estrenadas. Los empleados subimos a ellas y veo en los rostros de
Tegucigalpa, la costumbre ya asumida de trabajar a más de 15 pisos sobre el
suelo. El ascensor y el ascenso, los ventanales y el paisaje panorámico, el
ascensor y el ascenso, la plaza abierta para recibir al “nuevo empleado”, el
ascensor con su gente pegada a sus celulares, el nuevo antifaz, el que oculta
la mirada y evita el cruce incómodo en la estrechez.
Atrás quedó el parque central y sus pelotones de policías
municipales, el hartazgo de los titulares en todos lo diarios con sus
desplegados pegados en las esquinas, goteando sangre. Venecia quiere la
independencia, Crimea quiere la anexión, Cataluña quiere la independencia,
Honduras quiere la dependencia… tin Marín de dos pinwe… todo mundo se apresura
para llegar temprano a lo que no produce nada más que una sensación de picazón
en las manos, como cuando alguien dice “hey, ¡te pica la palma de la mano!
¡Tendrás dinero hoy!”, y habrá dinero, tal vez, pero solo en la película Wall
Street Wolf, y habrá discurso de motivación, pero sólo en Wall Street Wolf… no
se necesita mayor discurso, el verano está que calcina hasta los bustos de los
más emblemáticos desconocidos.
Desde este piso 15 se ven los muñequitos de la maqueta, muy
bien alineados: el carrito de cartón, la personita de cartón, la fuente de
papel celofán. Torre 1 y Torre 2. Ningún avión a la vista. Ninguna toba incendiaria. Sólo el piroplasma
del tiempo muerto.
viernes, 14 de marzo de 2014
Ciencia de la vigilancia no ficción
La industria de la seguridad privada representa un suculento y creciente negocio en todo el mundo.
http://periodismoalternativoblog.wordpress.com/2013/12/16/un-paso-mas-hacia-la-opresion-absoluta/
http://periodismoalternativoblog.wordpress.com/2013/12/16/un-paso-mas-hacia-la-opresion-absoluta/
jueves, 13 de marzo de 2014
miércoles, 12 de marzo de 2014
Personajes de Acción de Darvin Rodríguez: El ascenso del nuevo orden simbólico - Fabricio Estrada
“A nadie le interesaba hasta que me puse la máscara”
(Bane en Batman – Dark Knigth Rises)
La
historieta no tiene fin. La historia sí.
La
historieta se agranda hasta romper su espacio, tensiona a los personajes y los
hace entrar en acción dentro de una épica anónima que transita, día a día,
entre nosotros. Aquí no hay heroísmo en defensa de la sociedad, no están los
bomberos que sirvieron de portada a la Time Magazine, ni los soldados de
Policarpo Paz desfilando en el estadio nacional en aquella lejana derrota de
1969. En la historieta que somos, Darvin Rodríguez habla con los únicos códigos
con que la hondureñidad es capaz de establecer diálogo: el fragmento o, lo que
sería igual, desde los restos de otras torres, de otras guerras que se vinieron
abajo en silencio, bajo el sol abrasivo, bajo la carga doméstica, bajo el papel
del artista.
Lichtenstein,
el maistro albañil llegado de los cerros que circundan los Altos del Mogote, de
la Divino Paraíso, de la Villafranca, Juan Alberto Lichtenstein, entonces, hace la mezcla de todas las rabias y levanta
la semiótica que todo muro pone entre nosotros desde que Roberto Sosa y Pink
Floyd lo cantaran. No se trata de elegir qué casa o edificio construirán los
equilibristas de los andamios, se trata de moverse rápido, sin vértigos de
ninguna clase y sin la clase visionada por la dialéctica. Se trata de repellar
sobre la formica del mundo segmentado y llevar la apretada hebilla de la faja
hasta el último agujero del hambre.
Cuando
Darvin Rodríguez me habló del espejismo, pensé inmediatamente en el folclor
impuesto como identidad. “Lo bucólico es lo urbano” –me dijo, y así habrá que
transarlo, trazarlo o tacharlo –le respondí- recordar con otra memoria, revelar
que desde los campos bananeros un Prometeo Alvarado cualquiera, robó la luz en
racimos para iluminar con dolor esta república bananera enclavada en los
confines del olvido.
Aquí no
hay más heroísmo que el de la supervivencia y sin embargo, nadie se fatiga,
nadie se humilla. Los personajes, luego de la primera impresión, se revelan
colosos en el acto de poner en pie la realidad, con toda la fibra de sus
cuerpos en tensión extrema, como las vigas de acero de una construcción
sometida a la intemperie. La construcción es la mole del capital y el capital
retuerce el cuerpo físico, pone a prueba la “resistencia de los materiales”
bajo todo tipo de clima, sin retóricas ni mediatización alguna: está la gran
moneda del sol, supurante y habrá que
resistirlo; están las piedras que mellan los machetes y habrá que resistirlas. ¿Hay
otra forma de entenderlo? ¿Necesitamos de un grupo focal para consumir el nuevo
realismo o quizá un guión que se debe ilustrar para conjuntar los cuadros de la
mirada que lo edita todo, que lo reduce todo, que lo aísla todo?
Todo
héroe está solo y se sacrifica por la soledad definitiva. Toda heroína vence la
humillación, se echa a cuestas el mundo, anima el ánime de la
transculturización impuesta, se pone el antifaz del anonimato –marcada sombra
de los ojos- y sale a vencer en lo que nunca será victoria, ni portada, ni
secuela. Vencerá –como pudo decirlo Unamuno- pero nadie lo publicará.
Fabricio Estrada
Marzo, 2014
Etiquetas:
Afiches,
Arte contemporáneo,
Artistas en Resistencia
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