La influencia de los astros, de un astro que se aproxima inexorable en su colisión con la tierra, sobretodo, en su colisión con la bella y bipolar Kirsten Dunst en su papel de Justine.
Una boda absurda marcada por Justine, que es en realidad un planeta muerto cuya gravitación anula a todo aquel o aquella que esté cerca de ella. Tanto es el peso de su autodestrucción y tanta es la coincidencia con el evento catastrófico que se avecina para La Tierra. Un guión sencillo y con la suficiente tensión para que Lars Von Trier haga con él una obra maestra de la ciencia ficción, con elementos de Una odisea espacial y de Solaris, la película va adquiriendo su propia personalidad y dándonos un espectáculo preciso tanto en fotografía como en la banda sonora.
Me ha gustado mucho la forma en que Von Trier maneja el signo (un minimalismo a ultranza si recordamos lo que hizo en Dogville), desde el mismo arranque, con la limousine enorme tratando de avanzar en un camino imposible por ser un camino de herradura, y luego la acidez de una familia inexistente y por lo tanto, de un glamour familiar que quiere gozarse frivolamente en la boda de un alma muerta, ya destinada a la anulación, como el mismo planeta.
Cuando busco cine denso este es el cine necesario para devolverme la concentración y la fe en la creación cinematográfica. Y además, toda la carga poética de bautizar a ese planeta destructor con el nombre de Melancolía... vaya fineza.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo. La vi ayer y me encantó. Una gran película. De vez en cuando es bueno saber que todavía existen personas que se arriesgan haciendo cosas diferentes y que logran hacer cosas tan bonitas como esta.
Saludos
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