Regreso por el mismo agujero en el cielo por donde pude ver rastros de vida. El otro lado es dormir en el asiento de los que siempre se marchan y nunca llegan de pie. Se llega en posición de astronauta al que una mano invisible ha cortado su cordón de oxígeno... el bus es un pullman Mercedes Benz 1978, ruge como un anciano desdentado y se va aproximando al sur. Todos vemos el paisaje que destella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario